De Guillermo Rodríguez Bernal

domingo, 24 de mayo de 2015

La ciudad de Sevilla. Bordeando su muralla y atravesando sus puertas II.

Puerta Carmona
Puerta Carmona
En nuestro caminar descubriendo Sevilla a través de sus puertas y su muralla, nos quedamos llegando a la Puerta de Carmona. Se trataba de la mayor de todas las que se construyeron. En ella acababan la mayoría de los caminos más importantes que llevaban a la ciudad, siendo salida directa hacia la Cruz del Campo y al pueblo de Carmona. Otra particularidad es que hasta uno de sus costados llegaban los caños de Carmona, acueducto romano que traía el agua desde el manantial de Santa Lucía en el cercano municipio de Alcalá de Guadaira.
Puerta la Carne
Puerta la Carne
Sin desfallecer seguimos por Tintes, donde se encontraba el Postigo del Jabón, San Clemente, la plaza los Curtidores y por Cano y Cueto salimos a donde estaba situada la Puerta de la Carne. Era así llamada por el matadero que había a extramuros. En este matadero nació Berganza, personaje de Cervantes en su novela ejemplar Coloquios de los Perros. Sobre la puerta estas palabras: Hércules la construyó, Julio Cesar la reparó y el héroe Fernando III la conquisto para Cristo, refiriéndose a la ciudad de Sevilla. Era la salida natural del barrio judío de la ciudad. Unos metros más adentro, en Fabiola, se conserva todavía un paño de muralla que separaba a la judería del resto de vecinos de Sevilla.
Jardines Murillo
Muralla por los Jardines Murillo
Es hora de unos calentitos (churros en Sevilla), reponer fuerzas para continuar por los jardines de Murillo. Recuperamos de nuevo nuestra muralla y la seguimos inundada de yedra y formando parte de la separación del exterior de la ciudad, del barrio de Santa Cruz primero y de los Reales Alcázares después. Gran tramo se conserva y un agradable paseo acompañándola por estos preciosos jardines que nos llevan a la calle San Fernando.
Puerta San Fernando
Antigua Fábrica de Tabacos, donde estaría la Puerta de San Fernando
Por esta calle pasaba el río Tagarete, a extramuros de la ciudad. Fue construirse la fábrica de tabacos de Sevilla, canalizar el río y construir esta puerta de San Fernando. Quizás la última en construirse, finales del XVIII, y la que menos duro en pie, al derribarse en el XIX. Hoy en día, la peatonalización de la calle hace que sea un placer caminar por ella donde lo único que queda es esa antigua fábrica de tabacos convertida en nuestros días en el rectorado de la Universidad de Sevilla.
Muralla en Puerta Jerez
Parte de la muralla en lo que sería la Puerta Jerez
Y por San Fernando llegamos a San Gregorio. Al final de esta calle era donde se afincaba la Puerta de Jerez. Delante de ella el río Tagarete y un puente de piedra que ayudaba a cruzar a los que de Jerez de la Frontera venían. También poseía unos grabados donde rezaba: Hércules me edificó, Julio Cesar me cercó de muros y torres altas y el Rey Santo me gano con Garci Pérez de Vargas. Todavía en aquella calle salen a la luz parte de aquellos muros que la sostenían.
Torre y Postigo de Abd-el Aziz
Torre y Postigo de Abd-el Aziz, en Avenida de la Constitución
En dos pasos estamos en Constitución y el postigo Abd-el Aziz aparece a nuestro lado con gentes que vienen de aquella zona cercana al Alcazar. A su lado la torre de Abd-el Aziz del que salía otro ramal de la muralla que iba buscando al Guadalquivir. Sin que tengamos rastro de ella, sabemos que se unía a la Torre de la Plata por la calle Santander y casi se unía a la Torre del Oro. Curioso el descubrir que la primera tiene base hexagonal, la segunda octogonal y la última dodecagonal. Justo al lado de la Torre de la Plata se encontraba el Postigo del Carbón, por la cantidad de carbonerías que tenía la calle a la que daba paso.
Torre de la Plata
Torre de la Plata y muralla cercana a ella
Desde ese punto, caminamos de nuevo buscando el norte y queriendo cerrar el círculo. Por Tomás de Ibarra llegamos al Postigo del Aceite, que también tenemos la suerte de conservarlo intacto. En su construcción fue llamado bad al-Qatay, Puerta de Barcos, porque a extramuros, y pegado a él, están las Atarazanas de Sevilla, que aún se conservan. En la cercana Plaza del Cabildo, todavía se ven restos de la muralla a su paso por aquel lugar.
Muralla en Cabildo y Postigo del Aceite
Muralla en la Plaza del Cabildo y el Postigo del Aceite
Puerta del Arenal
Puerta del Arenal
Queda muy poco para terminar nuestro andar y no veré más restos de aquella muralla que protegía Sevilla. A un par de minutos estaría la Puerta del Arenal, llamada así por toda la arena que rodeaba esta entrada hasta el Guadalquivir. Era allí donde confluían las gentes que venían en barco cargados de maravillas que traían de las Américas. Muchas eran las embarcaciones atracadas a lo largo de aquel tramo de río que iba desde la Torre del Oro hasta la Puerta de Triana y que tenían como entrada en la ciudad esta Puerta del
Puerta del Arenal
Puerta del Arenal
Arenal. Puerta que durante un tiempo era la única que no se cerraba por la noche en la ciudad.
Un poco más al norte, cruzando la preciosa plaza de Molviedro, llegamos a la Puerta de Triana. Punto de entrada y salida de las personas que iban o venían del otro lado del Guadalquivir, de Triana, y que se cruzaba sobre un puente hecho sobre barcas. Estaría situada en la calle Zaragoza y, si hoy existiera, sería testigo del paso a través de ella de peregrinos que desde la Catedral buscan la Vía de la Plata, camino a Santiago de Compostela.
Por Gravina llego de nuevo a la Puerta Real. Miradas de satisfacción con mis amigos por el objetivo conseguido y el sentimiento de haber disfrutado de un paseo que prometía interesante y que a la postre resultó maravilloso. Después, ya solo, sentado de nuevo en aquel poyete entre Alfonso XII y Goles, el recuerdo para alguien que hubiera disfrutado más que nadie de esta caminata. Alguien que adoraba la ciudad de Sevilla, que fue un estudioso de ella y del que tuve la suerte de escuchar multitud de historias vividas por él siendo niño. Es a él al que le dedico todas y cada una de las palabras aquí escritas y que hubiera dado todo el oro del mundo porque me hubiera acompañado este día. A ti, papá.

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5 comentarios:

  1. Que rincones, que lugares, que arte... eres más que un guía eres el mejor embajador...

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  2. Por cierto compañero ocasional de camino... que espero siga siendo por muchos años... hay un camino andaluz o mozárabe, como dicen algunos que no he hecho, ni tu, ahí estaríamos en igualdad de condiciones, je je, es más quedaría todo en tus manos como ir hacerlo y demás, para que no te aburras, tu que tienes más tiempo, es el Camino de Santiago que sale de Almería... ahí queda eso...

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  3. Por ahí existe algo de este Camino. Ya lo vamos viendo.

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  4. Hola Guillermo el otro día me comentaste que estabas subiendo temas en el Blog, en cual te refieres???

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