De Guillermo Rodríguez Bernal

domingo, 7 de diciembre de 2014

Teruel. Valderrobres, Alcañiz, Calanda, Castellote y un paseo pasado por agua.

El Parrizal
Pasarelas sobre el Matarraña (10/2014)
Limpias y ruidosas bajaban las aguas del Matarraña. El turolense pueblo de Beceite nos llevaba de la mano hasta la antigua mina de carbón del Parrizal, donde águilas y buitres desde el cielo, cabras montesas desde las peñas y los numerosos peces de las turquesas aguas de este río recién nacido, eran testigos del descubrimiento de aquella ruta para caminar por el Parque Natural Tortosa-Beceite. Buen lugar eligieron aquellos que vivieron siglos atrás por estas tierras y que reflejaban sus inquietudes en las pinturas rupestres de la Fenellasa. Bastante antes, la fuerza del río empezó a esculpir la roca para que a día de hoy disfrutemos de un paseo donde el verde del árbol, la piedra, el agua y unas pasarelas de madera te hagan disfrutar de un precioso día en plena naturaleza, a pesar que poder salir mojado de esta aventura.

viernes, 18 de julio de 2014

La ciudad de Bilbao.

Monte Artxanda
"El Botxo" desde el Monte Artxanda
Han sido muchas las ciudades y pueblos que se han hecho grandes gracias a sus ríos. En este caso, la ría del Nervión dio a Bilbao vida, riqueza y hacer de ella una ciudad moderna e ideal para vivir en la actualidad. Desde arriba, desde muy arriba, subidos en el maravilloso mirador del monte Artxanda, se ve como envuelve primero a la ciudad y serpentea después no queriendo alejarse de ella.

martes, 8 de julio de 2014

Feliz cumpleaños hija.

Era un día como el de hoy. Un ocho de julio de hace catorce años. Puede parecer asombroso que después de tanto tiempo pudiera acordarme de aquel día como si fuera hoy, pero lo recuerdo. Leía por entonces la segunda parte de Fortunata y Jacinta, época por la que me dio por el autor canario.

domingo, 22 de junio de 2014

Lucena.

Cercanías de Encinas Reales
Cercanías de Encinas Reales
Era algo parecido a un almacén o tienda de pienso para animales, el único lugar que vimos abierto en la zona alta de Cuevas Bajas el día antes y donde compramos algo de leche, zumo y bollería para el desayuno que disfrutamos a primera hora de este nuevo día. Dejarlo todo recogido, cerrar la puerta, llave al buzón y comenzar la nueva jornada de hoy, muy de madrugada, en una noche cerrada y con poca luz. Tiramos de linternas para no despistarnos en esta salida entre parcelas con algún que otro cruce que despistaba. Fue cruzar el Genil cuando se dejaba oír a lo lejos una especie de música electrónica que rompía con lo apacible de la noche que se nos iba. Al poco tiempo de acompañar al principal afluente del Guadalquivir, en un recodo del río, se descubría una discoteca de verano rodeada de infinito número de coches a su alrededor. Al menos el pueblo estaba libre de ruidos.

sábado, 21 de junio de 2014

Cuevas Bajas.

Peña de los Enamorados
Peña de los Enamorados (El Indio)
Allí quedaron la lechuza y el halcón del párroco cetrero de la iglesia de Santiago. Allí dejamos la amable atención del camarero del bar donde unas tostadas con aceite dieron fuerzas para nuestro comienzo. Allí seguía la puerta de Granada en nuestro caminar por las calles antequeranas. Allí parecía yacer aquella figura de “indio” que formaba la peña de los enamorados. Atrás quedaban, a lo lejos, las piedras del Torcal, rodeándose de nubes en su cima mientras empezaba a despertar aquella mañana de sábado. Arranque de jornada caminera entre las huertas cercanas a Antequera, a las que ponía límite la autovía, que unía la ciudad de Málaga con el norte, y el Guadalhorce, río, dueño y señor de toda aquella vega antequerana. Después, caminar entre olivos y sin desniveles, teniendo a centenares de conejos como testigos de que por allí pasaban peregrinos caminando a Santiago y de gentes que aprovechaban la mañana para correr, dar un paseo caminando o montado en bici acompañado de algún que otro amigo. Como conversación, aquella que daba Correjaco de sus pasos anteriores, donde contaba que muchos de esos campos también se poblaban de almendros, dando un colorido especial según la época del año en que se caminara.

viernes, 20 de junio de 2014

Antequera.

