De Guillermo Rodríguez Bernal

jueves, 16 de agosto de 2012

Mallorca. Sa Calobra, Fomentor, Caragol y algo de comer.

Cala Sa Calobra
Otra de las bellezas naturales de Mallorca, es su costa. Innumerables los puntos donde poder ir, desde los más turísticos y visitados, hasta los más escondidos y desconocidos. Estuve en algunos de ellos, y tanto unos como otros, te hacen ver lo agraciada de esta isla en lugares que la hacen única.
13 kilómetros de curvas para un lado y para otro por “Las Cumbres”, te hacen llegar a uno de esos puntos costeros más visitados, y no es para menos.     Después
de aparcar el coche y caminar un poco, Sa Calobra nos espera después de bajar bastantes escalones. Fue llegar y darnos un baño en esa cala rodeada toda de roca. La piedra que se pisaba te hacía caminar con cuidado y preferías nadar a dar un solo paso. Únicamente llevábamos gafas de natación, pero no impidió el disfrute de bucear a pulmón  entre  los  peces
Desembocadura de "Es Torrent de Pareis"
que por allí pululaban. Después recoger y seguir caminando por unos pasajes escavados en la roca, para salir a “Es Torrent de Pareis”. Personas a ambos lados de sus orillas y, por supuesto, en su desembocadura. Como en cada una de estas calas de gran belleza, barquitos anclados con personas que disfrutaban de todo aquello. Tocaba seguir y retomar, ahora en sentido contrario, las curvas que dejamos a la llegada continuando hasta Deià, con otras vistas magníficas de la costa.

