De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 13 de julio de 2022

Bandeira.

Capela do Carmen
Capilla del Carmen en A Xesta
La capela do Carmen de A Xesta se despidió de nosotros pasados unos minutos de las siete de la mañana. Dejábamos atrás aquella pequeña parroquia pontevedresa, que en su día fue reclamo de repoblación por la cantidad de casas vacías que albergaba de los abuelos que se fueron marchando y de esa juventud que se buscaba la vida por otros lares. Ya desayunados, caminábamos entre parcelas de huertas con un cielo gris que no amenazaba agua y un terreno encharcado por lo que llovió tanto la tarde-noche del día anterior como durante toda la madrugada. Nos quedaban algo menos de 60 kilómetros a Santiago de Compostela, estábamos estupendos y las ilusiones de caminar como las del primer día.

Camino a Donsión
Camino a Donsión
Donsión
Entrada en Donsión
Nuestras flechas nos llevaba por una pista asfaltada que en otro momento nos haría acelerar la marcha, pero que nosotros la pausábamos como no queriendo terminar pronto. Así quedaron atrás la Estación de tren de Lalín y Botos. En nada, un bonito cruceiro y la iglesia de Santa Baia, nos dice que llegamos a Donsión. Mientras Pedro se quitaba un chino intruso de su bota, recapitulaba sobre lo caminado hasta ahora. Mezcla de zonas arboladas, cruces de carretera y de autovía y zonas más despejadas que hacía ver un paisaje con nubes bajas desperezándose y un rocío que se resistía a desaparecer de la vegetación que nos rodeaba. A la salida de Donsión, una obra en construcción y su cartel nos anunciaba la apertura de un “albergue turístico y restaurante rústico”. Quizás para otra vez lo veamos terminado.

Entre Donsión y el puente de Taboada
Llegábamos a A Laxe y la experiencia de mi compañero de caminos hizo que continuáramos por el arcén de la carretera en lugar de entrar en la localidad. No merecía la pena dar el rodeo para que nos devolviera al primer lugar de nuestro avituallamiento. La hija de María José primero y ella después, nos daban un poco de charla en su restaurante de cocina gallega, donde nos tomamos nuestros zumos correspondientes. Buena conversación, buen descanso y a arrancar de nuevo. Teníamos cumplidos nuestros primeros diez kilómetros.

Entre Donsión y el puente de Taboada
Puente de Taboada
Puente de Taboada
Caminar raro a partir de entonces donde salías de la carretera para evitarla y después volvías a ella. Zona para recordar poco, hasta llegar el desvío a un camino de piedras que nos llevaba a cruzar el río Deza ayudados de una construcción del siglo X que sigue todavía como el primer día: El puente de Taboada. Pedro me señala una pequeña entrada lateral antes del puente y por allí me meto para bajar a la orilla y admirar desde su base la magnificencia de su construcción. Después de las fotos y videos correspondientes, empezar a subir por ese estrecho camino de piedras, donde la pequeña vegetación, que salía entre ellas, estaba vencida de la torrentera de agua que tendría que haber caído por la lluvia del día anterior.

Iglesia de Santiago
Iglesia de Santiago en Taboada
Salir a la carretera y cruzarla, aunque las flechas nos llevaran por el arcén hacia la izquierda. Al otro lado estaba la iglesia de Santiago de Taboada, con su cruceiro de presentación y sarcófago de piedra a su lado. Según he leído por ahí, en uno de sus lados aparece hecho un agujero, porque se entiende que fue utilizado como abrevadero. Allí sigue lo que en el Medievo albergó a un difunto, después para dar de beber al ganado y luego como distracción a turistas y peregrinos.

38,432 Kilómetros a Santiago
Después de eso, retomar esa tierra, esos muretes y esa arboleda que llenan los pulmones de oxigeno y de relajación al corazón y a la mente. A la salida de ese paraíso se abrían las puertas de Silleda, donde tuvimos nuestro segundo avituallamiento del día. Continuar entre sus calles para salir a la nacional hasta la enorme fábrica de Nudesa, con numerosos tráilers que hacían cola para cargar piensos para su transporte.

Poco más que contar del resto de la jornada. Carretera y pistas se turnaban para llevarnos a Bandeira. A unos dos kilómetros de nuestra meta, tenemos que tirar de capote. Mucho nos respetó la lluvia en estos dos últimos días y el final de nuestra etapa sería pasada por agua. La recompensa en el bar Atly con unas lentejas en su menú y una 1906 bien fría, que nos recobró todas las fuerzas perdidas en el día. De postre un orujo de caña tostada cumplió la función de dar por concluido ese día peregrino del 22 de junio de 2022 y que me supo a gloria.

En algún lugar de la jornada caminera de hoy


No hay comentarios:

Publicar un comentario