De Guillermo Rodríguez Bernal

lunes, 28 de marzo de 2011

El Burgo Ranero.

Camino de Moratinos
Camino de Moratinos
Las estrellas y la luna, no sé si creciente o menguante, nos dio los buenos días a la salida del Jacques de Molay sobre las ocho menos cuarto de la mañana. Nada de viento y mucha ilusión en tener una etapa tranquila en cuanto a metereología. Pero algo no iba bien. Esa lesión del Camino Inglés de hace unas semanas, volvió. Los pinchazos en las bajadas en la rodilla empezaron a aparecer, haciendo imposible un caminar fluido. La entrada de Moratinos se hizo rápida, pero costó llegar a San Nicolás del Real Camino, lugar de desayuno.
Entrando en León
Entrando en León
José Manuel me pasó una tableta de pastillas de ibuprofeno y empecé a medicarme buscando algo de alivio en ese dolor. Continuamos por el eterno andadero de la N120 hasta un desvío, que al principio parecía innecesario por tener a la vista la ciudad de Sahagún justo enfrente. Bien colocado ese desvío que nos mostró a la ermita de la Virgen del Puente. Preciosa junto a su puente de estilo mediaval. El camino muy encharcado hasta el mismo Sahagún. El ibuprofeno empezó a hacer su efecto y la rodilla a mejorar. No obstante nos acercamos a una farmacia para reponer la medicación y comprar una rodillera.
Magnifico paseo por esta gran villa y desaparecer, como por arte de magia, el dolor de la rodilla. Volvió nuestro ágil caminar. Y volvieron las nubes y el viento. No tan fuerte como el día anterior, pero un poco molesto. Los nubarrones negros se acercaban y temíamos otra vez una etapa de lluvia. Al desaparecer el sol bajó la temperatura.
Sahagún
Ermita de la Virgen del Puente e Iglesia de San Tirso en Sahagún
Bercianos
Bercianos del Real Camino
A los pocos kilómetros nos vino la bifurcación y nos confundimos, tirando para Calzada del Coto. Gracias a Dios, nos dimos cuenta a tiempo y volvimos al Francés que teníamos previsto. Por el andadero llegamos a Bercianos, lo que sería el final de la etapa de hoy. Al buscar el albergue, nos comentan que está cerrado hasta el día 1. Teníamos que continuar hasta El Burgo Ranero o irnos al hostal por 40 € la habitación. La decisión era clara. Nos comimos un par de plátanos y pa'lante. El efecto de la pastilla empezaba a agotarse y el dolor empezaba a asomar como un resquemor. A mitad de los siete kilómetros que separan los pueblos, un peregrino en dirección contraria caminando bastante ligero. Llamaba la atención su palo para caminar, que mas bien parecía tranca, con muchos dobleces y que seguro que era mas trabajoso su manejo que como acompañante en el buen caminar. Me preguntó si hablaba inglés. "A little bit", le
El Burgo Ranero
Iglesia de San Pedro en el Burgo Ranero
conteste. Me soltó una perorata de la que no entendí nada en absoluto. Empezó entonces el lenguaje por señas y el onomatopéyico. "two boys", haciendo el signo de la victoria con la mano que tanto gusta a Armand. "one donkey", y yo que entiendo monkey. Que me dice este guiri de dos chicos y un mono. Empiezo a hacerle el mono y se me parte de risa. "no monkey, donkey". Ahora entiendo, dos chicos y un burro. "I dont see" y me fui. Seguro que Berlanga hubiera disfrutado con este encuentro tan simpático.
Llegar a Burgo Ranero y a su magnífico albergue municipal. La voluntad y buen servicio. Mañana, no sé donde acabaremos aprovechando estos siete kilómetros extras caminados. Ya os contaré.

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