Huesca. Las cuatro puertas de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Ya iba bien informado sobre aquellas rutas que mostrarían al Parque Nacional de Ordesa en toda su grandeza. Todo gracias a un buen amigo y peregrino amante de toda aquella maravilla, enamorado de su tierra y que tuvo la gentileza de enviarme toda la información necesaria a casa a través de la oficina de turismo de la ciudad de Huesca. Gracias Julio. La última ayuda la recibí en Ainsa, donde me pusieron al día de horarios, carreteras y mejores zonas para caminar, detallándome las tres grandes puertas con las que te recibe Ordesa. Yo añadí una cuarta, fruto de no querer dejar nada sin ver y del deseo de no desprenderme de aquellas montañas que dan vida al que las visita.

Poca agua traía la cascada "Cola de Caballo"

Un buen aparcamiento te recibe en Torla, primera de las puertas al oeste del Parque. En época de verano, un autobús te acerca a Pradera de Ordesa, aunque el resto del año te puedas desplazar hasta allí en coche sin problemas. Caminas sobre unos 18 kms entre la ida y la vuelta, recorriendo el valle de Ordesa y acompañado en todo momento por el río Arazas. Todo en ascenso y entre hayas y abetos vas descubriendo cascadas y barrancos, destacando la de Estrecho como de las más bonitas de todos aquellos parajes. Más arriba las Gradas de Soaso, obra de arte natural formada por cascadas en escalera de una belleza sin igual. Tras una dura subida llegas por fin al circo de Soaso, que te hace sentir muy afortunado al poder contemplar la grandeza de aquellas montañas rodeándote. Un placer estos últimos kilómetros en llano, caminando despacio, para tratar de estar junto a esa maravilla de la naturaleza el mayor tiempo posible. Por último la cascada Cola de Caballo, fin de nuestro recorrido y antesala para los montañeros que buscan aventura un poco más allá y teniendo como meta el refugio de Góriz. Testigo de mi llegada, la cara suroeste de uno de los tres mil, Monte Perdido.

Circo de Soaso

Ermita de San Úrbez

La segunda de nuestras puertas para descubrir Ordesa, te la abría el pueblo de Escalona. Tras unos pocos de kilómetros en coche entras al Parque por el Cañón de Añisclo. Carretera de único sentido en el que te ves atrapado entre dos altísimos muros de roca con la única compañía del río Bellós. Os puedo asegurar que parece como si aquella enorme mole de piedra maciza se abriera de un tajo para que pudieras atravesarla con el espacio justo. Según cuentan, fue el cayado de San Úrbez el que creó este paso, cuando venía huyendo de Francia, montando al final de él su ermita en una de las cuevas. Dejado el coche en un pequeño aparcamiento, caminar unos tres kilómetros por el Valle de Vío, inicio del Valle de Añisclo. Espesos en vegetación llegarás a las cascadas del río Aso, donde desviándote un poco llegas a la Cueva del Moro, perfecto para los amantes de la espeleología. Bajas el barranco hasta llegar a tocar el Besós y vuelves a subir hacía la ermita de San Úrbez. Por último, admirar el magnífico puente de San Úrbez construido sobre nuestro río a más de 30 metros de altura. Ya con el coche de vuelta, camino de los pueblos de Vío y de Buerba, un mirador te hace ver lo bonito de aquel enclave al sur del Parque Nacional.

Valle de Vió

Circo de la Larri

Bielsa te abre la tercera puerta a Ordesa por su vertiente Nordeste. Conduces por una carretera estrecha pero bien asfaltada por el valle de Pineta, hasta llegar a los aparcamientos de entrada al Parque. Unos 7,5 kilómetros de caminar para llegar por hermosos parajes al Plans de la Larri. Esta vez no nos acompañará ningún río en la subida, dejamos el Cinca un poco apartado, pero disfrutamos cruzándolo por otra de las más bellas cascadas de todo el parque. Tras los últimos kilómetros de subida en zig-zag, llegar al Circo de la Larri, con vacas por todos lados. A nuestras espaldas, uno de los  protagonistas de toda aquella maravilla natural irguiéndose majestuoso: Los 3.348 metros de Monte Perdido, por su cara norte, con la asombrosa cantidad de torrentes bajando por su ladera. De vuelta, tomar una variante que acorta el caminar pero de gran pendiente en bajada. Esta vez por el barranco, acompañando en todo momento las aguas del Cinca y las numerosas cascadas formadas por él.

Caminando hacia Monte Perdido

Ermita de los Santos Juan y Pablo en Tella

Por último, la entrada por el pueblo de Revilla. Descubrirás la garganta de Escuaín, con una ruta para montañeros más preparados, y donde se concentran el mayor número de quebrantahuesos de toda Ordesa. A la vuelta, en el pueblo de Tella, una coqueta ruta de unos tres kilómetros. La llamada de las tres ermitas, que pondrán el broche final a esta maravilla natural que es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Mi recuerdo para el bucardo, cabra montesa pirenaica extinguida por la mano del hombre. La lucha de muchos para que no suceda lo mismo con el resto de animales y plantas, únicos dueños de aquellas tierras, como el oso pirenaico, dado también por extinguido según algunas organizaciones, el quebrantahuesos, el urogallo, el búho real, el lobo y tantas otras especies que necesitan de la ayuda de todos para su subsistencia.

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