De Guillermo Rodríguez Bernal

jueves, 1 de diciembre de 2016

Menorca. El puerto de Mahón.

Costa Menorquina
Costa Menorquina desde la Fortaleza de la Mola
Ya me hubiera gustado estar a bordo de aquel navío cartaginés, cuando avistaron la enorme entrada de mar que había en aquella pequeña isla tan al oeste en el Mediterráneo. Supongo que mezcla de miedo, sorpresa y admiración a medida que se adentraban en ella durante kilómetros hasta llegar a su fin. Mahón recibe su nombre de del general cartaginés Magón, hermano de Anibal, que tuvo la dicha de aventurarse y fundar allí la ciudad que ha perdurado en el tiempo hasta nuestros días. Desde entonces, muchos han sido los que han codiciado, y otros tantos los que han atesorado, este puerto natural único, no sólo en el mar que le da vida, sino en el mundo entero.
Entrada al puerto.
Entrada al puerto desde La Mola con ruinas de San Felipe al fondo
Ahora, sin ser ni pretender ser marinero de los de antes, me adentro como aquel general para ir descubriendo lo que sus gentes hicieron a lo largo de los tiempos, desde esa entrada al puerto y bajo la mirada pasiva de pequeños torreones de defensa medievales, que salpican toda la costa menorquina. El paso lo franquean a uno de sus lados el Fuerte de San Felipe, que protegía de los ataques del mismísimo Barbarroja, cuando buscaba las riquezas que guardaba su puerto tierra adentro, y también protegían a ingleses de los ataques continuos de franceses por adueñarse de aquel tesoro balear. Al otro lado, la impresionante Fortaleza de la Mola, la de Isabel II, que la inauguró jubilando la anterior y con unas instalaciones de defensa mucho más acordes con los tiempos. Nunca fue atacada y llega a nuestros días como una formidable e interesante visita que no podemos dejar atrás si estamos en la isla.
Lazareto
Muros de la Isla del Lazareto
Y franqueado por las dos fortalezas, me topo de frente con una nueva puerta que parece pararme antes de continuar. De entre sus rocas, desde esas murallas pegadas al filo de su costa, parecen asomar las almas de los pacientes marinos que tuvieron que esperar antes de continuar tierra adentro a través de esta lengua de mar. En la isla del Lazareto y con los escombros del Fuerte de San Felipe, se construyo lo necesario para proteger a los mahoneses de un nuevo enemigo, éste casi invisible y que asola mortalmente con quién se enfrenta a él. Entre sus muros esperaban aquellos que querían llegar a la ciudad y que las autoridades forzaban a una cuarentena para prevenir a sus habitantes de una posible epidemia.
Es Castell
Cala Fonts en Es Castell, en la noche de Santiago
Sigo navegando por las aguas del puerto, entre rocas y a babor se divisa una ensenada con decenas de bares, restaurantes, tiendas y gentes caminando por su pasarela, disfrutando de lo que aquel trozo del puerto de Mahón les brinda. Antigua cala de pescadores, aparece ante mis ojos Cala Fonts, de la localidad de Es Castell. En ese puerto recibirás los primeros rayos de sol de los pueblos de España, siendo la localidad situada más al levante del país. Pasó de ser asentamiento militar inglés a convertirse en un lugar turístico muy apreciado, para el que busca la tranquilidad que brinda este pueblo menorquín. Como cambian los tiempos de unos años a otros.
Todavía tengo girada mi cabeza, contemplando a mi paso el pueblo de Es Castell, cuando me sale al paso otro islote en medio de las aguas del puerto.
Cementerio de los Ingleses
Cementerio de los Ingleses
La Isla del Rey fue ocupada allá por el siglo VI para construir una ermita paleo-cristiana. Luego fue Alfonso III el que la pisó para arrancar desde allí a la reconquista de la ciudad de Mahón de los musulmanes en el XIII, de ahí su nombre. Pero la verdadera utilidad fue la que le dieron los ingleses al construir en el XVIII su hospital militar, su “isla sangrienta” particular, como ellos la llamaban. A su misma altura, pegada a la costa, un pequeño recinto blanco. Era su cementerio. Dicen que de todos los allí enterrados tan sólo uno es inglés, siendo el resto utilizado para enterrar a los estadounidenses que durante un tiempo tenían allí su base naval.
Sigo mi navegar tranquilo por aquel puerto, cuando ya empieza a intuirse el final. La tierra que me rodea está salpicada de casas blancas sobre la roca visible, destacando una por encima de todas. Arriba, mirando a mi izquierda, un palacete rojo resalta en la lejanía. Fue decorada así con la pintura que sobró de la que se utilizaba para marcar los navíos que traían la peste. Con ese color rojo se quiso distinguir las viviendas británicas de la de los mahoneses. Se trata de la casa del Almirante Collingwood, hoy convertida en hotel. Dicen de ella, que su fantasma mora todavía por los pasillos de aquella mansión y que, de cuando en cuando, se escucha el piano que tocaba en tiempos. Realidades y leyendas del paso de los ingleses por aquellas tierras.
Mejilloneras
Mejilloneras
Tras pasar un estrecho llegamos al final de nuestro navegar y se nos abre una nueva ensenada cargada de historias de antes y de ahora. Apacibles mejilloneras cumpliendo con su labor flotan a la entrada y es que el puerto da para todo. En la colina de la derecha el Golden Farm es una nueva mansión roja. Fue testigo de los amoríos del Almirante Nelson con Lady Emma Hamilton y en ella se alojaron príncipes y reyes europeos a lo largo de los tiempos. Desde allí arriba, las vistas de la ciudad de Mahón son únicas. En el centro, la punta de Cala Rata albergaba el puerto base de los ingleses en su estancia en la isla en el XVIII. Todavía se mantienen en pie la mayoría de las edificaciones que en su día se construyeron.
Base Naval
Base Naval Inglesa en Punta de Cala Rata
Y desembarco en la ciudad de Mahón, casi a los pies de las iglesias de Santa María y la del Carmen. Termino de descubrir esta maravilla natural que posee la isla de Menorca, después de casi cinco kilómetros sobre sus aguas. Una vez en tierra firme pasear por el Skyline y tomar un tentempié en alguno de sus bares y restaurantes, antes de emprender una nueva caminata. Esta vez por la capital de la isla, Mahón, pero bien merece un post aparte por todo lo que hay por descubrir en ella.

Pincha aquí para "Las ciudades de Mahón y Ciutadella"

2 comentarios:

  1. Y tanto se merece más.... la última vez que estuve fue hace 22 años así que me encantará conocer todos los cambios y novedades... Un abrazo Willy...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, pues a ver si saco un ratito y coloco esta segunda parte con la ciudad de Mahón y algunos alrededores.

      Eliminar