De Guillermo Rodríguez Bernal

domingo, 16 de marzo de 2014

Vuelvo a Caminar.

Un día uno del mes de abril de hace tres años di mis últimos pasos como peregrino en ese Camino que nos lleva a Santiago de Compostela. No sé si fue producto de la casualidad, un poético capricho del destino o que tenía que suceder así, pero sacudí el polvo y desabroché el cordón de mis botas en Astorga aquel día donde, años antes, le di el primer apretón para ajustarlas en mis primeros pasos como peregrino. El mismo lugar. Entre medio, muchos kilómetros, personas, vivencias, lugares, sentimientos de todo tipo a desbordar y alguna que otra leyenda.
Origen de un grupo de peregrinos
No sé si fue el mismo Camino el que me echó, pero estoy seguro que mucha culpa la tuvo todo eso que me encontré en él. Quizás pequé de tonto al dejar a un lado toda esa maravilla que en Él encontré, sacrificándolo por lo que ahora me parecen nimiedades. Pero claro, es ahora cuando me lo parecen después del mucho llover desde aquel uno de abril hasta nuestros días. Quizás el tiempo y el pensamiento ordenado todo lo pone en su lugar, aunque sólo es un quizás.
Ahora vuelvo. No podía dejar de ver de nuevo flechas amarillas sin la compañía de mi gran amigo y compañero de caminos José Manuel, con el que comencé. Si es cierto que no voy con esa frescura de la primera vez, donde todo estaba por descubrir y tenía que sufrir toda la inexperiencia en el caminar que pasamos todos. Eso lo llevo de ventaja, pero no dudo que voy con las mismas ganas, la misma ilusión y los mismos nervios que esa primera vez. Mi pensamiento en los preparativos, en el que llevar, mirando que tiempo nos hará obsesivamente, no queriendo dejar nada al azar para aprovechar al máximo cada segundo vivido y cada paso dado con la menor incidencia posible. Sé de sobra que todo está por venir, que lo bonito y el verdadero espíritu peregrino está en lo sobrevenido sin esperar y sin planificar. Sé que todo eso también llegará.
Mañana bajaré a la Asociación de Sevilla a recoger las credenciales. Después tocará sacar la mochila, que paciente esperó a que la desempolvara de nuevo y buscaré una nueva vieira que señalaré como Aragonés 2014. Pronto empezaré de nuevo con lo dejado. Pronto daré mi primer paso camino a Santiago. Pronto aquel pito famoso que dio nombre a un grupo de peregrinos volverá a marcar el oeste en su pequeña brújula. Muy pronto.

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