De Guillermo Rodríguez Bernal

lunes, 24 de octubre de 2016

Donostia.

Bidasoa
Vistas de Irun y el Bidasoa desde Hendaya
Qué decir de ese primer día en el que arrancamos uno de nuestros caminos. Qué decir de esos sentimientos encontrados con los que partimos. Ilusiones y miedos enfrentados y compensados, que empezamos a dejar atrás a medida que damos los primeros pasos, dando lugar a la realidad de lo que estamos viviendo. Esa fue la conversación de José Manuel y mía aquella pasada mañana del trece de octubre, a medida que empezábamos a dejar atrás las luces de Irún, teniendo a la luna por candil y casi escalando nuestra primera pendiente de hoy.
Ermita de Guadalupe
Ermita de Guadalupe
Nuestra lámpara frontal alumbraba lo justo para no tropezar y que no se escapara ninguna flecha amarilla, que nos hiciera perder el rumbo al comienzo de aquella primera jornada caminera. Se sentía el corazón latir fuerte, mientras el desnivel te hacía perder un poco el aliento. Hacía fresco pero nuestras piernas empezaban a calentar y nuestra frente a sudar como si fuera agosto. En un poco más de dos kilómetros habíamos subido casi 200 metros y como premio nos aparecía la ermita de Guadalupe, que te enfilaba dirección oeste, punto cardinal a seguir para los que buscan a Santiago partiendo del norte. Atrás dejábamos, desde la altura, las luces de Hondarribia, Hendaya e Irún en la lejanía.
Camino del Norte
Dejando atrás el inicio
Tras un centenar de metros, la oscuridad empieza a apagarse por un sol que arranca una mañana con un cielo cubierto de nubes en su mayor medida. Es el momento en el que el caminar se convierte en placer, con las maravillosas vistas que el camino nos brindaba desde lo alto. Los erizos de los castaños y las hojas caídas de los pinos, adornaba de otoño al sendero que pisábamos e hizo inmejorable aquellos kilómetros del amanecer de nuestro primer día. La vista de aquel valle entre picudas montañas, te hacían sentir espectador de un escenario natural único por tierras vascas.
Camino a Pasaje San Juan
Camino a Pasaje San Juan
Pasaje San Juan
Plaza de Santiago en Pasaje San Juan
Unas horas de charlas de aquel paraje que nos acogía y empezar a bajar de forma vertiginosa hasta Pasaje San Juan. Muy despacio había que hacerlo para no destrozar las rodillas tan pronto. En la localidad, parada obligada en su plaza de Santiago. Casas de diferentes alturas, colores y formas, con ese encanto de las terrazas guipuzcuanas, y el azul del puerto que mezcla las saladas aguas del Cantábrico con las del río Oiartzun. Cerveza y aquarius para aliviar nuestras gargantas y agua para el camino. Ahora tocaba cruzar al otro lado en una barquita rápida y tambaleante. Antes, en una de las paredes, una placa con el recuerdo de aquellos vascos que lucharon contra Carlo Magno en Roncesvalles.
Pasaje San Juan
Escaleras dejando Pasaje San Juan
Ahora tocaba volver a subir, que poco llano encontramos en todo el día. Esta vez el paso nos lo marcaba unas escaleras, que te hacía levantar bastante la pierna y por las que llegamos agotados a su cima. Puesto a propósito, unas mesas de madera con sus bancos, ayudaron a dar cuenta de algo de fruta que nos preparó el día antes una apreciada amiga e inmejorable peregrina de Etxebarri. Nos dio la fuerza necesaria para echar mano del resto de la jornada, donde los faros que nos encontrábamos a nuestro paso nos hacía ver la considerable altura que volvimos a ganar.
Camino a Donostia
Camino a Donostia
Donostia
Plaza de Zurriola en Donostia
Esta vez era la costa y sus acantilados las que se mostraban en este escenario de la etapa. Cuando no, atravesar algún que otro bosque de pinos y castaños con sus continuas bajadas y subidas que empezaban a ser habituales. Pronto, delante nuestra y casi sin darnos cuenta, se nos aparecía desde la altura La Bella Easo. La playa de Zurriola primero y la de la Concha un poco más allá, ponían un broche paisajístico único a esta primera jornada peregrina por tierras vascas. Al bajar, visitas por su casco viejo y, dirección al albergue, aquella maravilla de paseo por una de las playas urbanas más bonitas de toda la península. Completa etapa la que culminamos aquel día, nuestro primer día, José Manuel y yo. Los temores dieron paso a la alegría y al deseo de volver a continuar al día siguiente nuestro caminar por Euskadi. Ahora tocaba descansar.
Playa de la Concha
Playa de la Concha y Donostia desde el Monte Igeldo

4 comentarios:

  1. Desdé el Santuario de Guadalupe (siglo XVI) dónde se venera la imagen de la Virgen Negra) patrona de Hondarribia, pronto el Camino se bifurca ofreciendo 2 opciones rutas:
    1) Cimera del Jaizkibel
    2) A media ladera del Jaizkibel

    1) Es la opción más aventurada y exigente, discurre a través del cordal cimero o cresta del Jaizkibel con unas impresionantes vistas tanto hacia la costa cómo hacía el interior.
    A través de una senda jalonada por varias Torres defensivas (S.XIX) y monumentos megalíticos alcanzamos los 543. de altura en la cumbre.

    2) Es la opción más cómoda y fácil y consecuente la más transitada, discurre (cómo su nombre índica) a media ladera del Jaizkibel por su vertiente sur; también nos ofrece una bella perspectiva de la comarca del Bidasoa así cómo de la bahía de Pasaia (Pasajes)

    Ya cerca del final de la cresta cimera ambos Caminos se encuentran y ya en uno sólo desciende bien por Lezo o Pasaia Domibane

    A partir de ahí él paisaje es industrial y sobre todo portuario y en menor medida pesquero; continuamos adelante hasta Pasai Domibane, junto al Humilladero de la Piedad está el embarcadero donde en barca (0,70 €) nos transborda a Pasaia de San Pedro, lugar de nacimiento del ilustre marino Blas de Lezo.
    De aquí el Camino nos lleva al faro con unas espectaculares vistas de Donosti (San Sebastian), tras cruzar y descender él monte Ulloa entramos en él casco urbano por la playa de la Zurriola dónde en sus cercanías (éste año) encontraremos el Albergue de Peregrinos de la Asociación de AA. del Camino de Guipúzcoa.

    Aguardando con ansias próximas entregas

    Fernando

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    1. No puedo tener mejor complemento de mi post. Muchas gracias Fernando. Espero tener en breve los siguiente. Un fuerte abrazo desde Sevilla.

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    2. Inmensa vuestra primera etapa, ya me están entrando unas ganas enormes de plantarme ahí y ponerme a caminar. Donosti y alrededores que los conozco bastante bien por mis numerosos viajes que ido ahí y que tantísimo me gusta, como me ha emocionado vivirlo bajo tu pluma que tan bien lo describes. Gracias por compartir !!

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    3. Gracias por tus palabras Pilar. Pues sí, también conocía como turista toda aquella zona, pero caminándolo se hace todo más intenso. Ya sabes, a apuntartelo. Un beso.

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