De Guillermo Rodríguez Bernal

lunes, 25 de marzo de 2013

Valencia. El Castillo de Xativa, el monasterio de Simat de Valldigna, la Albufera y una cazuela de All i Pebre.

Castillo de Xativa
Castillo de Xátiva
Tarde iniciamos nuestra jornada turística aquel primer día de marzo. El cansancio acumulado del día anterior hizo que empezáramos a descubrir, parte de esa tierra valenciana, pasadas las diez y media de la mañana. Con nuestros amigos de Alzira, Pablo y Rosa, tomamos la carretera que nos llevara a visitar el castillo de Xátiva. En el trayecto, las grandes parcelaciones de esos árboles que producen las naranjas más apreciadas de la península. Muchas fueron las que salieron de estas tierras primero dirección a
Castillo de Xátiva
Castillo de Xátiva
Valencia y después al resto del mundo. Ya en Xátiva, tremenda la subida a aquel castillo de origen íbero, que en poco recorrido te hace alcanzar gran altura. Entramos por la Porta Ferrisa a lo que fue el patio de armas, donde nacen dos ramales que, al subirlas, te hacen ver unas vistas increíbles del pueblo y de toda la comarca. Ahora está convertido en museo, mostrándonos las formas de vida de tiempos atrás y sin que te hagan olvidar su importancia aquellos años en los que disfrutaron de su alojamiento Anibal y Escipión, sin dejar atrás a la familia Borja que llegó a dar Papa a Roma.
Monasterio de Simat
Monasterio de Santa María de Valldigna en Simat
Dejando atrás sus almenas, la dirección a tomar sería la de Simat. Allí nos esperaba el monasterio de Santa María de Valldigna. El frío y la lluvia hacían que el guarda de seguridad se apostillara en un rinconcito, pegado a una mesa con algún calentador frente a las piernas y con las manos metidas en los bolsillos del chaquetón. Pasado el arco de entrada, nos reciben un plantío de naranjos a ambos lados y aquella preciosidad, medio construida, medio en ruinas, al frente. Impresiona mucho su iglesia, de bóvedas altísimas y manteniendo todo su policromado. Afuera, se adivina el claustro, gracias a
Arcos en claustro de Valldigna
Arcos en claustro de Monasterio de Valldigna
los recuperados arcos que en su día mantenían la techumbre por donde caminaban los monjes y que fue recuperado por los valencianos de alguien que los compró años atrás. Varios edificios con la temática de lo que en su día fue Valldigna en sus paredes y la base de los muretes de lo que se supone fueron las celdas de los que allí moraron antes de la desamortización de un tal Mendizabal. Mucho trabajo queda para su restauración. A su salida, unas marcas en el suelo nos recordaron otras iguales vistas en Alzira. Pisábamos la Ruta dels Monestirs y visitamos uno de los cinco monasterios que tiene su itinerario. Ahora, el recuerdo para mi buen amigo y peregrino Joan, que pisaba esa misma tierra semanas antes que yo lo hiciera.
Policromado en bóvedas del Monasterio de Ntra. Sra. de Valldigna en Simat
Policromado en bóvedas del Monasterio de Ntra. Sra. de Valldigna en Simat
Barraca dels Aranders en el Palmar
Barraca dels Aranders, la más antigua del Palmar
Tarde se nos hacía para comer y donde lo queríamos hacer, con lo que cogimos la nacional y pasamos a la vera de Cullera sin visitarla. Sólo conducir a poca velocidad para admirar la bella posición de su castillo en esa parte de la provincia con el mar a un lado y la montaña al otro. De camino a El Palmar, pasar por toda aquella zona que formó en tiempos parte de la denominada “Ruta del Bacalao”, muy distinta a aquella de monasterios de las que hablábamos antes. A continuación, ya se empezaba a respirar
All i Pebre
All i Pebre
la cercanía de la Albufera, al encontrarnos enormes extensiones de plantaciones de arroz a ambos lados de la carretera en el Marjal. Las primeras barracas hacían su aparición, en nada teníamos nuestro coche aparcado y nos sentábamos a la mesa de uno de las decenas de restaurantes que tiene esta localidad valenciana. El tener que conducir nos privó de un buen vino, pero no de degustar una cazuela de un sabrosísimo All i Pebre, mientras las mujeres se despacharon muy a gusto una buena paella de fideua. Variado de pescado para todos y algo dulce para acabar. Para acabar allí, porque nos esperaba la visita estrella del día.
Barcas en la Albufera
Barcas en la Albufera
Ni el frío, ni el amenazante y oscuro cielo, impidieron que aquel barquero nos adentrara en el corazón de la Albufera. El ruido del motor de nuestra barca, la única en toda aquella enorme laguna de agua dulce, hacía salir de aquellas cañas a centenares de patos, que daban un mágico colorido a la lluviosa tarde que disfrutábamos. Entre callejuelas de cañas,  que  hacía  revivir  aquellos episodios de la obra de Blasco Ibañez, nos aparecían garzas, muchas de ellas reales, y cormoranes, que te asustaban al estar enterrados en el agua con sólo el cuello por fuera. Salir al centro de la laguna, siendo los dueños de ella
Pescador de anguilas
Pescador de anguilas
en aquel momento, fue uno de los atardeceres mas bellos que he visto nunca. El gris del cielo, reflejado en el agua, junto a las cañas y a miles de pájaros de un lado a otro, te hacía sentir parte de aquella maravilla natural que es la Albufera valenciana. Sólo nos quedaba volver a nuestro apeadero entre cañas, no sin antes saludar a un pescador de anguilas que cumplía con su labor diaria con sus aparejos en aquel magnífico lugar de trabajo.
Imagenes de la Albufera
Imagenes de la Albufera
Terminar la tarde en una cafetería degustando unas deliciosas empanadillas de boniato, que Rosa se encargó de comprarnos, para volver de nuevo a Alzira. Teníamos que recogernos temprano, al tener que recibir al día siguiente la visita de amigos muy especiales, a los que dedico estas letras. Aquel encuentro, denominado del Conxuro, quedará grabado en mi memoria, juntos con los que nos reunimos. Pablo y Rosa de Alzira; Armand de Barcelona; Charo y Jorge de Valencia; Pilar y Santiago de Alcañiz; y mis Isabeles y yo, junto con la familia y amigos de nuestro anfitrión, hicieron que quedara patente El Deseo de Volver a encontrarnos pronto y disfrutar de nuevo de nuestra sana amistad juntos. Va por vosotros amigos.

Pincha aquí para "Valencia.- Alzira, nuestro encuentro con unos amigos"


5 comentarios:

  1. Magnífico y de impecable presentación este post sobre estas tierras valencianas. Como siempre, ya es una norma, sin conocer estas tierras, las estoy andando gracias a ti.
    Y aunque como digo no las conozco, me viene el DESEO DE INICIAR ......

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    1. Pues sí que merece la pena darse un paseo por aquí, añadiendo además todo aquello que quedó por ver, pero ya se andará de nuevo por allí. Gracias Armand.

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  2. Extraordinario y sobrecogedor relato de esas vivencias valencianas... Gran narrador amigo sigue así no pares...

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  3. Que bonito lo cuentas Guillermo, es como estar alli. Gracias a ti y a tod@s por ese encuentro tan especial que tuvimos y que espero que no sea el último. Y como dice Pedro, sigue... no pares.

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    1. Seguiremos Pilar. No te puedes imaginar lo agradecido que es esto, primero por escribirlo y después por escucharos. Muchas gracias, amiga.

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