Saliendo de Almogía
Saliendo de Almogía
El mal dormir y la dura etapa del día anterior hicieron plácido el sueño en la madrugada de éste que arrancaba. Hasta el punto de romper con el propósito de salir de madrugada para evitar los golpes fuertes de calor en esta jornada. Así que ya casi amanecido cerramos la puerta de “La noria”, nos adecuamos bien la mochila y comenzó nuestro caminar con la frente y la mirada puesta en el norte. Días antes, a través de mapas de la zona, ideé una ruta según las indicaciones que Pedro me daba de cuando hacía él este mismo camino años atrás. El Camino “oficial” hacía que nos desviáramos hacia Villanueva de la Concepción para en dos etapas llegar a Antequera desde Almogía. Correjaco me comentaba que buscara el itinerario hacia el norte, por una antigua realenga que te hacía llegar recto a la salida a Antequera por el Torcal, como así hice. Sobre plano era evidente que no tenía sentido desviarse, como no fuera por el placer de conocer otro pueblo más de aquella bella región del sur de Andalucía.

jueves, 19 de junio de 2014

Almogía

Málaga
Plaza de la Constitución en la ciudad de Málaga
Creo recordar que fue el cierre de alguna de esas persianas metálicas, de uno de los bares de copas que teníamos pegados al balcón del albergue, el que hizo que me despertara aquella calurosa mañana malagueña. Al viejo peregrino y mejor amigo Correjaco, en la penumbra de la habitación, me pareció verle arreglar algo sentado en su cama, procurando no hacer ruido para no despertarme. A pesar de tantas salidas como hemos tenido en estos Caminos que llegan a Santiago, se notaban los nervios de ese primer día de arranque en nuestro caminar. Pegar el portazo y empezar a vivir como peregrino desde la plaza de la Merced de la capital de la Costa del Sol. Ya el día antes, disfrutamos de la compañía de amigos y de pasear por esta maravillosa ciudad. Entre sus calles, por un lado gentes que rompían el silencio cuando se recogían de su fiesta particular, por otro aquellos que iniciaban sus jornadas cabizbajos para trabajar y nosotros con el viveza que da el comenzar algo preparado con tanta ilusión durante un tiempo.

lunes, 26 de mayo de 2014

Puente la Reina (Por el Aragonés).

Moreal
Señal indicativa en Monreal
En el comedor de Monreal preparamos la mochila aún de noche. Cabizbajos y a sabiendas de lo que deparaba la jornada en cuanto a despedidas. Nuestra última etapa de este camino 2014 y el adiós a los amigos con los que habíamos compartido tanto en tan sólo seis días de caminar. Ya preparados, abrazos y besos antes de cerrar el portalón de nuestro albergue. No volvimos a verlos en el resto de la jornada. Como empujándonos, las farolas de las calles de Monreal empezaban a apagarse y el día terminaba de nacer.

jueves, 1 de mayo de 2014

Monreal.

Sangüesa
Saliendo de Sangüesa
Quería arrancar el día y la noche se resistía, aquella mañana primer día del mes de mayo. Sangüesa dormía, por lo que fueron aquellos bellos balcones de las fachadas, los blasones de las casas señoriales y la hermosisima y coqueta iglesia de Santa María la Real, los únicos testigos del caminar de los peregrinos más madrugadores. Como a muchos otros antes, nuestro viejo amigo el río Aragón nos deseaba buen camino, cuando lo cruzábamos por aquel puente de hierro lleno de remaches. Todos aquellos peregrinos que nos quedamos en Sangüesa decidieron coger la variante de la Foz de Lumbier. Nos despedimos de algunos de ellos y decidimos tomar el viejo itinerario de este aragonés, queriendo tocar el cielo en el alto de Aibar, a través del pueblo de Rocaforte.

miércoles, 30 de abril de 2014

Sangüesa.

