De Guillermo Rodríguez Bernal

sábado, 9 de mayo de 2020

La Palma. Marcos y Cordero, miradores, piscinas naturales, San Andrés y el Principe Alberto.

Marcos y Cordero
Ruta de los Nacientes de Marcos y Cordero
No creíamos que aquel taxi de nueve plazas nos llevara sanos y salvos a nuestro destino. El taxista amenizaba el recorrido de manera magistral, con un monologo que tocaba todos los palos y, en cierto modo, evito los miedos de aquel largo y tortuoso camino que discurría sin dar tregua entre estrecheces, desniveles, barro, piedras y grietas. Nunca pegué más tumbos en un coche que en aquella ocasión. Todo lo tenía controlado aquel mago del volante que metía aquel coche por donde parecía imposible, mientras nos contaba lo poco que le duraban haciendo esos trayectos. Normal. Al bajarnos, todo
Marcos y Cordero
Lo complicado pasados los túneles
daba vueltas todavía, teniendo ya los pies en el suelo. Nada mejor que ponernos a caminar por una de las más famosas rutas de senderismo de la isla de la Palma, la que nos llevaba de los nacientes de Marcos y Cordero al centro de visitantes de la Cascada de los Tilos.
Camino para recordar. Aquel lado este de la isla era lo más selvático de toda ella. La altura hacía estancar las nubes y que el agua no faltara nunca en aquella vertiente. De hecho, fue la protagonista durante el tiempo que estuvimos caminando. Por un lado, atravesar sus 13 túneles, aunque recuerdo que conté 14, que en su día fueron de servicio y que siguen ayudando a la canalización de toda el agua recogida en aquella ladera al servicio de la isla. Túneles
Espigón Atravesado
Mirador del Espigón Atravesado
que obligaban a llevar algo de protección en la cabeza por las continuas “calabazadas” que nos dábamos sin querer. Por el otro, el verdor que todo lo inundaba en aquellas zonas altas por la que caminábamos. Solitario camino al principio hasta bastantes kilómetros después en que llegábamos al mirador del Espigón Atravesado, donde empezábamos a encontrarnos con los que subían provenientes del Centro de Visitantes. Una vez abajo, acercarnos a una de las cascadas más altas y bellas de toda la isla y probablemente del resto de las Canarias: La cascada de los Tilos. Todo un vergel de una zona declarada Reserva Mundial de la Biosfera y Patrimonio de la Unesco.

Cascada de los Tilos
Camino y Cascada de los Tilos en buena compañía
A partir de ahí fue el descubrir de esa única parte de la isla que nos quedaba pendiente. Para el nordeste de la Palma contamos de nuevo con la compañía de nuestros amigos Ana y Norberto, que nos guiaron buscando siempre la intención de no dejar escapar nada de su tierra que pudiéramos dejar sin ver.
La Fajana
Piscinas de La Fajana
Arrancamos en el mirador del Jardín de las Hesperides, con las magníficas vistas del barranco de la Galga, que cuenta con una de las rutas de senderismo que quedaron pendiente para otra ocasión. Representa el agradecimiento a los pueblos romano y cartaginés que llamaron a la isla Junania, en honor a la diosa Juno, también conocida como Hera.
Y continuamos hasta arriba del todo, para darnos un buen baño en una de esas magnificas piscinas naturales que tiene la isla. Las piscinas de la Fajana están en un precioso enclave entre rocas. Todo un placer nadar junto al mar o simplemente tener los pies en agua mientras los peces te los pellizcan continuamente.
Parque de la Laguna
Desde el Parque Recreativo de la Laguna de Barlovento
No dejamos de ver y de dar un buen paseo por el Parque Recreativo de la Laguna de Barlovento. Pegado al barranco de El Gato, zona de descanso del que gusta pasar un buen día de campo o de estar unos días allí en su zona de acampada. A la salida, comer cerca en el restaurante La Pradera, donde lo que más recuerdo es el postre. La primera vez que probé “el príncipe Alberto”, como recomendación de mis cicerones particulares y postre típico por excelencia de la isla.
Un poco más al este, a modo de digestión después de la comida, pasear y conocer San Andrés. Para mí el pueblo más bonito de toda la isla. Casas con fachadas de colores
San Andrés
Casas de San Andrés
poblándolo, grandes adoquines para circular por sus calles y tanto la iglesia de San Andrés como la plaza que la circunda del mismo nombre, en el centro de todo aquel monumento a la tranquilidad y el buen vivir que tienen sus gentes. Sin que le falte a poca distancia los baños en el Charco Azul, otra de esas piscinas naturales de la isla y, a la postre, la que más fama cosecha, a pesar de gustarme a mí más aquellas de La Fajana. Y por tenerlo todo, dentro de su término, el viaducto de los Tilos. Es el puente más largo de España de un solo arco y que ayuda a cruzar el barranco del Agua.
San Andrés
Piscinas naturales de Charco Azul e Iglesia de San Andrés
Y nos despedimos de esta ruta de hoy en el mirador del Salto del Enamorado, ya cerca de ese otro mirador del principio del jardín de las Hesperides. Cuenta la leyenda que un pastor quiso demostrar su amor a una campesina haciendo alarde de su lanza, queriendo cruzando el barranco apoyándose en ella y perdiendo la vida despeñado. Buen lugar para ver esas estrellas tan admiradas por mi querido amigo Paul Venne y que pone broche final a todas nuestras visitas a mi paraíso natural, la isla bonita, la isla de La Palma.
Salto del Enamorado
Mirador del Salto del Enamorado

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