De Guillermo Rodríguez Bernal

viernes, 25 de noviembre de 2016

Castro Urdiales.

Santurtzi
Sardinera en Santurzi
Último día de caminar este año. Nuestros proyectos de llegar en varios días a Laredo, o un poco más allá, quedaron aparcados y decidimos hacer de ésta nuestra última etapa acabando en Castro Urdiales. Así que todavía sin amanecer y con un cielo encapotado, salimos buscando ese emblema de Portugalete que es su puente y, una vez encontrado, continuar paseando por la ría hasta llegar a Santurtzi. Esa sensación de soledad que da el caminar solo por una urbe, se vio apagado por lo concurrido que se encontraba ese paseo, a pesar de lo temprano y del fresco que corría. Pues sí, volvíamos a saltarnos el Camino “oficial”, que nos llevaría al final rondando los cuarenta kilómetros, y aprovechábamos la costa para hacer menos de treinta.
Camisan
Sello de la asociación de Santurtzi. Bueno, al revés también vale.
Creo que todavía estaba por amanece cuando por las calles de Santurtzi nos topamos con la Taberna Río Nilo, a pie de camino. Allí tiene su sede Camisan, la asociación de amigos del camino de la localidad, que promueven esta alternativa de Camino que nosotros iniciamos aquella mañana. Atendiendo a los que por allí demandaban un desayuno estaba Ana, que nada más vernos entrar se nos acercó. Nos selló la credencial con el sello de la asociación y nos preguntó cómo íbamos. Agradable el trato, la conversación y nuestros deseos de suerte con su gran proyecto, ellos hacen camino. Gracias amigos.
Zierbena
Zierbena
A partir de ahí, continuar recto por aquella avenida que nos sacaba de la ciudad y nos sumergía en el puerto comercial más grande que, quizás, haya visto. Entre tres y cuatro kilómetros desde Santurtzi junto a naves industriales pegados al mar, cargueros, vías de tren y accesos por carretera nos acompañaban, haciéndonos una idea donde fue a parar toda aquella industria que poblaba antes la ría del Nervión. Gran acierto visto desde todos los sentidos. En un suspiro se nos apareció Zierbena, donde estuvimos un buen rato parados buscando como continuar. Al final, tirando de intuición, conseguimos encontrar esa puerta que nos hacía subir a La Cuesta y después bajar a la playa de La Arena por la carretera. Teníamos en lugar de flechas amarillas, la amabilidad continua de las personas con las que nos encontrábamos, que nos indicaban continuamente el camino a seguir. “Sigan ustedes la carretera, al final está la playa”, era la frase donde coincidían todos.
La Arena
Iglesia de San Inazio y Playa en La Arena
Allí llegamos, recibiéndonos a la entrada la iglesia de San Inazio, pequeñita, muy bien pintada y con un frontón en uno de sus costados. Retomábamos en ese punto el camino oficial y haríamos algo que no hicimos nunca caminando: Hacerlo por la arena de la Playa. Casi solitaria a esa hora, sino fuera por una chica que paseaba a sus perros y un par de surferos metidos en el agua intentando buscar una ola en un mar en calma. Al salir de la playa, un puente nos acercaba a una zona de aparcamientos cerca de Pobeña y las flechas amigas nos hacían subir por unas escaleras. Sentimos pánico acordándonos de aquellas que dejamos atrás en Pasaje San Juan, pero fueron menos de temer. Subimos con facilidad.
Dejando Euskadi
Dejando atrás Euskadi
Por un pasillo de roca y maleza, salimos de nuevo a la costa en uno de los paseos más bonitos por los que he caminado nunca. Estábamos a unos kilómetros de esa línea que separa Euskadi de Cantabria y el camino vasco se despedía a lo grande. Unas barandas de madera nos separaba del mar en aquella zona de acantilados. Naturaleza pura rota únicamente por las indicaciones, y algún aparatejo a modo de grúa, de cuando en tiempos se jugaban la vida los buzos para la recogida de unas algas que por allí nacen. Otra novedad fue atravesar el túnel del Piquillo, que salía a nuestro paso y que daba la sensación de estar metido en una antigua mina de carbón, con aquellas vigas y aquellas traviesas sujetando las paredes y el techo. Ya estábamos en Cantabria y nuestra primera localidad cántabra a un paso fue Ontón, pedanía de Castro Urdiales.
Ontón
Ontón
Al atravesarla, y como no podía ser menos en esta etapa de hoy, volver a saltarnos el camino llamado “Oficial”. Una señora al vernos pasar, salió a su balcón para decirnos que tiráramos por la nacional, que de la otra manera haríamos muchos kilómetros más. Hicimos caso a aquella buena señora, a parte que ya teníamos pensado hacerlo de todas maneras, agradeciéndole su indicación. Antes de partir y justo frente a la iglesia, unos bancos de cemento pegados a unas casas sirvieron de alivio a nuestro cansancio y a nuestros estómagos. Dimos cuenta, allí sentados, de nuestra fruta de media mañana y de un buen trago de agua, que nos dieron las fuerzas necesarias para acabar la jornada sin desfallecer.
No fue pesada la carretera en sus primeros kilómetros, pero al llegar a Mioño, con Castro Urdiales ya a la vista, empezó a cansar ese paisaje tan anodino y ese caminar en el arcén de la nacional. Si es cierto que la carretera era muy
Bajando a Castro Urdiales
Bajando a Castro Urdiales por la carretera
tranquila, dada la cercanía de la autovía, pero no podemos decir que fuese vistoso aquel tramo, más bien lo contrario.
Una carretera sin arcén nos daba entrada en Castro Urdiales. Allí perder las flechas y callejear buscando su puerto y el paseo marítimo. Pesadumbre en nuestros corazones cuando nuestro último sello fue en la oficina de turismo y nuestra meta la parada de autobús que nos hacía volver a Bilbao y de allí a casa. En el trayecto de vuelta, recuerdos de cada paso que dimos, lo bien que nos fue todo, las risas por las anécdotas vividas, nuestro recuerdo al amigo que partió a otro camino muy distinto y las ganas de volver a arrancar de nuevo para el año que viene, en ese mismo lugar que ahora dejábamos.
Castro Urdiales
Castro Urdiales
Termino de colocar mis últimas letras de este post teniendo en mente a dos personas vascas, que sin las cuales el camino por su tierra hubiera sido muy distinto. En primer lugar a mi apreciada y muy querida amiga “Estrella”. Es siempre un honor gozar de su compañía, cargarme de esa energía que desprende continuamente, el derroche de amistad que desprende con sus amigos, aprender de ese saber estar y disfrutar de ese cariño que siempre me tuvo a mi y a todo el que conmigo ha venido. Tengo un verdadero tesoro con su amistad y espero no perderla nunca. En segundo lugar a Fernando Iglesias, por su prestancia en todos y cada uno de los días que por allí estuvimos. No había miedo a nada porque siempre sabía que contaba con él para cualquier circunstancia. Igualmente, siempre es un placer conocer en persona a amigos virtuales, en este caso más todavía porque Fernando no defrauda. Por supuesto y por último, dedicarle esta etapa, al ser el artífice con sus indicaciones de este tramo que une Portugalete con Castro Urdiales en menos de 30 kilometros. Gracias amigo.
¿La vuelta?, pues ya hablaremos, quizás antes de lo que podamos pensar.

