De Guillermo Rodríguez Bernal

sábado, 23 de diciembre de 2017

San Vicente de la Barquera.

Caborredondo
Detalle de la Ermita de San Bartolomé en Caborredondo
Singular el desayuno del que disfrutamos en Caborredondo. No por supuesto por el que nos servía nuestro hospitalero del albergue Izarra, muy sustancioso, sino por la particularidad de los que nos acompañaban a la mesa. La peregrina que el día anterior nos encontramos dando un paseo por Santillana decía que volvía para ver las cuevas, un peregrino enfadado con el mundo por lo tarde que pasaba el autobús por Caborredondo y el siempre sonriente peregrino sudamericano y su eterna tendinitis que le permitía avanzar a la vez que nosotros. Si no la hubiera sufrido ya estaría a las puertas de Santiago. No dejo atrás a aquellas peregrinas que salían de la ducha cuando nos íbamos. Nunca vi a peregrinos que se ducharan antes de salir a caminar, a no ser que no fuera ese el propósito, claro. No volvimos a ver a ninguno, nada más abrazamos y dimos las gracias a nuestro hospitalero y pegamos el portazo a la puerta del albergue.

martes, 19 de diciembre de 2017

Caborredondo.

Boo de Piélagos
Albergue de Piedad en Boo de Piélagos
Con la luz de los móviles terminamos de aderezarnos para tratar de no despertar al joven Benjamín que todavía dormía. Saliendo a la terraza volvíamos a entrar por la otra puerta buscando la cocina del albergue de Piedad. Mil gracias a su madre que nos preparó un bizcocho casero, que junto con el resto de cosas que nos dejaron preparadas tuvimos un desayuno de diez. Y como el que va a trabajar, nos acercamos a los andenes de la estación de tren para cruzar con transporte el paso del río Pas, padre de unos de los valles más bonitos de toda la península. Dejábamos atrás Boo de Piélagos y en cuestión de minutos nos ahorramos cerca de ocho kilómetros de rodeo para acabar en la estación de Mogro.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Boo de Pielagos

Ernesto Bustio
Mi despedida de Ernesto Bustio en Güemes
“Claro, vamos a hacernos juntos esa foto. Me he llevado toda la vida fotografiando a gentes de todo el mundo, como no voy a hacerlo con otros que me lo piden”, me decía Ernesto después del desayuno y antes de partir. “Y cuidadme de la Giralda, sevillanos, no se os olvide”, nos apuntillaba después de ajustarnos las mochilas y echar a andar. Decíamos adiós a la cabaña del Abuelo Peuto e inscribíamos un capítulo más en nuestra experiencia en el peregrinar. La última que vez que vimos al padre Bustio fue cuando nos adelantaba con su coche antes de llegar al cruce de la nacional. Iba pitando y saludando con la mano por la ventanilla a los pocos que caminábamos dejando atrás  Güemes.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Güemes.

Arrancando el caminar
Es sábado, se nota la tranquilidad en las calles de Santoña. Todavía de madrugada, lo único que rompe el silencio de las calles son los rodillos de un vehículo de limpieza y el golpeteo de nuestros bastones en el suelo. No desayunamos mal en el albergue, a pesar de las deficiencias con las que nos encontramos el día anterior. Estaban de obras y no tuvimos luz en todo el tiempo que estuvimos allí. Así que con los ánimos que dan el estómago lleno y las ganas de camino, empezamos a dejar atrás las luces de la villa. Tan sólo un peregrino nos sigue en la distancia. Esta vez seguimos escrupulosamente las flechas y nuestro perseguidor decide tirar la carretera. En nada la primera torreta de la penitenciaría del Dueso y ese largo caminar junto a su muro, con el olor de las marismas a un lado y los funcionarios entrando uno a uno en el penal para el cambio de turno por el otro.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Santoña.

