De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 11 de enero de 2017

Doña Mencía.

Lucena
Mis primeras flechas. Accediendo a la Vía Verde del Aceite.
Estaríamos a unos tres grados de temperatura sobre las ocho de la mañana, cuando empecé a caminar junto al parque de Lucena. Antonio, Juan y Pedro llegarían más tarde, con lo que puse rumbo a la búsqueda de aquellas primeras flechas amarillas por las calles lucentinas, tirando de lo que dejé guardado en la memoria del camino a seguir cuando estuve en casa. Podrá ser de las primeras veces en las que he dibujado una sonrisa en mi cara al ver los cipreses de un cementerio. Eran la señal que necesitaba para saber que en cuestión de segundos daría con la Vía Verde del Aceite que me llevaría hasta el final de la etapa de hoy.
Alamedal
Cruzando por el viaducto del Alamedal
Ese camino estrecho para un tren y acomodado para los que disfrutan de él en estos tiempos, vio cómo fui dejando atrás aquel pueblo al que llegué hace un par de años y que era testigo de mi vuelta al Mozárabe. Con el bastón plegado, mis pulgares sobre las presillas de la mochila, un vivo andar y el gozo de volver al Camino, empecé a hacer mis primeros kilómetros acompañado en todo momento de ciclistas y personas corriendo aprovechando la mañana de aquel día festivo. Las pequeñas huertas y el ladrar de perros se fue convirtiendo en viñedos y olivares, señal inequívoca de que me adentraba en la subbética cordobesa. Fue cruzar el arroyo de La Losilla, gracias al viaducto del Alamedal lleno de antiguos remaches por todos lados, y verme rodeado de un mar de olivos que me acompañaron casi en todo momento.
Camino a Cabra
Camino a Cabra
Quedaba poco para llegar a Cabra cuando una pareja de ciclistas se ponen a mi altura y siguen mi paso. Me dicen que fueron en su día peregrinos y no se imaginaba que por allí pasara también el Camino. Explicándoles un poco vieron en mi un peregrino veterano y me pidieron consejo sobre cuál pudiera ser su siguiente camino a seguir, teniendo que ser en bici. Tiré de tierra y les dije que ninguno como La Plata para recorrerlo a dos ruedas. Deseos de buen camino y continuaron con su paseo. Eso y las continuas indicaciones y flechas amarillas fue lo único que encontré jacobeo en aquel tramo que caminaba.
Cabra
Llegando a la estación de Cabra, tren en la estación y dejando atrás la localidad
La antigua estación de Cabra era un hervidero de personas desayunando y preparándose para hacer caminatas en familia. El día acompañaba y el terreno también. Bajo ese dicho de “donde fueres, haz lo que vieres”, me aposenté en un taburete sobre la barra y me desayune una tostada con el aceite que daban esas aceitunas que me acompañaron estos primeros kilómetros de mi jornada de hoy. Mis amigos salían entonces de Lucena.
Tunel del Plantío
Tunel del Plantío
Recuperadas parte de las fuerzas, continuar por aquella Vía inicio de mi vuelta al Camino. La misma tónica con unos valles más abiertos y con un día magnífico de sol y temperatura. Esta vez con la única compañía de grupos de ciclistas siendo yo el raro al ir caminando con mi casa a cuestas. Pronto llegué al túnel del Plantío y al atravesarlo notarse las cercanías a mi lugar de destino. Aparecían en mi caminar familias dando un paseo y niños en bici acompañados de sus padres. El pueblo de Doña Mencía nacía a mi izquierda enmarcado en la ladera opuesta del valle por el que pasaba. La antigua estación aprovechada para uso y disfrute de las personas que allí se acercaban con bares, parque para niños, alquileres de todo tipo de bicis y merenderos. Miradas extrañas al ver a un loco de casi dos metros llegar con mochila y bastón y cruzar la carretera para meterme en el pueblo.
Doña Mencía
Señales jacobeas en Doña Mencía
Sólo quedaba comer, reposar un poco del madrugón y la caminata y aprovechar la tarde para dar un paseo por Doña Mencía. Después, salir al encuentro de aquellos amigos con los que pasaría el resto de días y que estaban por llegar. Pedro Peña “Correjaco”, mi entrañable amigo y compañero de otros caminos, y Juan Mata y Antonio Collado, dos nuevos amigos por conocer de la Asociación de Caminantes de Marbella, terminaban de comer en la estación que horas antes dejé atrás. La pensión Morejón sirvió de albergue aquella noche. Allí cenamos entre risas, buenas raciones y mejor vino, y a dormir temprano para afrontar la etapa del día siguiente con las fuerzas que renueva el descanso.
Doña Mencía
Doña Mencía en la lejanía

3 comentarios:

  1. Gran camino, gran reencuentro e inicio de unos días que serían entrañables. Como de costumbre eres un Maestro desarrollando los contenidos de las etapas... Ves preparando mochila que Córdoba ya mismo te reclama... Dicen que hay con lo del día de Andalucía hay cuatro días de bridge... Abrazos Willy...

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    1. Ya había pensando en ese puente, Pedro. Ja parlarem.

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    2. Por cierto el comentario anterior fue a vuela pluma al entrar y ver tu !trabajo" hoy acabo de revisarlo je je y absorberlo y debo decirte que las fotografías son extraordinarias me han encantado me las he guardado todas porque reflejan sitios y lugares todos de atractivo y con gran calidad... ¡¡¡¡¡¡ aplausos de uassapp :)

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