De Guillermo Rodríguez Bernal

domingo, 4 de diciembre de 2016

El Camino de Sterling.

Amaneciendo
Amaneciendo a la salida de A Gudiña
Abrió los ojos sobresaltado, pensando que se había quedado dormido y no saldría a la hora prevista. Frente a él, en el techo del albergue de A Gudiña, se veía únicamente la sombra que durante toda la noche reflejaba la farola pegada a la ventana, con lo que todavía no había amanecido. Los problemas en los pies y en los hombros que acarreaba Sterling desde hace días, le hacían madrugar para llegar a buena hora al lugar que sus apuntes reflejaban como el fin de la etapa. Sabía que se levantaría el primero, como había estado ocurriendo días atrás en los albergues por donde pasó, con lo que tuvo la precaución de buscar la llave de la luz antes de acostarse el día anterior. A oscuras, fue directo hacia ella e iluminó sin problemas el comedor de la planta baja, buscó uno de los bancos para sentarse y empezó a ponerse protecciones en aquellas partes que tenía afectadas por el caminar. Gasas con desinfectante para su talón derecho, que lo llevaba en carne viva; mover un poco los hilos a modo de sierra curándose esa ampolla de la planta del pie izquierdo y colocarse unos apósitos en las sobresalientes clavículas, que la rozadura de las correas de la mochila le hacían ver las estrellas.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Menorca. El puerto de Mahón.

Costa Menorquina
Costa Menorquina desde la Fortaleza de la Mola
Ya me hubiera gustado estar a bordo de aquel navío cartaginés, cuando avistaron la enorme entrada de mar que había en aquella pequeña isla tan al oeste en el Mediterráneo. Supongo que mezcla de miedo, sorpresa y admiración a medida que se adentraban en ella durante kilómetros hasta llegar a su fin. Mahón recibe su nombre de del general cartaginés Magón, hermano de Anibal, que tuvo la dicha de aventurarse y fundar allí la ciudad que ha perdurado en el tiempo hasta nuestros días. Desde entonces, muchos han sido los que han codiciado, y otros tantos los que han atesorado, este puerto natural único, no sólo en el mar que le da vida, sino en el mundo entero.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Castro Urdiales.

Santurtzi
Sardinera en Santurzi
Último día de caminar este año. Nuestros proyectos de llegar en varios días a Laredo, o un poco más allá, quedaron aparcados y decidimos hacer de ésta nuestra última etapa acabando en Castro Urdiales. Así que todavía sin amanecer y con un cielo encapotado, salimos buscando ese emblema de Portugalete que es su puente y, una vez encontrado, continuar paseando por la ría hasta llegar a Santurtzi. Esa sensación de soledad que da el caminar solo por una urbe, se vio apagado por lo concurrido que se encontraba ese paseo, a pesar de lo temprano y del fresco que corría. Pues sí, volvíamos a saltarnos el Camino “oficial”, que nos llevaría al final rondando los cuarenta kilómetros, y aprovechábamos la costa para hacer menos de treinta.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Portugalete.

Guggenheim
Ría del Nervión, Puente de la Salve y el museo Guggenheim
Chiquillos con habla extranjera, terminaban de desayunar ayudados por su monitores en el comedor de aquel hostel en el corazón de Bilbao. Podríamos decir que fue inusual nuestro despertar aquella mañana, principalmente por la tranquilidad que nos daba levantarnos para una etapa corta, por el desahogo de saber que caminaríamos entre calles ese día y por esa sensación extraña que nos daba el continuar sabiendo que lejos de allí un amigo partía de forma definitiva y no estaríamos allí acompañándolo. Difícil y meditada situación a la que llegamos José Manuel y yo el día anterior. Estábamos completamente seguros que Rafael hubiera votado por seguir con nuestro caminar por tierras vascas. Y así hicimos, queriendo buscar al Nervión y dejando atrás la concurrida plaza Moyua, la de San José y el Guggenheim.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Bilbao.

