De Guillermo Rodríguez Bernal

sábado, 20 de octubre de 2012

Pontevedra. Vigo, Baiona, Tui, unos castros y la desembocadura del Miño.

Ciudad de Vigo
Buen paseo el que dimos aquella mañana subiendo al Monte do Castro. Nos dijeron que era el mejor lugar para ver, de un único vistazo, una de las rías más bonitas de las Rías Baixas. La       mañanera       bruma pontevedresa no quería alejarse de ella, con lo que la vimos a medio despertar y nos tuvimos que conformar,  que  tampoco  estuvo  nada  mal,  con  seguir  nuestro  paseo rodeando  aquel
Monte do Castro
magnífico parque de la ciudad de    Vigo.   Como   compañía  teníamos   las  ruinas   de una  antigua   fortaleza,    jardines, esculturas, anclas y cañones en dique seco, olor a mar y algún cruceiro  perdido   que   nos recordaba  que  la tierra que pisábamos era gallega. Viendo la terquedad de la niebla agarrada a su ría, decidimos coger el coche y conducir pegado a la mar hacia el sur.
Playa América
Calles de Baiona
Siguiendo la carretera pegada a la costa, queríamos llegar a Baiona, pero antes paramos un momento a pisar las rubias arenas de la playa América. Nos dijeron que era de las más bonitas de las Rías Baixas, como así comprobamos. Una vez mojados los pies en el Atlántico, seguir un poco más hasta llegar al aparcamiento cercano   al  castillo  de   Monterreal.  Lo
Casa do Concello de Baiona
primero, visitar aquel puerto donde arribó la Pinta de vuelta de su primer viaje de América. La casualidad hizo que todavía estuviera allí amarrada, con la consecuente alegría de mi hija. Tras la visita de la carabela de Martín Alonso Pinzón, perdernos por las calles de Baiona.  Por  una  rúa  estrecha  y con su
Colegiata de Santa María
acera bien provista de columnas, llegamos a la plaza del Concello. Amplia y con mucha luz. Presidiéndola, la fachada de la Casa do Concello, toda de blanco y con tres escudos de piedra. Luego seguir hasta encontrarnos con la colegiata de Santa María. Robusta, muy escalonada, rodeada de cruces de piedra y abierta, lo que nos hizo disfrutar de una de las maravillas de aquellas tierras. Sólo quedaba callejear por pasillos de piedra que suponíamos parte trasera de las casas, para llegar al cruceiro más especial que jamás vi.
Cruceiro de la Santisima Trinidad
Virgen de la Roca
El llamado de la Santísima Trinidad, tiene una cubierta de piedra a modo de tejado, mostrando una visión extraña de lo acostumbrado en estos monumentos tradicionales gallegos. Aunque le daba un aspecto y una belleza excepcional. Después de aquello sólo quedaba continuar nuestro camino hacia el sur, parando a la salida del pueblo en la Virgen de la Roca. Grandioso mirador con preciosas vistas de toda la costa y del pueblo de Baiona.
Castros Monte Santa Tegra
Conducir despacio, por aquella carretera pegada a la costa, hasta llegar al pueblo de A Guarda, bordearlo y empezar a subir al Monte de Santa Tegra. La primera parada es en la cuneta de nuestra carretera para ver los castros. En pocos sitios vi tantos juntos y con esas vistas. Andurrear entre ellos, mientras que  a mi  hija le  faltaban piernas  para ir
Desembocadura del Miño
corriendo de uno a otro. Por último, uno todo reconstruido nos hizo ver la forma de vida de los que en su día habitaban estas tierras. Quedaba terminar de subir a lo más alto. Una vez aparcado el coche, seguir el Vía Crucis hasta arriba y tener las mejores vistas del nacimiento de un río muy gallego y muy peregrino. La suerte de tener un día muy soleado y que la niebla no quería irse de Vigo.
Convento de las Encerradas
Antes de volver a casa, ya camino de ella, y siguiendo río arriba nuestro Miño, acercarnos a Tui. Es una delicia caminar por sus calles, sabes por ellas que estás en tierras gallegas. Recuerdo la blanca capilla de San Telmo, en uno de los laditos de su casco antiguo y que hace un guiño a las que construyen en el país vecino. Recuerdo un callejón con muchas   ventanas   con   rejas,   las   del
Cruceiro en Tui y Capilla de San Telmo
convento de las Encerradas, hermanas Clarisas. Recuerdo el pasar por uno de los arcos de sus puertas, con un cruceiro a la izquierda y la ermita de la Misericordia a la derecha. Y mi gran recuerdo a su catedral, la de Santa María, mitad castillo mitad iglesia, imponente. Recuerdo de mi paso por la ciudad fundada por Diomedes, que no deja indiferente al que la visita y que marca ese Deseo de Volver, pero caminando en dirección a Santiago y viniendo de tierras portuguesas. Quizás algún día.
Catedral de Tui y su portada

Pincha aquí para "Pontevedra.- Poio, Combarro, La Toja, Cambados y un buen baño."

Pincha aquí para "La ciudad de Pontevedra"


5 comentarios:

  1. Gran trabajo Willy, esto es escribir, disertar, ofrecer cultura y arte subir temas y desarrollar caminos y visitas a nuestra querida España !ahi queda eso¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Pedro. Sabes que disfruto mucho haciendolo. Un abrazo, amigo.

      Eliminar
  2. Otro que no habia visto, Guillermo. ¿No se reciben avisos de publicación...?
    Como siempre, detallado y cuidado el texto como las imagenes. Solo he pasado por Tui, y veo el Cruceiro, que creo esta justo al lado del Albergue....y la magnçifica Catedral.
    Muy bien, estas aportando cultura, amigo. ¡Bravo, maestro!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras, Armand. Tan sólo los publico en mi página del facebook cuando los edito. Se te puede pasar con facilidad.
      Tenía muchas fotos de esta ruta, más las que se quedaron guardadas que no he podido meter. Como ves no hay un hueco para una más. Fue una ruta preciosa. De las que empiezas por la mañana bien temprano, terminas bien entrada la tarde, te haces un montón de kilómetros y no te cansa nada. Una maravilla.

      Eliminar