De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 24 de enero de 2018

Pendueles.

San Vicente de la Barquera
Saliendo de San Vicente de la Barquera
Se hacía extraño caminar por aquel pasaje de arcos de la calle principal de San Vicente de la Barquera. Aquellos bulliciosos restaurantes de la tarde anterior estaban cerrados, las mesas y sillas recogidas a un lado y la única luz que nos alumbraba era la del mismo pasaje que nos acompañaba en el caminar. Antes de salir del pueblo, cuando parecía que el olor a mar era más intenso y nuestros estómagos miraban hacia arriba esperando que se les echara algo, un pequeño bar iluminado y el olor a café se hacía sentir. Ese pequeño establecimiento fue nuestro arrancar aquel 18 de octubre del año pasado y no pudo ser mejor lugar. Dentro, conversaciones de barrio, de gentes que se conocían de siempre, donde nosotros éramos los únicos extraños y sin embargo nos sentíamos en familia casi participando de sus conversaciones. Hubiéramos retrasado nuestra salida por estar allí un par de horas más, estábamos como en casa por lo natural del ambiente y de los personajes con los que estábamos, pero pagamos y empezamos nuestra jornada de aquel día.
San Vicente de la Barquera
Arrancando la mañana y mojones indicativos del Lebaniego y el del Norte
Abandonado ya San Vicente, tres peregrinas delante nuestra de aspecto extranjero y mirando cada rincón de aquel cruce buscando señales que le confirmaran que iban bien. Se notaban que arrancaban aquella mañana como el primer día de sus caminares, por la velocidad con la que tomaron esa primera subida. Posiblemente se tratara de peregrinas en busca del Lebaniego, muy en boga este año por ser año jubilar. Ya días atrás estuvimos planteándonos hacerlo también, guiados por los consejos del buen amigo Fernando Iglesias, pero desistimos la  tarde anterior continuando nuestro caminar por el del Norte.
Serdio
Camino de Serdio
Pues sí, se notó que iban con mucho ímpetu cuando las vimos bebiendo agua y con un pequeño descanso pasado el repecho de La Acebocha. Había que correr menos pero quien va despacio el primer día de Camino. Con nuestro caminar tranquilo nos volvimos a adentrar por tierras cántabras con la CA-843 bajo nuestros pies y el runrún del rio Gandarilla a nuestro lado. Numerosas señales amarillas y rojas nos acompañaron en todo momento, indicando las distancias tanto para el Camino del Norte como para el Lebaniego, todavía nos lo hacía pensar. En nada nos encajamos en Serdio y de su albergue salía otra peregrina. Durante un tiempo estuvimos casi a la par, por aquel precioso paseo de bajada hasta el encuentro del río Nansa. Carretera estrecha para coches pero muy buena para peregrinos por lo arbolado del que se disfruta en cada paso que das.
Nansa
Cruzando el Nansa bajo la lluvia
Unquera
Cercanías de Unquera
Un merendero junto al camino fue el pretexto perfecto para un trago de agua fresca y algo de fruta, todo con el sonido de las aguas del Nansa. La peregrina nos adelanta deseando buen camino y empiezan a caer las primeras y únicas gotas de agua que tuvimos desde que salimos de Castro Urdiales, así que a por el capote y a seguir hacia adelante. A nuestro paso llegamos pronto a Pesués y seguidamente a Unquera. Por la acera izquierda de su calle principal atravesamos esta populosa localidad y decíamos adiós a Cantabria. Testigo de todo aquello, el puente sobre el Deva que nos ayudaba a cruzarlo y empezar nuestro camino por tierras ya asturianas.
Colombres
Subiendo a Colombres
Pues empezamos con una buena subida muy bien pavimentada hasta Colombres. Antes de llegar, junto a una capilla de ánimas, una marca nos indica que ya estamos a 475 kilómetros de Santiago. En Colombres parece dar un poco de tregua la lluvia, pero vuelve a aparecer. Alguna que otra conversación mientras caminábamos con personas del pueblo de la necesidad del agua en aquellas tierras por la falta de lluvia de este año.
Salir de Colombres y un anodino caminar entre la nacional y la autovía durante varios kilómetros. Quizás lo más feo de la etapa de hoy, pero se agradecía que de cuando en cuando apareciera la tierra y no tanto asfalto como tuvimos por tierras cántabras. Por último caminar por el concurrido arcén de la N-634 pasando por Buelna y desviarnos para llegar a Pendueles casi a 30 kms de nuestro arrancar de este día. Buen menú en el mesón Rubinú y mejor descanso en el Castiellu, bar con habitaciones con baño por un precio muy económico. Dormimos como marqueses.
Pendueles
Pendueles

2 comentarios:

  1. Efectivamente os recomendé varias veces que llegado el momento (aparcaseís el C. del Norte) y optaseís por seguir por el Lebaniego que para eso es (sigue siendolo aún) Año Jubilar, es un Camino corto y (como algo pudisteis comprobar) muy bonito, la senda fluvial del Nansa, el desfiladero de la Hermida, el mirador de Sta. Catalina, Potes, Liébana, son solo algunos ejemplos; pero bueno es vuestro Camino y era vuestra opción
    Gracias por compartirlo
    Buen Camino

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  2. No te voy a decir nada que no te haya dicho por otros foros. Sólo agradecerte el estar siempre ahí y ser tan buen amigo. Un abrazo Fernando.

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