Gernika
Imagen de la fachada del frontón de Gernika
Todavía anochecido, se inició nuestro caminar por aquellas calles que, a esas horas, se inundaban del trasiego de personas con su ir y venir, con las prisas del que va a trabajar o del que vuelve del trabajo a casa. Nosotros serenos en nuestro andar por el largo y tortuoso trecho que para este día teníamos preparado, con Lezama cerrado la etapa sería larga. Atrás quedaba, y eran testigos de nuestro paso, aquella calle porticada, aquel mural del desastre, aquella iglesia de Santa María, aquella Casa de Juntas y aquel seco y viejo tronco de roble símbolo de la patria vasca, atrás dejábamos Gernika. Desde ahí, acompañar el paso que en su día dieron los antiguos señores de Bizkaia, cuando volvían de tomar decisiones sobre el devenir de los asuntos de su tierra.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Gernika.

Saliendo de Markina
Saliendo de Markina
Ya estábamos listos para salir del convento de los Padres Carmelitas de Markina, cuando Mariano empezó a despertar a los otros dos peregrinos que compartieron noche con nosotros. Nuestro viejo hospitalero tenía la costumbre de levantar a todos a las siete de la mañana, ese día con más motivo ya que acababa de dar hospitalidad como voluntario y volvía a casa. Buen abrazo a un buen hospitalero, con el que tuvimos conversaciones muy agradables el tiempo que allí estuvimos. Todavía de noche tomamos rumbo a poniente, desayunando antes en la cafetería de esquina situada unos metros más allá del albergue de peregrinos.

lunes, 31 de octubre de 2016

Markina-Xemein.

Camino Ucles
El Camino de Uclés en la antigua estación de ferrocarril de Deba, hoy albergue
Creo que ya estaba despierto, cuando sentí a José Manuel dándome un toque en los pies avisándome que ya era hora de levantarse, siempre ha sido mi despertador mañanero por lo dormilón que suelo ser. Lo dejamos todo medio recogido la noche antes, con tal de no hacer ruido por la mañana. Algo de agua sobre la cara, peinarme un poco, terminar de arreglar la mochila y desayunar lo que compramos la tarde antes en un supermercado en la plaza de Deba. Una peregrina se desperezaba en los sillones de la sala de estar donde había dormido, se ve que no soportaría ronquidos por algún lado o el poco espacio entre literas del albergue le produciría algo de agobio. El último vistazo por si nos dejábamos algo y venirse a la vista, allí colgada en el centro de una de las paredes, una de las placas de las que Manuel Rossi suele hacer sobre su apreciado y cuidado Camino de Uclés.

viernes, 28 de octubre de 2016

Deba.

Getaria
Elcano en Getaria
Descansé bien aquella noche en el Kanpaia Aterpea de Getaria. No sé si por los pocos peregrinos que dormimos en él: Jose de Tenerife, un francés del que nunca supe su nombre, José Manuel y yo, o por aquellos txacolis que nos tomamos en el bar Harralde la tarde-noche anterior. Lo cierto, es que esa mañana no sentía dolor en el tobillo por la torcedura del día anterior, me encontraba muy descansado y con muchas fuerzas para comenzar. Desayunamos los cuatro, alguna toma de video de Jose para una especie de reportaje que estaba preparando y salir a caminar con todas la energía al 100% y la ilusión y las ganas de camino intactas. Hoy además teníamos sorpresa, ya que mi querida amiga “Estrella” de Etxebarri nos acompañaría en parte de la jornada, queriéndonos enseñar algo muy especial. Ya veríamos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Getaria.

Dejando Donostia
Dejando atrás Donostia
Los tapones de los oídos me impidieron escuchar el continuo golpeteo de las gotas de lluvia sobre el trozo de ventanal que daba al cielo en el albergue. Tuvo que ser mi amigo y compañero de caminos el que me lo dijera, al observarle lo mojada que estaba la calle aquella mañana del catorce de octubre pasado. Todavía de noche, empezó de nuevo a llover nada más pusimos pie en aquella calle que nos hacía subir a Igeldo. Lo hacía a mares, así que con la cabeza baja y la lámpara frontal en la mano, para evitar que se mojara lo menos posible, jugábamos a encontrar la flecha entre escaleras y pasajes que nos alejaba poco a poco de la capital de Gipuzkoa.

lunes, 24 de octubre de 2016

Donostia.

