De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 23 de octubre de 2024

Cerro Muriano

Vientos de Cambio
Vientos de Cambio

Empezaba a despertar la ciudad del Califa en nuestro nuevo caminar de aquella mañana. El amanecer, sin hacer sombras todavía, hacía aligerar el paso a aquellos a los que se les hacía tarde entrar a trabajar y a mirar al cielo a los que simplemente daban un paseo pensando en qué día haría hoy. Se desperezaba Córdoba extendiendo aquellos largos brazos que la cruzaban en nuestro andar por la avenida de la Libertad, a un lado, y a la de Al Nasir al otro. Partíamos de allí para retomar aquel mozárabe olvidado en años y que sirvió para volver a colgarnos una mochila con vieira y cruz de Santiago. Sentíamos de nuevo esa felicidad caminera que hace mantener la sonrisa por duros que sean los pasos a dar.

Puente Romano sobre Pedroches
Puente Romano sobre el arroyo Pedroches
“Vientos de Cambio” nos cantaban los Scorpions y hoy era la figura escultórica en bronce de la Córdoba adulta cogida de la mano de la futura. Ellos nos iniciaron en ese callejeo de sus últimas rúas que nos llevarían al puente romano sobre el arrollo Pedroches y que, a la postre, nos despediría de aquella ciudad de las tres culturas. No quise pararme a comprobar si ya borraron aquel “te kiero Cristina” que deslucía en la foto que en su día me envió nuestro querido “Correjaco”, había que empezar a subir. Y fue una senda, con algo de pendiente ya, por la que lo hicimos, entre algún que otro cultivo, algunos paseantes que nos sonreían pronunciando a Santiago, una ciudad ya en plenitud coloreada por los rayos del sol al fondo y un camino detrás de ella que dejamos de otros caminares años ha.
Córdoba
Adiós Córdoba

Es pasar una urbanización dormitorio de Córdoba, con un arco postizo de tiempos de la misma, y empezar a aparecer las encinas que nos abren las puertas a nuestra Sierra Morena andaluza. En un ladito, viéndonos pasar, la ermita de Nuestra Señora de Linares es testigo de nuestros pasos. Aquella antigua atalaya mora, que el rey reconquistador tras la victoria convirtió en lugar de culto a la Virgen María, hoy es ruta de romería de los Cordobeses durante el mes de mayo.

Sierra Morena
Sierra Morena
Olía a campo y el silencio, de aquella ya dura subida, lo rompía nuestros pulmones al respirar tratando de hacer llevar a nuestra sangre el mayor oxigeno posible para no desfallecer. Aquella llamada “Loma de los Escalones” nos hacía sentir caminantes importantes, como los que siempre cruzaron por allí en tiempos de romanos buscando la Emérita Augusta. O por aquellos que la utilizaron como la Cañada Real Soriana, que unía Logroño y Sevilla pasando por ciudades como Soria, Guadalajara, Madrid, Toledo, Ciudad Real y Córdoba. Seguramente Almanzor, cuando perdió el tambor en Calatañazor, siguiera esta vía más al norte buscando a la Medinaceli que la vio morir.

Último repecho
Último repecho
La curva de la N-432a, con la que nos topamos de golpe, nos volvió a la realidad actual de ruidos, coches y humo. Una familia gatuna la atravesaba en sentido contrario seguidos por el líder de la manada. Fue el momento de una parada para reponer líquidos y engañar un poco al estómago con unos plátanos canarios, que duraron poco en nuestras manos. Repuestos, el último esfuerzo donde el paisaje nos cambió las encinas por pinos y donde alcanzamos esa cota de la jornada de 560 metros. Sobre las copas de aquellos árboles, empezaron a vislumbrar a lo lejos el blanco de las primeras casas de Cerro Muriano. El recuerdo atrás de casi cuarenta años, donde íbamos de verde obligados a cumplir con el servicio militar obligatorio. Esta vez el verde, guardado en las retinas hasta ahora, eran de olivos, pinos y encinas que, acompañados del azul cielo, hicieron olvidar aquellos tiempos pasados en el que un día fuimos jóvenes y soldados.
Cerro Muriano
Cerro Muriano


2 comentarios:

  1. Extraordinarui Willy cuenta me gusta y felicitarte por el trabajo después de tanto tiempo sin entrar aqui... Abrazos.

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    1. Gracias Pedro. Pues sí, debo retomar ésto que me entretiene mucho.

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