Ruesta
Ermita de Santiago de Ruesta
Muy de mañana dejamos atrás los muros que aún se mantenían en pie en aquel pueblo de Ruesta. Como último punto de que en su día alguien pobló aquel lugar, nos despedía la ermita de Santiago, como escondida o más bien protegida por el verde de árboles y maleza. En nada, afrontar una ancha pista, pero de constante subida. Calculando fuerzas empezamos despacio, sin bajar el ritmo y aumentando un poco al notar como el desayuno empezaba a formar parte de las energías que se necesitaban para superar el puerto. Como si nada, José Manuel y yo alcanzamos el alto de aquel monte llamado Fenerol, no sin antes echar un vistazo atrás y despedirnos de Yesa.

martes, 29 de abril de 2014

Ruesta.

Arrés
Dejando atrás Arrés
Terminé de arreglar mi mochila en una de las sillas de la escalera de la Casa de las Sonrisas. Fue agradecido por otros peregrinos por la estrechez de la habitación pequeña de este albergue. Un desayuno rápido, recoger la mesa, lavar lo ensuciado y dar un abrazo a Dario, que terminaba de poner el desayuno en la cocina a los peregrinos que terminaban de arreglarse. Santiago esperaba fuera, para despedir a los peregrinos que partiríamos ese día. Ya nos había explicado el día anterior, desde el mirador de Arrés, por donde encontraríamos la salida y el inicio de esta tercera etapa de nuestro Camino Aragonés. Tras bajar el serpenteante sendero y coger ancha pista, era imposible no mirar atrás y lanzar una mirada de añoranza por el cariño que atesoramos en aquel trocito de Huesca desde la llegada el día anterior.

lunes, 28 de abril de 2014

Arrés.

Jaca
Saliendo de Jaca
Puede que alguno despertara a nuestro paso por las calles de Jaca. Los bastones de dos peregrinos buscando occidente resonaban sobre los adoquines de la localidad. Primero la torre del reloj y su rey Sancho, y después la iglesia de Santiago, sobria como la conocía un año antes paseando de turista por esta tierras. Después, el caminar por senderos pegados a la carretera donde andar se hace anodino y casi de trámite para cumplir con tu objetivo del día.

domingo, 27 de abril de 2014

Jaca.

Somport
Albergue de Somport
Pequeños copos de nieve nos dieron la bienvenida en esta fría mañana en Somport. Nervios en la salida por muchos motivos. El no caminar desde hace años, la larga etapa a la que nos enfrentábamos y el frío, junto con el mal tiempo que nos podía apagar esta ilusión de nuestra vuelta al Camino. Esa misma nieve nos impedía tomar el Camino en un primer intento. Carretera hasta pasado un kilómetro en el que nuestro sendero se despejaba del peligro que pudiera dar un posible resbalón. Así nos encajamos en Candanchú, pueblo fantasma donde ni una sola luz se dejaba ver.

domingo, 16 de marzo de 2014

Vuelvo a Caminar.

Un día uno del mes de abril de hace tres años di mis últimos pasos como peregrino en ese Camino que nos lleva a Santiago de Compostela. No sé si fue producto de la casualidad, un poético capricho del destino o que tenía que suceder así, pero sacudí el polvo y desabroché el cordón de mis botas en Astorga aquel día donde, años antes, le di el primer apretón para ajustarlas en mis primeros pasos como peregrino. El mismo lugar. Entre medio, muchos kilómetros, personas, vivencias, lugares, sentimientos de todo tipo a desbordar y alguna que otra leyenda.