De Guillermo Rodríguez Bernal

jueves, 21 de julio de 2022

Santiago por el Sanabrés.

Lestedo
Salida de Lestedo
No cambió la forma de recibirnos la mañana de aquel 24 de junio, con respecto a días anteriores. El cielo ocultado por sus veteranas nubes y las siete y media de la mañana ya desayunados. Pero todo iba a ser distinto aquel día y el pico sacro nos vio partir para lo que sería la última jornada de nuestro caminar a Santiago. Un asfalto que no importaba, ya que no llegaban a 14 los kilómetros de hoy y guardábamos para nosotros lo ya vivido desde que arrancamos en Xunqueira hacía unos días. Hoy se culminaba aquella aventura que empezó en Sevilla hace unos años y nuestro caminar sería de celebración plena de principio a fin.

Villa Irene
Villa Irene
Juntos llegamos a Rubial. Allí el recuerdo para nuestra Filandera, en una villa que lleva su nombre. Nada como enviarle un video saludándola. De nuevo juntos nos desviamos un poco del camino para saludar a Carmiña del albergue Reina Lupa. Ni cuatro kilómetros para nuestra primera parada, señal de la tranquilidad con la que salimos. Allí recuerdos de amigos peregrinos en la charla con ella, fotos y un ratito muy agradable. Después, despedida y retomar ese camino que se apartaba de nosotros unos 200 metros.

A Susana
Merendero en A Susana
Las flechas nos guiaban entre parcelas sobre asfalto, siempre tratando de eludir el caminar por la N-525. En uno de los cruces con la nacional, una especie de descansadero con bancos y techados de plástico. En uno de sus lados el recuerdo de Pelegrin, aquella mascota del Xacobeo de 1993. Y vuelta a ese caminar anodino que nos llevaba a la zona de Voxoi, donde ya se empieza a querer buscar Santiago. Delante nuestra, la vista de un valle plagado de casas diseminadas por todo lo que alcanzaba la vista. Era un momento ideal para felicitar a los amigos Juanes en su día marcado en el santoral.

Vixoi
Bajando a Vixoi
Mañana de videos a amigos queriendo celebrar nuestra llegada. Antes de llegar a Piñeiro, la ermita de Santa Lucía me hace enviar un mensaje a Lucía Rodríguez, mi querida niña nazarena a la que le tengo un cariño muy especial. Para seguir hasta Angrois y pasar por aquella curva asesina con raíles, donde dejaron sus vidas tantas personas al descarrilar el tren que los transportaba. Muestras de recuerdos, fotos, flores, mensajes y todo tipo de objetos que mantienen viva las muertes allí producidas.

Sar
Puente sobre el Sar
Y la pedregosa calzada de Sar, donde nuestra meta se nos aparece a la vista. Entre árboles, se dejaban ver las dos torres que culminan nuestro caminar. Aquellas piedras que pisábamos eran caminos rasos donde la mirada alta nos hacía volar a alcanzar con éxito nuestro fin y, esta vez, a echar la vista atrás. Muchos recuerdos a través de tantos años. La salida de Sevilla, el Calvario, la Tierra de Barros, las uvas, el puente romano de Mérida, Proserpina, tantos y tantos miliarios, Cáceres, las tortas de Casar, Cáparra, saltar vallas privadas que cortaban nuestras cañadas públicas, el puerto de Bejar, el cura Blas en Fuenterroble, Salamanca, Zamora, Granja de Moreruela, el Esla, la recta a Faramontanos, León Felipe, el Tera, nuestro Santiago de Santa Marta, el río Negro de Rionegro, los corzos al amanecer, las truchas con jamón de Puebla de Sanabria, mis botas en Requejo, el Padornelo, el grupo de peregrinos del Pito, dormir escuchando un ángel, el Gigante de Campobecerros y estas últimas etapas descritas desde Xunqueira hasta Santiago de Compostela acompañado de Pedro “Correjaco”.

Platerías
Plaza Platerias
Recuerdos también de los amaneceres, las tardes de paseo y conversación, el frío, el calor, el viento, la lluvia, los ríos, los valles, las montañas, la cantidad ingente de pueblos pasados, nuestra particular espiritualidad, risas, comidas, sueños y tantas, tantas cosas vividas de manera individual y colectiva. Pero sobre todo, lo que da más vida al camino, la multitud de peregrinos con los que nos encontramos y de gentes con las que nos cruzamos. De los que tanto aprendimos y con los que compartimos todas estas maravillas que nos colmaba cuerpo y mente. A todos estos protagonistas son los que va dedicado este último post de mi última llegada a Santiago.

Obradoiro
Plaza del Obradoiro

Amigos en Santiago



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