De Guillermo Rodríguez Bernal

viernes, 1 de junio de 2018

La ciudad de Tarragona.

Arco de Bará
Arco de Bará
Conduciendo pegado a la costa catalana, nos topamos con un arco romano. Es un arco de triunfo el de Bará y fue el preludio a una mañana intensa de visitas, por una de las ciudades españolas donde más se acentúa la presencia del imperio romano en la península. Desde ese momento quise transitar por la vía Augusta antes que por la N-340. Y es que a falta de seis kilómetros para llegar a Tarragona, no sé cuantos pasos romanos serían, volvemos a tener muestras de Roma en un antiguo monumento funerario. A pie de carretera se yerguen lo que queda de la torre de los Escipiones, de los pocos que hay en buen estado dedicado al culto de los que partieron. Y estábamos únicamente arrancando.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Ribadesella.

Nuestro último amanecer
Dormimos relajados aquella madrugada del día de vuelta. No sé si por lo agotado de los 36 kilómetros del día anterior, por los buenos gin-tonics que nos prepararon en el bar Piñeres, por aquellos colchones dejados caer sobre la madera de aquel “soberao” o por ser los únicos que dormíamos en aquella pseudo-cabaña del albergue de La Llosa de Cosme. A decir verdad, siempre se siente bastante relajo sabiendo que cumplimos con las jornadas previstas sin problemas. Después de bastantes años caminando, creo que es el primero en el que no tuvimos lesiones, ampollas, perdidas de algo o ese largo etcétera de situaciones que siempre se dan y que esta vez parecían pasar de largo.

lunes, 29 de enero de 2018

Piñeres de Pría.

Amaneciendo
Amaneciendo camino de la Playa de Vidiago
Sin lugar a dudas, esta etapa que separaba a Pendueles de Piñeres de Pría fue la reina de las que hicimos este mes de octubre pasado. Tanto por su longitud como por la belleza de aquellos parajes naturales por donde caminamos. Y así, muy de mañana arrancamos en la oscuridad de la noche con el fin de llegar a nuestra meta a buena hora. Todo bien señalizado y por camino de tierra nos fuimos acercando a la escarpada costa. El río Novales hace su acto de aparición para que entre árboles lleguemos hasta la playa de Vidiago, pequeña cala a la que se llega caminando o en coche por una estrecha carretera y que tiene que ser una delicia en los meses de verano. Volvemos a coger altura para que el Camino nos acerque de nuevo a la costa y nos enseñe lo que el mar hizo en aquellas rocas: Los Bufones de Arenillas. Herramientas del mar para subir a la superficie y estar más cerca del Camino y de los peregrinos.

miércoles, 24 de enero de 2018

Pendueles.

San Vicente de la Barquera
Saliendo de San Vicente de la Barquera
Se hacía extraño caminar por aquel pasaje de arcos de la calle principal de San Vicente de la Barquera. Aquellos bulliciosos restaurantes de la tarde anterior estaban cerrados, las mesas y sillas recogidas a un lado y la única luz que nos alumbraba era la del mismo pasaje que nos acompañaba en el caminar. Antes de salir del pueblo, cuando parecía que el olor a mar era más intenso y nuestros estómagos miraban hacia arriba esperando que se les echara algo, un pequeño bar iluminado y el olor a café se hacía sentir. Ese pequeño establecimiento fue nuestro arrancar aquel 18 de octubre del año pasado y no pudo ser mejor lugar. Dentro, conversaciones de barrio, de gentes que se conocían de siempre, donde nosotros éramos los únicos extraños y sin embargo nos sentíamos en familia casi participando de sus conversaciones. Hubiéramos retrasado nuestra salida por estar allí un par de horas más, estábamos como en casa por lo natural del ambiente y de los personajes con los que estábamos, pero pagamos y empezamos nuestra jornada de aquel día.