5 comentarios:

  1. Muchas gracias Guillermo por compartir tu/vuestro Camino con todos nosotros y por tus amables palabras hacia mí persona... exageras un poco no así con Izarra a quién envío mis saludos
    Bien con referencia al relato de hoy, no voy a entrar a hacer puntualizaciones por no aburrir al personal, no obstante traslado link a Bittor Fernandez y Ana para que acusen recibo

    Un Verdadero Placer Amigo-s

    Ultreya

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    1. No exagero para nada, Fernando. Lo digo con el corazón. Para mi hubiera resultado muy fácil cerrar este post con un hasta el año que viene, pero me siento mucho agradecimiento hacía ti. Antes de partir, con tus mensajes y la preocupación que siempre eligiera bien estas etapas que he descrito. Durante, con las muestras de mirarme, mientras caminabamos, que albergue pudiera estar abierto o cerrado, como pasó con Markina que ibamos un poco a ver que nos econtrabamos. El venir a nuestro encuentro y hacerte unos pocos de kilómetros con tu mujer en el coche con el único fin de vernos y tomar un café, etc, etc. No tengo más que sentimientos de agradecimiento, Fernando. Y ya no digo nada por lo que te desvives por cuidar ese camino vasco desinteresádamente. No cambies, Fernando.

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    2. querido Guillermo gracias por tu comentario para con nosotros pues desde camisan te lo agradecemos con el corazon el tema de las flechas ya esta susanado el camino desde santurce a pobeña esta gracias a dios y a camisan bien señalizado esperamos que para tu proxima visita puedas disfrutar de nuestro albergue que en ello estamos trabajando buen camino

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    3. Gracias CAMISAN por vuestro trabajo... suerte con vuestra ilusión de conseguir tener un Albergue ahí en Santurtzi, los dos de Portugalete se quedan pequeños y Santurtzi bien merece ser "final de etapa", no sólo lugar de paso

      Buen Camino

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    4. Me uno a las palabras de Fernando, pero comprendo la dificultad de montar un albergue de peregrinos. Ojalá alguna institución se vuelva sensible con vuestro proyecto y eche una mano. Un abrazo para todos.

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