Vistas desde Mirador es Colomer
Sin lugar a dudas, otro de los sitios mas visitados es el cap de Fomentor. Es la zona más al norte de nuestra isla y siguiendo por la PM-221 llegas primero a “Mirador es Colomer”, después de pasar por las ya conocidas carreteras estrechas de cuantiosas curvas. Nos alegramos de llegar temprano porque pocos eran los sitios donde aparcar. Continuas terrazas a gran altura por las que vas pasando y descubriendo las innumerables entradas de mar de aquella zona. Las terrazas están trabajadas en la misma roca, lo que hace más bonita la subida al mirador.
Mirador Es Colomer
Increíble los acantilados que parecen salir del mar y la sensación, a lo lejos, de parecer un cuadro pintado y no tratarse de realidad por su belleza. Muchos son los visitantes que esperan los amaneceres y atardeceres en este marco de mar y roca unidos al cielo. Debido a la estrechez del cabo por aquella parte, al otro lado, se ve preciosa la Bahía de Pollença, con las playas y el pueblo de Alcudia acompañando. Cuesta trabajo no quedarse contemplando todo aquello, pero el fin de estar allí era continuar, así que siguiendo por la misma carretera sinuosa de antes, llegas al faro de Fomentor. Subir a su terraza para verte rodeado de mar por todos lados a excepción de esa carretera que nos trajo, que como una sierpes la veías subiendo hasta ti.
Vistas desde el faro de Fomentor
Son Serra de Marina
Dejando nuestro faro, regresamos por el mismo camino y nos desviaremos hacia el sur. Bordeas toda la bahía de Pollença hasta llegar a Alcudia, la cruzas y es cuando aparece la bahía que lleva su nombre. En un momento, llegas a la Albufera de Mallorca, encontrándote con el mar a tu izquierda y el parque natural a la derecha. Recuerdo que seguimos carretera al sur para buscar una playa de la que hablaban muy bien en algún foro que leí antes de salir de Sevilla. Son Serra de Marina tenía estructura rectangular. Todas sus calles eran paralelas y se notaba que eran edificaciones para veraneo. Al final de todo esto, aparcas y caminas unos quinientos metros por la arena hasta llegar a la zona que buscábamos. Arena blanca, pinos, claras aguas y la maravilla de darte un baño en aquella playa al sur de la bahía de Alcudia.
Camino de la playa d'es Caragol
Camino de la playa d'es Caragol
Pero sin duda, la mejor visita que hicimos de playas y calas en la isla de Mallorca, fue cuando pasamos la mañana en la playa d’es Caragol. Llegamos temprano hasta el punto más al sur de la isla, el cap de ses Salines. Aparcamos en la cuneta de la carretera a los pies del faro. De allí hasta la playa calculo que unos dos kilómetros, tardamos unos 20 minutos, por un camino cerca de la rocosa orilla. En ese trayecto muchos montículos de piedras apiñadas formando pirámides, que me traían recuerdos de otras, vistas en mis caminos a Santiago. Las rocas de la orilla acumulaban un manto de algas secas que daban al terreno un aspecto muy especial. Y llegamos a la playa. Muy larga, de arena blanca y fina, y con unos pinares que hicieron de sombrilla natural a la hora de comer. El agua cristalina y mucho espacio al ser poco concurrida. La mayoría de los bañistas practicaban nudismo. Curioso como
Playa d'es Caragol
mi hija pudiera llegar a verlo como algo natural sin que le llamara la atención, como nosotros podíamos pensar. Recuerdo una conversación con ella donde me advertía lo que se le “veía” a los hombres y mujeres de por allí, mientras seguía buscando sus piedrecitas de recuerdo. No me imagino su reacción ahora, tres años después. El baño genial, aguas turquesas sobre una playa lisa y sin desnivel hasta que llegabas a otra zona mas profunda. En esta zona, nuevamente nuestras gafas de natación nos ayudaron a sentirnos maravillados por la cantidad de plantas marinas y bancos de peces de aquellas aguas. Su total transparencia hacía que buceáramos lo más que nuestros pulmones y oídos nos dejaban. La lastima de no tener un equipo que nos dejara mas tiempo y a mayor profundidad, y una cámara acuática para dejarlo plasmado.
Playa d'es Caragol
Pronto espero ver cumplido El Deseo de Volver y encontrarme con mi amigo Joan Marí, para disfrutar de su compañía y de muchos de esos lugares de los que tanto me habla y que tan magníficamente defienden él y su agrupación el PSM. No está pagada su lucha por mantener calas, playas y lugares como d’es Caragol lejos de cualquier plan urbanístico que las destroce, así como la de preservar la identidad del pueblo mallorquín. Gracias, amigos.
Tampoco puedo dejar atrás toda esa gastronomía, de la que me habla tanto Joan como el bueno de Miguel Picó. Mallorquín de nacimiento y sevillano de adopción, que después de mas de 25 años fuera de su tierra, me habla como si fuera ayer de cómo su madre compraba las sobrasadas, longanizas y butifarrones en la carnicería Cás Caparrot, cerca de Santa Eulalia. De cómo le gustaban las galletas que le traían de Inca, las ensaimadas de crema de un horno de Muro y las cocas de patata de Valldemossa. Me habla de las sopas y el frito mallorquín, el tumbet, el lomo con col, la lechona asada, las empanadas de cordero, los robiols, los crespells, las cocas de trampó y las ensaimadas lisas o con cabello de angel. Y de dos lugares para comer como eran, o quizás siguen siendo, no lo sabe, el Celler Sa Prensa en Palma y C’al Dimoni en Algaida. Todo ello, gusto que conserva en su memoria y espera algún día encontrarlo en su paladar.

Pincha aquí para "Mallorca. Palma y Soller."

Pincha aquí para "Mallorca. Cuevas, Valldemossa y Alcudia."

5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, y me he sentido en estas zonas donde tu has pisado, amigo.
    Y lo de la "lechona asada", me ha hecho la boca agua,.. junto a los magnificos platos de los que nos habla tantas veces nuestro amigo Joan.
    La ultima vez que estuve en Mallorca, aun no habia nacido mi hija pequeña...y tiene ahora los 34 añitos.... si, yo tambien tengo "El deseo de volver". Un abrazo, Guillermo.

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  2. ... esperemos... que ya sabes que el "movimiento se demuestra andando"

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    1. Pues mira, ya he hablado con Jose Manuel y le parece una buena idea. Hablamos de marzo o abril del año que viene. Así nos da tiempo de coger un vuelo y alojamientos baratitos.

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  3. Pues ya me diras... y lo que dira el buen amigo Joan, que espero sea un magnífico anfitrión y guia de su tierra, no como otro que me se.... y no hablo de ti.
    Un abrazo, Guillermo, y puestos, otro pa el "negro". Y besitos a las Isabeles.

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