Dejando Islares
Desembocadura del Agüera en la playa de Oriñón, junto a Islares
¿Carretera o camino? Esa era la cuestión planteada y por la que preguntábamos aquella mañana mientras desayunábamos en la cafetería del hotel Arenillas en Islares. La luz nos la dio el camarero que nos terminó de atender. “Tirad por la carretera. Os ahorraréis cerca de ocho kilómetros y evitáis la subida a Lugarejos. Tampoco hay mucho que no hayáis visto hasta ahora y por otro lado tenéis en algunos tramos la vista de la costa”. Pues decidido, tiraríamos por la carretera y cambiaríamos Laredo por Santoña como final de etapa, así ya tendríamos cruzada la bahía y no esperaríamos a que empiece el servicio de barca por la mañana. Y con esas arrancamos aquella oscura mañana del pasado mes de octubre. El arcén de la nacional 634 bajo nuestros pies, linternas en mano para ser vistos y la compañía de un viaducto a nuestra izquierda y la playa de Oriñón a nuestra derecha.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Islares.

Castro Urdiales
Saliendo de Castro Urdiales
Qué pocas cosas hay en la vida que puedan matar el ánimo de algo preparado con tanta ilusión y tiempo. Allí estábamos José Manuel y yo sentados en la puerta del albergue de Castro Urdiales. Allí después casi 800 kilómetros en coche, varias horas de autobús y una minicaminata, atravesando este pueblo donde arribamos el año pasado por esas mismas fechas. Allí, sentados en un poyete dándole vueltas al coco para ver como dormiríamos aquel día que empezaba a tocar a su fin. El albergue junto al coso castreño estaba lleno. Unas tiendas de campaña a su alrededor invitaban al descanso y que rechazamos de pleno. Treinta años antes ni nos lo hubiéramos planteado, pero ahora la humedad, el suelo y el pensar que no dormiríamos hicieron que empezáramos a caminar antes de lo previsto.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Tenerife. Faro Punta de Rasca, el bosque encantando, la montaña amarilla y Masca.

Costa del Silencio
A pesar de ser la primera noche en Tenerife, dormí muy relajado por lo ajetreado del día anterior, el de mi llegada a la isla. Quito la alarma del móvil antes de que suene y me visto. Todo lo dejé preparado la noche antes para arrancar mi primer día de vacaciones con una caminata. Desayuno bajo palmeras y con el piar de los periquitos que la habitan, saco el agua fresca del frigorífico, cojo la mochila, el sombrero y coloco el programa GPS en mi móvil. Ya el día antes, mi anfitrión y buen amigo Claudio me marcó la salida, al explicarle por donde tiraría esa mañana que ahora despertaba. Sería la primera de cuatro caminatas por la isla que escogimos para vacacionar en este verano de 2017.

lunes, 29 de mayo de 2017

Mar

Elogio del Horizonte
Elogio del Horizonte de Eduardo Chichida. Cuando no se encuentra
salida alguna, siempre hay algo más allá de la línea del horizónte.
Sentada a los pies de la cama, con el pelo muy arreglado y con una bata puesta, Mar aguardaba a su querida amiga Noelia para que le ayudara a vestirse. Sola, dejaba caer lágrimas sobre una foto que tenía entre sus manos de una niña con aspecto enfermizo, de delgadez extrema. En esos momentos de soledad su mente viajaba en el tiempo, hacia aquella época en la que Noe y ella eran felices con cualquier cosa. Días, en los que el más pequeño regalo era una fiesta, en los que todos los días había algo por descubrir y vivían las dos ajenas al mundo que les rodeaba.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Sí, yo conocí a Bolitx, o al menos me pareció recordarlo.

Uclés
Monasterio de Uclés
Poco a poco se iba quedando atrás Uclés a cada paso de dábamos. Esta vez la peregrinación quedó a un lado. Acudíamos a la cita de Manuel Rossi para homenajear a un peregrino, inaugurando un monolito en su memoria. Bolitx, el Gran Caminante, formaría parte desde aquel día del Camino Santiaguista de Uclés. Temperatura primaveral, casi veraniega, y las nubes de días anteriores parecían saber que tenían que dar paso a un cielo resplandeciente, por el acontecimiento que viviríamos aquella mañana. Hasta los olores a espliego, tomillo y romero acompañaban para que ninguno de nuestros sentidos estuviera ajeno al acontecimiento. Allí arriba, en aquel lugar desde donde por primera vez el peregrino uclesiano avista el monasterio, se vivió uno de los momentos más emotivos de aquella reunión de amigos del caminar aquel domingo del mes de mayo.

domingo, 23 de abril de 2017

Liverpool. Albert Dock, The Beatles Story, el Jacaranda y Mattew Street (2ª Parte).

