De Guillermo Rodríguez Bernal

viernes, 25 de noviembre de 2016

Castro Urdiales.

Santurtzi
Sardinera en Santurzi
Último día de caminar este año. Nuestros proyectos de llegar en varios días a Laredo, o un poco más allá, quedaron aparcados y decidimos hacer de ésta nuestra última etapa acabando en Castro Urdiales. Así que todavía sin amanecer y con un cielo encapotado, salimos buscando ese emblema de Portugalete que es su puente y, una vez encontrado, continuar paseando por la ría hasta llegar a Santurtzi. Esa sensación de soledad que da el caminar solo por una urbe, se vio apagado por lo concurrido que se encontraba ese paseo, a pesar de lo temprano y del fresco que corría. Pues sí, volvíamos a saltarnos el Camino “oficial”, que nos llevaría al final rondando los cuarenta kilómetros, y aprovechábamos la costa para hacer menos de treinta.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Portugalete.

Guggenheim
Ría del Nervión, Puente de la Salve y el museo Guggenheim
Chiquillos con habla extranjera, terminaban de desayunar ayudados por su monitores en el comedor de aquel hostel en el corazón de Bilbao. Podríamos decir que fue inusual nuestro despertar aquella mañana, principalmente por la tranquilidad que nos daba levantarnos para una etapa corta, por el desahogo de saber que caminaríamos entre calles ese día y por esa sensación extraña que nos daba el continuar sabiendo que lejos de allí un amigo partía de forma definitiva y no estaríamos allí acompañándolo. Difícil y meditada situación a la que llegamos José Manuel y yo el día anterior. Estábamos completamente seguros que Rafael hubiera votado por seguir con nuestro caminar por tierras vascas. Y así hicimos, queriendo buscar al Nervión y dejando atrás la concurrida plaza Moyua, la de San José y el Guggenheim.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Bilbao.

Gernika
Imagen de la fachada del frontón de Gernika
Todavía anochecido, se inició nuestro caminar por aquellas calles que, a esas horas, se inundaban del trasiego de personas con su ir y venir, con las prisas del que va a trabajar o del que vuelve del trabajo a casa. Nosotros serenos en nuestro andar por el largo y tortuoso trecho que para este día teníamos preparado, con Lezama cerrado la etapa sería larga. Atrás quedaba, y eran testigos de nuestro paso, aquella calle porticada, aquel mural del desastre, aquella iglesia de Santa María, aquella Casa de Juntas y aquel seco y viejo tronco de roble símbolo de la patria vasca, atrás dejábamos Gernika. Desde ahí, acompañar el paso que en su día dieron los antiguos señores de Bizkaia, cuando volvían de tomar decisiones sobre el devenir de los asuntos de su tierra.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Gernika.

Saliendo de Markina
Saliendo de Markina
Ya estábamos listos para salir del convento de los Padres Carmelitas de Markina, cuando Mariano empezó a despertar a los otros dos peregrinos que compartieron noche con nosotros. Nuestro viejo hospitalero tenía la costumbre de levantar a todos a las siete de la mañana, ese día con más motivo ya que acababa de dar hospitalidad como voluntario y volvía a casa. Buen abrazo a un buen hospitalero, con el que tuvimos conversaciones muy agradables el tiempo que allí estuvimos. Todavía de noche tomamos rumbo a poniente, desayunando antes en la cafetería de esquina situada unos metros más allá del albergue de peregrinos.