De Guillermo Rodríguez Bernal

sábado, 22 de septiembre de 2012

Segovia. Riofrío, Pedraza, Sepulveda, Turegano y un hermoso castillo con porterías.

Un tiempo esplendido nos ayudó a relajarnos y disfrutar de aquel verano de 2006 por tierras segovianas. Estábamos al sur de la provincia, en San Rafael, lugar de paso del rey Carlos camino de Yuste desde Madrid, y aquel día teníamos pensados hacer bastantes kilómetros.
Palacio Real de Riofrío
Temprano salimos dirección norte y antes de llegar a Segovia capital nos desviábamos a la izquierda. El Palacio Real de Riofrío anteriormente había sido coto de caza de los Reyes, cuando veraneaban en La Granja de San Ildefonso. Cuentan que Fernando VI mandó construir el palacio para quitarse de encima el atosigamiento de Isabel de Farnesio. Y ahí quedó, ya que el rey Fernando murió antes de verlo terminado.  Es  poco conocido,  al llevarse la fama ese otro gran
palacio real antes nombrado, el de La Granja. Llegas por una carretera comarcal con todo su contorno muy arbolado. Nada mas entrar en el coto, es raro no ver algún gamo o ciervo observando inmóvil y desconfiado. Antes de entrar, un paseo por los aledaños es más que recomendado, con las magníficas vistas de aquel paraje. Dentro, lo propio de estos lugares con una muy buena visita guiada. Lo que fue diferente a otros nos lo encontramos en su sótano, que era una especie de museo de animales disecados de los que habitaban por la zona, muy bien ambientados y que hizo las delicias de mi hija.
Casa blasonada en Pedraza
Salir para retomar la carretera, bordear Segovia y llegar a Pedraza. Su llegada impresiona al encontrártelo de golpe arriba del todo. Sus murallas parecían hacerlo inexpugnable para los tiempos en que fuera construida. Su entrada por un arco por el que pasaba sólo un coche. Conducir  por  sus  calles con direcciones
Plaza Mayor de Pedraza
únicas hasta llegar a una explanada que hacía las veces de aparcamiento. Pueblo pequeño, todo empedrado y bastante solitario a esas horas. Destacar su sobria iglesia de San Juan y la Plaza Mayor. Toda porticada, con mesas y sillas bajas esperando la hora justa para tomar unos vinos. Al otro lado del pueblo, su enorme castillo, que se encontraba cerrado y que      suele      albergar      exposiciones
Castillo de Pedraza
temporales. La de aquel día podía ser vista por la tarde, con lo que allí se quedó para continuar nuestra ruta. Antes, lo característico de aquel castillo era su puerta de entrada. Estaba toda llena de pinchos de hierro colocados de forma desigual ocupando toda su superficie. Daba miedo acercarse por temor a tropezar y caer contra ella.
Calles de Sepulveda
Nuestra siguiente visita era para el castillo de Galofre, cerca de Villafranca, pero no fue posible. Había que haber concertado una cita previa al tratarse de un castillo privado, con lo que tuvimos que continuar hasta Sepúlveda. También sorprende su llegada, pero esta vez veníamos de lo alto para encontrárnosla en una ladera allí afincada. Acababan de finalizar su Fiesta de los Fueros y estaba un poco patas arriba. En la oficina de turismo nos dieron un plano y nos dijeron lo que se podía visitar. Entramos por su Plaza Mayor y
Subiendo a San Bartolomé
continuamos paseando por sus desiguales calles, casi todas en pendiente. Muchas casas porticadas y buenos lugares para comer y tomar unos vinos. Nos gustó la visita a su iglesia de San Bartolomé. Una persona se encargó de detallarnos todo lo que contenía, haciendo la visita muy amena, instructiva y con mucho detalle histórico. Recuerdo un trato muy especial con mi hija, que por entonces contaba con seis años. A la salida, un poco de ejercicio hasta subir hasta la iglesia de San Salvador. Tremendas cuestas para ver una iglesia con mucho encanto. De vuelta, otra vez en la Plaza Mayor, quisimos visitar su castillo, pero también estaba dedicado a  albergar  exposiciones  con
Sepulveda
lo que continuamos nuestro recorrido. Y ya, a la salida, pasarnos por la iglesia de Santiago, convertida en el Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Al no llevar prevista la visita al parque natural, vino muy bien por lo completo que es todo lo que nos muestra el centro. Desde maquetas hasta un magnífico video que detalla lo bello de como son estas hoces y la fauna que la habita. Pendiente queda para otra vez la visita a ese bello parque natural.
Vistas del Castillo desde la Plaza Mayor de Turegano
Ya avanzada la tarde, llegamos a Turegano. Recuerdo cruzar su enorme Plaza Mayor ocupada con lo que había sido un mercadillo por la mañana. Magnífica la vista de aquel lugar con el castillo al fondo. Aprovechamos algún bar escondido tras los arcos de su plaza para tomar el café. Después, y antes de subir al castillo, dar un paseo por la plaza, visitar la iglesia de Santiago y hacernos unas fotos en uno de sus famosos caños de agua. Quizás de los más antiguos de los que por allí había.
Castillo de Turegano
Por último, coger el coche y aparcarlo a las espaldas del castillo. Creo recordar unas porterías de fútbol allí que rompían con la visión de aquella preciosa edificación de piedra rosácea. En su mayor parte estaba amurallado y se veía más grande que la visión que teníamos desde el pueblo. Pagada la entrada, la visita era libre, con lo que allí nos vimos detrás de mi hija subiendo a las más altas almenas, bajando por aquellas estrechas y empinadas escaleras, y buscando cualquier rinconcito de aquel lugar que nos hiciera descubrir algún misterio escondido y hasta ahora nunca encontrado. Al terminar, retomar la carretera, dirección sur, para volver a San Rafael después de una bella y contundente jornada por tierras segovianas, por tierras castellanas.
Vista desde las almenas de los campos y pueblos segovianos

2 comentarios:

  1. Experiencias vividas también amigo... es una de las tierras de España, aparte de caminante por donde sabes que tengo más pateadas, por su atracción encanto y ese cordero que me hace a veces desviarme para atacarlo... (un yerno mío es de por ahí y eso también obliga y ayuda... Muy bien sigue.. sigue... no pares...

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