The Pilgrim
Reponiendo fuerzas en The Pilgrim
Doblamos la esquina y allí estaba “The Pilgrim”, una especie de pub solitario y donde decidimos entrar a comer. Se hacía por un lateral, pasando una especie de arco como si fuera de una cochera. Dentro, letreros en español delataron al que nos servía detrás de la barra, que hablaba nuestro idioma perfectamente. Hamburguesas y cervezas en una mesa para cuatro acompañados de murales de los Beatles pintados en la pared. Recuerdo que estuvimos un buen tiempo disfrutando del sitio.

Liverpool. Albert Dock, The Beatles Story, el Jacaranda y Mattew Street (1ª Parte).

Submarino amarillo
El Submarino Amarillo cerca de los muelles de Liverpool
Un nuevo día amanecía en Liverpool. Aquel lunes 13 de octubre de 2003 sería el último que disfrutaríamos de la ciudad antes de volvernos a Sevilla. Lo dedicaríamos a aquella parte más cercana del centro, evitando cualquier tipo de transporte. Parecía que hasta ahora todo nos salió como se tenía pensado y un poquito más, así que salimos con la incertidumbre si esa racha de aciertos con las visitas continuaría, y así fue. Nuestra rutina nos hizo bajar de nuevo a por esas magdalenas y las garrafitas de leche con la que rápidamente nos avituallábamos. Camino de Albert Dock reencontrarnos con aquel cascarón subacuático pintado de amarillo, simulando al submarino de aquella película de dibujos animados de los Beatles.

martes, 18 de abril de 2017

Liverpool.- Barrio de Woolton, Allerton, Penny Lane, el Club Casbah y algunas cervezas (2ª parte).

The Wine Bar
Empezando a comer en Penny Lane
En Penny Lane llegó la hora de la comida. Creo que “The Wine Bar” era el único sitio que estaba abierto, pero fue estupendo. Buen precio, mucha variedad de cosas para comer y un ambiente Beatles único hasta entonces. Disfrutamos mucho de aquel lugar. Fotos por todos lados, un cuadro con el registro de los nacimientos de los four fab y un bombo en alto con las letras “The Beatles”, que a saber si realmente fueron de ellos o no. Pegados al ventanal que daba a la calle, nos despachamos a gusto probando de todo lo que por allí había y hablando de lo bien que estaba saliendo todo en esa mañana. Llega un momento, no recuerdo si Daniel o Paco, que ven pasar un autobús. Era el de los turistas que hacía un recorrido a precio de oro por los lugares Beatles y sin enseñar ni una tercera parte de lo que estábamos viviendo nosotros. Tenía por nombre el del autobús de la película “Magical Mystery Tour”. Corriendo para buscar la cámara para hacerle alguna foto antes que se fuera, mientras los del bus nos retrataban a nosotros. Se veían desde aquel bar las carcajadas de lo que allí iban, viendo a cuatro tíos buscando cámaras estrepitosamente, cuando los que estábamos en el lugar mítico éramos nosotros.

lunes, 17 de abril de 2017

Liverpool.- Barrio de Woolton, Allerton, Penny Lane, el Club Casbah y algunas cervezas (1ª parte).

Royal Liver Building
Esperando a José Manuel y Paco con el Royal Liver Building detrás
Muy de mañana nos levantamos los cuatro. La noche antes ya preparamos el ambicioso itinerario a seguir para este día 11 de octubre de 2003. Decidimos irnos a la parte que más lejana nos caía, con el fin de dejar para días posteriores lo más cercano. Una pequeña maletita colgada sobre mi hombro con los mapas, una botella de agua, el trípode y la cámara de fotos, un paraguas para los cuatro (menos mal que no nos llovió) y los ojos y el corazón abiertos de par en par, eran todo lo necesario para arrancar la jornada.

viernes, 14 de abril de 2017

Liverpool.- El inicio de una aventura antes soñada.