Bidasoa
Vistas de Irun y el Bidasoa desde Hendaya
Qué decir de ese primer día en el que arrancamos uno de nuestros caminos. Qué decir de esos sentimientos encontrados con los que partimos. Ilusiones y miedos enfrentados y compensados, que empezamos a dejar atrás a medida que damos los primeros pasos, dando lugar a la realidad de lo que estamos viviendo. Esa fue la conversación de José Manuel y mía aquella pasada mañana del trece de octubre, a medida que empezábamos a dejar atrás las luces de Irún, teniendo a la luna por candil y casi escalando nuestra primera pendiente de hoy.

sábado, 1 de octubre de 2016

El Camino de Zacarías.

Despierto, y todavía de noche, Zacarías esperaba el amanecer boca arriba en su cama, con una mano en la nuca y con el índice de la otra redibujando lo escrito por otros en las baldas de la litera de arriba. Nombres y fechas como registro habitual de los que ocuparon su sitio antes de que le tocara a él. En el pensamiento, ese dolor en la rodilla izquierda que le acompañaba en su caminar y que la mitad de un myolastán, ofrecido por una peregrina, hizo desaparecer milagrosamente la noche anterior. Con la poca luz que daba la farola pegada a la ventana, comenzó a bajar las escaleras que le hacían llegar al comedor del albergue. Como si de cristal se tratara, muy despacio apoyaba el pie en cada escalón, con el mimo que se le da a algo frágil que se puede romper en cualquier momento. Antes de salir, un café aderezado con el último ibuprofeno que le quedaba en el bolsillo de aquel pantalón, siempre cargado de pequeñas cosas.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El Camino de Ella y Él.

Como tenía por costumbre, Ella se lavaba la cara y se medio acicalaba el pelo antes que amaneciera. El albergue de A Gudiña parecía más sombrío que nunca, la noche era muy cerrada y, al parecer, algún problema habría con aquella farola que siempre dejaba entrar algo de luz a través de una de las ventanas y que esa noche no hizo. Con el móvil a modo de candil, Ella empezó a bajar la escalera todavía soñolienta y tambaleante y enfocaba a la puerta tratando de buscar la llave que alumbrara el comedor. En la cocina, con su lámpara frontal sobre la mesa, Él terminaba de fregar la taza de café que se acababa de tomar y observaba a la chica como se terminaba de ajustar su mochila y buscaba su bordón para salir a caminar. Deseos de buen camino de una sonriente Ella y de un aparente cabizbajo Él.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Málaga.- Frigiliana, Nerja, Torrox, Competa, Velez-Málaga y un paseo pasado por agua.

Axarquía
Axarquía
Verde montaña, azul mar y pequeñas perlas blancas eran la luz que me alumbraba aquella mañana de ese mes agosto que empezaba a apagarse. No creo recordar nada igual como despertar en este trozo de mundo que es la Axarquía malagueña y con el Mediterráneo en la lejanía, dando brillo a la Costa del Sol.  Todo preparado para comenzar mi ruta, desperezándome y con la intención de conocer parte de esta comarca andaluza de la que tanto oí hablar y que sólo de paso disfruté.

sábado, 16 de julio de 2016

La ciudad de Huesca.

Huesca
El menda en la plaza de López Allué
Resultó fácil llegar del aparcamiento del campus de la Universidad a la plaza de López Allué, gracias a toda la información que un buen amigo me envió a Sevilla de las manos de la oficina de turismo. A nuestro paso, el coso taurino nos daba sombra y sus puertas de entrada eran testigo mudo de la ilusión con la que iniciábamos la visita. Una vez en la plaza, en la oficina de turismo, dar las gracias por el envío y la sorpresa de un regalo en modo de pañuelo verde como recuerdo de las pasadas fiestas de San Lorenzo. Estábamos en Huesca.

miércoles, 13 de julio de 2016

Girona. La comarca del Ripollès.

