La ciudad de Zaragoza.

Leones sobre Puente de Piedra

No sé decir por cuan distintos lugares he cruzado el río Ebro. Lo que sí tengo claro es que por todos aquellos por donde lo hice, provocaron ese cambio instantáneo que te hace olvidar todo lo que en ese momento haces y piensas. Te acercas a la baranda o el murete más próximo y te quedas viendo y escuchando el deambular de sus aguas en ese paso.

"Antiguo puente de piedra, cuatro leones tenía". O algo así, nos decía la jota sobre el   Puente   de   Piedra   que   ayuda  a  cruzar  el  Ebro  a  su  paso  por   Zaragoza.    Allí    nos
encontrábamos un cinco de agosto de hace siete años, después de conducir por los magníficos paseos de Isabel la Católica, Fernando el Católico, la Gran Vía y la avenida de la Independencia. Sólo teníamos que cruzar para meternos de lleno en el corazón de esta ciudad y  quedar  prendados  de  la  majestuosa  plaza  del  Pilar. Impresionante  tiene  que  ser  vivirla

Goya y sus maja presidiendo la Plaza del Pilar

dentro de unos días, con esa preciosa ofrenda de flores que se le hace a la Virgen. Y allí estaba Goya, presidiendo y contemplando aquella maravilla con su rostro serio y penetrante, al que nos tiene acostumbrado todo aquel que nos ayudó a conocerlo mostrándonos su imagen. Frente a él, majas y mozos vestidos de época, como salidos de uno de sus cuadros. A mitad de la plaza, la fuente de la hispanidad tiene representada la figura del centro y el sur de América, y es todo un espectáculo verla en funcionamiento.

Basílica de Nuestra Señora del Pilar

Entramos en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar y nos la encontramos llena de personas visitándola. Si bella es por fuera, no digo su interior, empezando por el suelo, siguiendo por lo decorado de sus paredes y finalizando en los maravillosos frescos de sus cúpulas. Si algo recuerdo con personal admiración era el coro y su retablo mayor. Este último era para perder las horas en cada uno de los pasajes tallados en él. Admirable e impresionante. Lástima que no se pudieran hacer fotos. Como no, allí

Virgen del Pilar

estaba la Virgen del Pilar, admirada por todos. Justo por detrás, la ordenada fila de fieles esperando su turno para besar aquella columna que nuestro Santiago el Mayor encontró en aquel lugar con la Virgen apoyado en ella. Algo que poca gente sabe es que Santiago estaba acompañado de un sevillano llamado Pío, al que hizo obispo y que tenía como profesión la de tallador. Ante la aparición compartida por ambos, Santiago pidió a Pío que tallara una virgen y la colocara en un pilar para que fuera venerada en una iglesia que fundara en Sevilla, como así hizo. La Virgen del Pilar se convirtió en la primera patrona de Sevilla, hasta que después fuera nombrada a la Virgen de los Reyes.

Cúpulas de la Basílica del Pilar

Campanario de la Catedral de San Salvador "La Seo"

Al salir, retrocedemos un poco para meternos en la catedral de San Salvador, también conocida por los zaragozanos como “La Seo”. La recuerdo pequeña, cuadrada y con mucha luminosidad. Muchas capillas en todo su contorno, bellas esculturas en alabastro a las espaldas del coro y un órgano muy ornamentado y colorido. Pero lo que mas me gustó fue su exterior. Desde su campanario hasta lo bonito de ver toda una catedral hecha de ladrillos, como muchas construcciones hechas en Aragón.

Murallas del Palacio de la Aljafería

Salimos en dirección al Palacio de la Aljafería. Antes, encontrarnos reminiscencias de lo que fue esta ciudad, la llamada Caesar Augusta. Allí estaban parte de las murallas construidas por Tiberio, allá por el siglo I. Pero continuamos caminando por la ciudad moderna y comercial hasta llegar a nuestro palacio. Si impresiona su exterior de grandes torreones y jardines, mucho  más  su  interior.  Aquel  “Palacio

Arcos de entrada al salón dorado

de la Alegría” fue residencia de Reyes moros primero y de Reyes cristianos después, sede y prisión para la Inquisición, base militar y cárcel de Zaragoza. Actualmente alberga las Cortes de Aragón. Tras pasar su arco de entrada y dejar atrás sus altas murallas encontramos una verdadera joya, precursora, según nos decía la guía, de lo que después fueron construcciones como la Mezquita de Córdoba, los Reales Alcázares de Sevilla y la Alhambra de Granada. Muy recomendable su visita guiada,   donde   desarrollan   cada   sitio

Patio de Santa Isabel

como y por quien fue habitado. Preciosos los arcos de herradura de entrada al llamado Salón Dorado, admirable el patio de Santa Isabel, en honor a Isabel de Portugal nacida en el Palacio, interesante como se pasa de aquel palacio Taifal al construido anexo por los Reyes Católicos y sorprendente por la belleza del techo del Salón del Trono.

A la salida, ya tarde, volver al Puente de Piedra, volver al Ebro, para despedirnos de él hasta la próxima vez, posiblemente en otro lugar. El Deseo de Volver quedó latente por los pocos lugares visitados ese día, aunque satisfechos de la calidad de cada uno de ellos. Allí quedó y seguro que volveremos.

Puente de Piedra sobre el río Ebro

Pincha aquí para "Zaragoza. Fuendetodos, Daroca, Calatayud, un monasterio y una laguna llena de grullas."