Manchester
Esperando el tren a Liverpool en la estación del aeropuerto de Manchester
Allí estábamos aquel viernes 10 de octubre de 2003. Daniel, Paco, José Manuel y yo dejábamos atrás los andenes de Lime Street, atravesábamos la puerta que daba a la calle y nos quedábamos inmóviles contemplando aquella parte de la ciudad desde las escalinatas de la estación. Callados, uno al lado del otro, se nos abría la ciudad de Liverpool y una imagen gigantesca del Paul de finales de los sesenta, sobre la fachada de unos edificios, nos daba la bienvenida y nos invitaba a descubrirla.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Girona. La Costa Brava, 1ª parte.

Mar i murtra
El sol estaba radiante, el cielo totalmente azulado, el mar en calma y aquellos paseos de Cortils i Vieta y de Pau Casals colmados de gentes y furgonetas de reparto. Estoy en Blanes y así iniciaba aquella ruta de sur a norte por la Costa Brava. Quería conocer la verdad de esa fama que atesoraba esta parte de Girona que da al Mediterráneo. Mar, acantilados, calas y pueblos de ensueño, que arrancaban con la visita de un jardín botánico. Un empresario y naturalista alemán afincado en Barcelona, decide dejarlo todo para comprar unos terrenos en la comarca de La Selva y construir allí su paraíso particular. Mar i murtra es un paseo sereno, entre multitud de especies vegetales allí dispuestas por amor a la naturaleza. Este balcón al mar desde la montaña, está considerado el mejor jardín botánico mediterráneo de Europa y al interés cultural, educativo y de investigación, se le une las maravillosas vistas de sus acantilados. La mañana no podía arrancar mejor.

jueves, 16 de febrero de 2017

La ciudad de Girona.

Girona
El río Onyar desde el Pont de Pedra
Fue el garbancero de Galdós el que me hizo descubrir Girona. Aquella edición de su episodio nacional, me mostraba imágenes de viviendas sobre un río, narraba el sufrimiento de una ciudad sitiada por los franceses y me contaba algo sobre la historia de unas moscas. El Pont de Pedra me abría las puertas al casco antiguo de aquella ciudad, me ayudó a salvar el Onyar y a volver a encontrarme con esa preciosa estampa de casas a pie de río, que antes sólo vi en las fotografías de aquel libro. Era temprano y tenía todo el día para disfrutar de ella.

lunes, 6 de febrero de 2017

Girona.- La comarca de la Garrotxa.

Santa Pau
Santa Pau
Para mí, una de las comarcas más fascinantes que existen en la península, es la Garrotxa catalana. Aquel verano de 2015 en Girona, fue el que nos tocó para descubrirla. Con los apuntes traídos de casa, lo que me pudieron ayudar en las oficinas de turismo que visitamos y la ilusión y las ganas que llevaba, hicieron fácil el recorrido que monté para no dejar atrás nada y de lo que quedé fascinado. Pueblos y naturaleza en el corazón gironés con un denominador común: los más de veinte volcanes que modelaron esta tierra y que le da ese punto especial y único en muchos sentidos.

jueves, 2 de febrero de 2017

El Camino de Hijo y Padre.

Cuando el hijo fue a despertar a su padre, aquella farola que daba claridad a la habitación le hacía ver que ya estaba con los ojos abiertos. Inmóvil, como esperando el momento, Padre esperaba cada mañana el momento en que Hijo se acercara, le tocara la cara y la colmara de besos para despertarlo. Era muy temprano, todos dormían en el albergue de A Gudiña, pero Hijo sabía que tenían que madrugar por lo despacio que caminaba junto a Padre. Ya en el comedor, Padre esperaba paciente a que Hijo preparara ese primer desayuno, que daría las fuerzas para arrancar la jornada. Al terminar, darle esos 10 miligramos de memantina que ayudaba a Padre a mantener lo máximo posible en su entendimiento, en recordar quien era y quienes le querían. Con un cielo estrellado y sin que se notase sus ausencias, partieron Hijo y Padre en un nuevo caminar a Santiago, ya por tierras gallegas.

domingo, 22 de enero de 2017

Córdoba.