Camprodón
Camprodón
Después de muchos kilómetros, al fin me encontraba apoyado en aquella baranda escuchando el incesante tintinear de las aguas del Ter y con la vista puesta sobre aquel arco que dibujaba el Pont Nou de Camprodón. Pueblo del que guardo recuerdos entrañables desde que estuvimos allí en aquél verano de hace ahora un año. Y es que la oferta turística de este pueblo puede estar tanto en el Monasterio de San Pedro como en la iglesia de Santa María, el museo a Albeniz o incluso en la coqueta torre del reloj, pero yo me quedé con el ambiente de sus calles y la amabilidad de sus gentes.

sábado, 27 de febrero de 2016

Cantabria. La costa cántabra (2ª parte): Suances, Santoña, Castro Urdiales y una Virgen reencontrada.

Ntra Sra de Lindes en Suances
Ntra Sra de Lindes en Suances
Y a mitad de nuestra ruta no desfallecemos, pero un descanso tampoco viene nada mal. Tenemos cerca Suances y, para mí, las mejores playas. Tranquilidad, anchura, buen aparcamiento y buenos servicios. La playa de los Locos, llamada así por aquellos que se tiran desde lo alto del acantilado al mar, está separada de la playa de la Concha por la punta del Dichoso, creando una ensenada de aguas tranquilas y amplia zona de arena. Otro atractivo, al otro lado de la Concha, es la ría de San Martín de la Arena, que abraza al pueblo y lo hace estar casi todo rodeado de agua de mar. Para el centro histórico hay que tirar de piernas y subir un poco. Hermosas las vistas del Cantábrico desde cualquiera de sus miradores. Poco pude encontrar de monumentos de interés, siendo la iglesia de Ntra. Sra. de las Lindes y la vistosa fachada de su ayuntamiento, las que destacan de todos ellos. Lugar principalmente para turismo de playa y de los que buscan tranquilidad por estas costas. Nosotros un baño, comer algo y continuar.

viernes, 26 de febrero de 2016

Cantabria. La costa cántabra (1ª parte): San Vicente de la Barquera, Oyambre, Comillas, Cóbreces y la ermita de una santa sevillana.

San Vicente de la Barquera
Brazo Mayor y Picos de Europa desde la Iglesia de Sta Mª de los Ángeles
Un arco ojival hecho en aquella vieja muralla que protegía antes a los barquereños, nos abre las puertas al pueblo de San Vicente de la Barquera y con él iniciamos la visita a los pueblos de la costa cántabra. La fachada del ayuntamiento parece darnos la bienvenida, invitándonos a subir aquel trocito de cuesta que quedaba para llevarme a la iglesia de Santa María de los Ángeles. Acertado comienzo por lo majestuoso de aquel templo gótico, por encontrarnos las preciosas vistas del Brazo Mayor de la ría y los no tan lejanos Picos de Europa al fondo. Ya en bajada, siguiendo aquella calle de murete de piedras centenarias, encontrarnos con el Castillo del Rey. Visita recomendada por su museo y por el entretenimiento de subir y bajar escaleras para encontrar ese mirador perfecto, del que divisaremos el pueblo y el tan apreciado estuario formado por el Gandarilla a su paso por aquellas tierras.

sábado, 20 de febrero de 2016

Cantabria. Liérganes, San Roque, Vega de Pas, Selaya y valles pasiegos.

Liérganes
Puente Mayor sobre el Miera
Si Cantabria y Andalucía pueden tener cosas en común, Liérganes es una de ellas. Allí estaba Francisco de la Vega para recibirnos y el Puente Mayor para ayudarnos a cruzar uno de los protagonistas de la ruta de hoy: el Miera. Ese río en el que desapareció este lierganés siglos atrás, apareciendo años después en la bahía de Cádiz y dando lugar a la leyenda del Hombre-Pez. Creo que no hay punto mejor para comenzar a caminar en este pueblo de piedra y casonas con balconadas llenas de flores. Sólo tienes que perderte entre sus calles e ir descubriendo sus casas, la Plaza del Marqués de Valdecilla y el agradable paseo del Hombre Pez, sin dejar atrás la subida a la monumental iglesia de San Pedro. Para desayunar, siempre será bien recibido un chocolate acompañándolo bien con bizcocho, con buñuelos o con churros, que añade más fama aún a este municipio cántabro.