De Guillermo Rodríguez Bernal

sábado, 26 de febrero de 2011

Bruma.

Betanzos
Saliendo de Betanzos
Dura fue la etapa anterior, pero manteníamos las fuerzas intactas. Teníamos muchas ganas de Camino. Ésta nueva etapa, entre Betanzos y Bruma, se presentaba como un buen reto para el día de hoy. Los veintiocho kilómetros que separaban las dos localidades, con tan sólo un punto de avituallamiento, nos hacía iniciar el fuerte ascenso de la salida de Betanzos con calma y reservando toda la energía posible para el resto de la jornada. Después de llenar nuestras botellas de agua y darnos un buen desayuno empezamos nuestro caminar con los capotes puestos. No era lluvia fuerte pero la suficiente para que lo que nos cubría acabara chorreando en cuestión de minutos.
Betanzos - Bruma
Caminando sobre alfombras
Para empezar, esa fuerte subida por las calles brigantinas que te hacen pensar que si el resto de la jornada fuese así te lo harían pasar mal. Pero una vez que alcanzas la altura necesaria nos encontramos con un caminar tranquilo, bonito y entretenido. Continuos cambios de tierra a asfalto y el cruzar por diferentes parroquias donde te sumerges en esa Galicia que tanto anhelamos cuando nuestra salida al Camino se hace desde otras regiones. La lastima, el continuo lloviznar y el frío que arreciaba bastante en todo el concello de Abegondo. Con nuestro caminar continuo y tranquilo, de subidas y bajadas suaves pero seguidas, llegamos a la parte mas dura de esta etapa, y quizás de las
Cruceiro
Cruceiros camino de Bruma
anteriores. Delante de nosotros, el camino zigzagueaba para hacer menos costosa el fuerte repecho a la salida de San Paio de Vilacoba. Momentos antes, cuando bajábamos a esta población, comenté con Pedro que estábamos bajando bastante y que después todo eso habría que subirlo por algún lado, como así fue. Desde San Paio se vislumbraba ese camino que como una sierpes subía montaña arriba. Para colmo, ese único establecimiento, donde reponer algo de fuerzas, estaba cerrado. Era lógico, nadie caminaba por el Inglés en estos días. Comenzamos la subida con paso lento y seguro, pero llegó el momento en que el aliento empezaba a faltar. Sin llegar a agotarnos, hacíamos paradas rápidas y viendo próxima la llegada a la cima, una de unos diez minutos para reponer los líquidos y las sales perdidos en la ascensión.
Bruma
Barro en el Camino
Una vez retomado el Camino y superada esa cota tan temida, continuamos nuestro caminar bajo una lluvia mas intensa. Una especie de parada de bus, nos sirvió de refugio por un momento. Fue entonces cuando dos peregrinos, totalmente tapados, nos pasaron con un “hola” seco y tan poco peregrino. Iban rápidos. Después de un poco de fruta, nuestra marcha fue continua hasta Bruma. Poco antes de llegar un vehiculo, que suponemos era de gran tonelaje, hizo desaparecer el Camino con sus enormes ruedas. La señal de un kilómetro para el albergue de Bruma, nos puso la sonrisa en los labios y apretamos la marcha hasta llegar a él. A nuestra llegada, nos atiende la hospitalera. Ni rastro de los dos peregrinos anteriores. “En el albergue tan sólo hay un italiano, que ha pasado dos días aquí. Se fue en un autobús a conocer Coruña y vendrá a la tarde”. Fue en ese momento cuando los encapuchados peregrinos llegaron al albergue. Sólo sellaba y se iban.
Albergue de Bruma
De conversaciones en el albergue de Bruma
Magnífico el albergue de Bruma y con una hospitalera que estuvo continuamente pendiente de nosotros, tanto ella como el marido, con el que tuvimos una buena charla sobre lo ocurrido en el polideportivo de Betanzos. Se sorprendió de lo pronto que llegamos como estaba el tiempo y saliendo a las ocho de Betanzos. La comida, proporcionada por un bar de las cercanías, deliciosa. Traída por ellos mismos al albergue por 10 euros, pero bien condimentada y que saciaron nuestro apetito. Ya por la tarde, la llegada de Coruña de Mario, un italiano dueño de un restaurante cerca de Verona, con sonrisa perpetua en su cara y con el que congenio estupendamente nuestro Correjaco al conocer italiano perfectamente. El peor trago, lo frío que estaba el baño de las duchas, lo que propinó el estar debajo de esa agua caliente un buen rato cogiendo la temperatura necesaria. Dormir del tirón con buena calefacción y esperar a la mañana siguiente en el que partíamos a Sigüeiro.
Cenando en Bruma
Cenando en el albergue de Bruma

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