De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 13 de julio de 2016

Girona. La comarca del Ripollès.

Camprodón
Camprodón
Después de muchos kilómetros, al fin me encontraba apoyado en aquella baranda escuchando el incesante tintinear de las aguas del Ter y con la vista puesta sobre aquel arco que dibujaba el Pont Nou de Camprodón. Pueblo del que guardo recuerdos entrañables desde que estuvimos allí en aquél verano de hace ahora un año. Y es que la oferta turística de este pueblo puede estar tanto en el Monasterio de San Pedro como en la iglesia de Santa María, el museo a Albeniz o incluso en la coqueta torre del reloj, pero yo me quedé con el ambiente de sus calles y la amabilidad de sus gentes.
Camprodón
Carrer València en Camprodón
Grabados en mi memoria están aquellos refrigerios de media tarde servidos por Fran en la arbolada placita del Dr. Robert, aquella tienda llena de embutidos cerca de uno de los arcos del puente, el trato amable y la conversación placentera del señor de la tienda de vinos y su afición por los perros, el agradable estar de la señora del horno de pan y aquél olor que desprendía su establecimiento, la de aquella ferretería donde tenían de todo y nos sacó de algún apuro en un momento dado, la de aquellas pizzas en la plaça del Carme al frescor de la noche, la de aquella forma de atendernos del dueño del hotel Sant Roc... Eso fue lo que a mí en particular me llenó en aquellos días de visita por la comarca del Ripollès.
Beget
Sant Cristòfol en Beget
Camprodón fue el arranque, porque en nada la carretera nos acercaba a Beget. Curvas, verde y el silencio de un pueblo de piedra que tiene como eje central la iglesia de Sant Cristòfol. Dentro, La Majestad. Se hace necesario pasear por sus pocas calles y descubrir la cantidad de detalles curiosos con los que sus vecinos adornan sus ventanas y las fachadas de sus casas. Los días de calor, nada como bajar a la Riera de Beget y refrescarte en las frías aguas que vienen de un poco más arriba. Cuando decides dejar el pueblo y vienes de vuelta, te cruzarás con Rocabruna. Merece la pena parar en la cuneta y echar un vistazo a la iglesia de Sant Feliu.
Setcases
Casas y torrentes en Setcases
Más hacia occidente, buscando Pirineo, llegamos a Setcases. Los torrentes que hacen grande al Ter te los ves canalizados por el pueblo y adornados con flores, las mismas que dan color a las piedras de algunas de sus casas. En el centro la robusta iglesia de Sant Miquel y en las salidas restaurantes donde es obligado hacer una buena comida a muy buen precio. El pa amb tomàquet, lo puedes acompañar con unas butifarras amb mongetes y unos caragols, para terminar con la siempre exquisita crema catalana. Eso sí, llama antes para reservar que todo está muy concurrido.
Vall de Nuria
Caminando por el valle
Al otro lado de esta comarca, y cerca de Setcases, tenemos que acercarnos a Ribes de Freser. Allí el cremallera te acercará a una de las maravillas naturales de esta comarca del Ripollès. El Vall de Nuria es el final del recorrido y el comienzo de diferentes rutas cortas que rodean a aquél valle y donde el lago entre montañas dan un aspecto único a esta zona del Pirineo catalán. Allí mismo, en un edificio pegado al lago, encontrarás una oficina de información donde te dirán cual puede ser la ruta más adecuada para disfrutar de la montaña ese día. Para los más valientes, desde Queralbs, tienes camino para subir a esta maravilla afincada a poca distancia de la frontera con Francia.
Vall de Nuria
Vall de Nuria
Sant Joan de les Abadesses
Pont Vell en Sant Joan de les Abadesses
Toca ahora bajar y acercarnos a Sant Joan de les Abadesses. Con un río Ter ya hecho hombre y sin salir de la misma carretera, ya descubres el bien cuidado y vistoso Pont Vell y las ruinas de la iglesia de Sant Pol, de la que sólo se conserva su torre y su antigua portada. Una vez a pie, sólo tenemos que seguir la ruta marcada en los diferentes paneles puestos por turismo, para descubrir en su caminar el enorme monasterio de Sant Joan y pasear por la Vila Vella, con su Plaça Major un poco deteriorada y restos de aquella vieja muralla que daba protección a los que allí vivían en tiempos, bajo el cobijo del monasterio.
Ripoll
Portada del Monasterio de Santa María de Ripoll
Y dejados llevar por el río Ter, la corriente nos lleva a Ripoll, capital de la comarca. Hay que ir con tiempo para callejear y descubrirla poco a poco. Casas señoriales con ventanales increíbles, como la de la casa Bonada. Acogedoras plazas, como la de Sant Eduald, con fachadas adornadas con letras góticas y restaurantes con encanto, como El Molí, con una atención muy especial con todos sus clientes. Su museo etnológico, que nos detalla la vida y milagros de las gentes del pueblo tiempo atrás. Y su joya particular en la figura del monasterio de Santa María. Precioso a su paso por la plaça del Monestir, pero de un valor monumental en su interior por su trabajada portada, su iglesia, su cuidado claustro, la cripta y todos los detalles que te encuentras en las diferentes capillas y los ábsides que la circundan.
Esto fue lo que pude ver de esta comarca catalana del Ripollès, en Girona. Mucho queda todavía, así que dejo esa puerta abierta para volver por tierras catalanas y disfrutar de toda esta comarca, de su comida y de los que hace grande a estos pueblos, sus gentes.

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2 comentarios:

  1. Guillermo, me has emocionado, que maravillosa descripción, que recuerdos, jamás imaginé que al cabo de 55 años se me erizarían los pelos y se me nublarían los ojos un día leyendo lo que acabo de leer... tu descripción fabulosa, los pormenores exactos y narrados con autenticidad...

    Procuraré ser breve: Tendría 19/20 años cuando un día con ocho compañeros boy scouts llegamos a dormir a Camprodón en un alojamiento cercano al puente que narras y de la foto, al día siguiente caminamos de Camprodón a Setcases siguiendo un río precioso, a dormir a un refugio de montaña que allí había, en una casa particular comimos y nos preparamos para la travesía hacia Nuria y así a otros refugios, coronando, pasando por picos como el del Infern, el Noucreus, los lagos de Carança y llegar hasta el Puigmal, y Nuria y Caralps ya de regreso, seis día que nunca he olvidado, la nieve no caía, pero estaban las glaseras, las lomas con nieve, las cumbres con sus libros de registro y ligeras capas de nieve también. En fin amigo como sabes encontrar los sitios más bellos de nuestra geografía y que bien los vives y nos lo cuentas... Abrazos Willy...

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    1. Hola Pedro. El emocionado soy yo con las tuyas. Más de una vez te he escuchado hablar de estas correrías de chaval con los scouts. Recuerdo como me contabas tus historias cruzando los Pirineos desde tu pueblo Port Bou. Siempre he pensado que aquellas caminatas que te pegabas hicieron de ti el peregrino que eres hoy. Un abrazo muy fuerte y a ver si nos vemos pronto.

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