Saliendo de Santa Cruz
Saliendo de Santa Cruz, camino de la Ruta del Califato
Pues allí me encontraba en ese último caminar, en la barra del bar Casa José echando sobre mis tostadas ese aceite con el que disfruté estos días atrás. Sobre una de las estanterías que tenía justo enfrente, las mismas botellas a la venta y mis dudas sobre llevarme alguna para casa. Esa obsesión que tenemos muchos sobre el peso a llevar en la mochila, hizo que terminase mi colacao, me ajustara la mochila y saliera por la puerta dejándolas allí. Todavía de noche, comencé mi caminar en solitario. Mis compañeros de camino saldrían un poco más tarde, había lesiones, convenía llegar pronto a Córdoba y hacerlo lo mejor posible. Ellos esperaron a alguien que los llevara al cruce con el camino de Granada, así evitarían esos primeros casi seis kilómetros de monótona carretera en pendiente.

miércoles, 18 de enero de 2017

Santa Cruz.

Castro del Río
Primeras señales saliendo de Castro del Río
Dos mantas puestas dobles sobre el saco de dormir en el que pasé la noche en Castro del Río, evitaron que pasara frío aquella madrugada del cuatro de enero de este año, a pesar de la baja temperatura que tenía el albergue. Costó trabajo echar para abajo la cremallera y vestirse, la habitación estaba helada. Pegamos el portazo, cerrando bien el albergue y me acerqué a dejar las llaves en la policía local, donde me esperaba el mismo funcionario municipal que me las dio el día antes. Deseos de buen camino por su parte y me uní a Antonio, Pedro y Juan en el bar que había justo al lado del Circulo el Liceo. La iglesia Madre de Dios fue testigo de mi partida por aquellas calles y sin amanecer, antes que salieran el resto de peregrinos.

lunes, 16 de enero de 2017

Castro del Río.

Olivares
Amaneciendo entre olivos
Madrugamos aquella mañana del tres de enero de este año en aquella pensión de Doña Mencía. Pedro, Antonio, Juan y yo desayunamos juntos en el bar recién abierto de Casa Morejón, donde dejamos saldadas las cuentas de nuestras estancia en aquella primera etapa de nuestro caminar por el Mozárabe desde Málaga. Mientras mis amigos subían a la habitación para terminar de recoger las cosas, aprovecho para salir en mi caminar de hoy, echando cuenta de las indicaciones de Pedro, que ya se había preocupado de saber cuál era la mejor salida para retomar el camino. Abrigado todo lo posible para mantener el calor y evitar el frío, pegué el portazo a Doña Mencía subiendo por la calle Jaén. Fuerte pendiente que había que tomar con la calma necesaria para ser lo más constante posible. En la cima, ya a las afueras, notar lo bien que viene para el frío una buena pendiente a primera hora de la mañana.

miércoles, 11 de enero de 2017

Doña Mencía.

Lucena
Mis primeras flechas. Accediendo a la Vía Verde del Aceite.
Estaríamos a unos tres grados de temperatura sobre las ocho de la mañana, cuando empecé a caminar junto al parque de Lucena. Antonio, Juan y Pedro llegarían más tarde, con lo que puse rumbo a la búsqueda de aquellas primeras flechas amarillas por las calles lucentinas, tirando de lo que dejé guardado en la memoria del camino a seguir cuando estuve en casa. Podrá ser de las primeras veces en las que he dibujado una sonrisa en mi cara al ver los cipreses de un cementerio. Eran la señal que necesitaba para saber que en cuestión de segundos daría con la Vía Verde del Aceite que me llevaría hasta el final de la etapa de hoy.