De Guillermo Rodríguez Bernal

martes, 29 de marzo de 2011

Puente Villarente.

Saliendo de El Burgo Ranero
Saliendo de El Burgo Ranero
A la hora acostumbrada, las ocho menos cuarto, abandonamos el bonito albergue de El Burgo Ranero con el cielo cubierto y con bastante frío. Al menos no corría tanto aire como en días anteriores. Saliendo de la localidad la bonita mini-laguna a su salida y el sol que quería dejarse entrever entre las nubes. El desayuno en la mochila y nuestro caminar ligero hicieron que nos encajáramos rápidamente en una zona de escuela de ultraligeros con un banco para sentarse y donde dimos cuenta de nuestro desayuno de aquel día. Nos resultó curiosa la forma de cercar dicha parcela. Estaba toda llena de neumáticos de coche en todo su contorno. Parte del camino desde allí fue derrochando imaginación sobre la función que realizarían allí clavadas, con las consiguientes risas sobre las posibles utilidades.
Valdeasneros y Reliegos
Arroyo Valdeasneros y bodegas en Reliegos
Continuando con nuestra marcha, hasta subir el repecho que te lleva a Reliegos. Al estar ya más que amanecido, bajo un poco la temperatura y el viento comenzó a soplar de nuevo. Parecía que no nos abandonaría todos estos caminos. Pasado el pueblo, la interminable recta con la vista de la iglesia de Mansilla de las Mulas al fondo. Daba la impresión que se alejaba el pueblo a medida que avanzábamos hacia él.
Mansilla las Mulas
Monumento al peregrino en Mansilla las Mulas
A la salida de Mansilla, reencontrarme con el Esla, ese magnífico río de fuerza y belleza singular y que ya conocíamos de nuestro paso por el camino Sanabrés. Continuar por estos andaderos pegados a la carretera y cruzar por el larguísimo puente que daba paso a nuestra parada de hoy: Puente Villarente. Bonito albergue el de San Pelayo y con buena calefacción. En él tan sólo una chica extranjera, con pocas ganas de entablar conversación, y nosotros dos. Simpáticos, los que atienden en la tienda de ultramarinos Villar, y ya no hablamos de lo bueno de las alubias pintas del restaurante Montaña. Da gusto no encontrarte con precios abusivos en el camino Francés. Lo peor el fuerte y frío viento que se levantó por la tarde.
Puente Villarente
Puente Villarente

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