De Guillermo Rodríguez Bernal

martes, 24 de julio de 2012

Barcelona. Montserrat, El Modernismo y unos caracoles.

Estación de Plaza de España
Buen descanso en la Residencia “Erasmus” y mal desayuno servido en una cafetería cerca de la boca de metro de Lesseps, del barrio de Gracia. Allí tomaríamos el metro para enlazar en Plaza de España con los Ferrocatas. Fue el momento de esperar la llegada de nuestro tren, que nos servirá para acercarnos a los pies del monasterio de Montserrat. Durante el trayecto, acompañando al río Llobregat y el recuerdo, al pasar por Martorell, de aquella historia que nos contaba Armand sobre su Pont del Diable. Muy cerca pasamos de este precioso monumento, mientras nos relataba que una doncella vendió su alma al Diablo,  creyéndolo caballero,  si le hacía un puente en una sola
noche. Todo por la necesidad de cruzar el río todos los días en busca de una fuente de claras aguas. Dándose cuenta del engaño, y antes de que se colocara la última piedra, hecho agua sobre un gallo que cacareó, haciendo cantar al resto de gallos y dando por perdida la apuesta con el engañoso doncel. Bonita historia para tan magnánima obra de ingeniería.
Subida en funicular a Montserrat
La parada elegida para bajarnos del tren fue la del aéreo, en la que se apearon casi todos los que estábamos en aquel vagón. Arriba se veía el monasterio entre esas rocas tan características de toda la zona. La forma de llegar hasta él y evitar el enorme tajo creado por la naturaleza y el Llobregat, era un funicular. Enorme “cascarón” amarillo suspendido por un solo cable que unía la estación con el monasterio. Lenta subida que hacía las delicias de un grupo de orientales que se agolpaban en la parte delantera, fotografiando las increíbles vistas que teníamos en todo momento. Ya arriba contemplar admirados la belleza del Parque Natural de la Montaña de Montserrat y aquel edificio que albergaba a la Mare de Déu de Montserrat: La Moreneta.
Portada de la entrada de la iglesia de Montserrat
"La Moreneta"
Bastantes personas, en ese estupendo sábado, esperábamos pacientemente en la cola para visitar el camarín de la Virgen. Pasábamos por el lateral de la basílica de una capilla a otra, donde destacaban variopintas pequeñas lámparas donadas por muchos países, la mayoría americanos, y las vidrieras. Tras la foto de rigor, la salida de la iglesia por el lado contrario. Alargada gruta llenas de velas colocadas por devotos a su Virgen, en señal de petición, promesa o agradecimiento. Después, entrar por la puerta principal donde había comenzado la misa, comprobando que no quedaba ni un asiento libre por la cantidad de fieles que había dentro. Ya en el exterior, paseo hasta el nuevo medio de transporte que nos bajara del monasterio. La estación del Cremallera nos dejaba en el pueblo de Monistrol, dejándonos ver, mientras bajábamos, el zigzagueante sendero que sube del pueblo al monasterio, solitario ya a las horas que eran.
Algunas peticiones
Calles de Monistrol
Una delicia pasear por las callejuelas de Monistrol. Pueblo de casas de piedra que disfrutamos mientras buscábamos el sitio elegido para la comida del día. Nuestro anfitrión nos llevó hasta dar con el bar “La Roca”, en la plaça Font Gran. Varios tipos de butifarras, sepias y ensaladas fueron los que nos repusieron de lo caminado hasta ahora. Unos cafés y la amena charla de todo lo visto de momento. Al otro lado de la plaza, una señal amiga que nos indica que el Camino de Sant Jaume lo teníamos allí. Recuperados de tan suculenta comida, irnos en busca de la estación que nos mandaba de nuevo a la gran urbe.
Balcones en Passaig de Gracia
De nuevo en Barcelona, y después de un descanso, buen y largo caminar por el Passaig de Gràcia. Gran cantidad de tiendas, bancos, hoteles, restaurantes, construidos en el ensanche de Barcelona. Armand nos cuenta, la transformación que sufrió la ciudad por la necesidad de salir del casco antiguo en que estaban afinados, allá por el XIX. Por supuesto, destacaba la gran visión de futuro de todos los arquitectos y diseñadores, por las amplias avenidas que crearon y las perfectas conexiones entre ellas. Uno de los detalles, que más nos recalcaba nuestro amigo, era el chaflán que tenían todas las esquinas de las calles. Daban
Ejemplos del Modernismo en Barcelona
más amplitud y mejor visión para los que incorporaban o dejaban aquellas avenidas. Pero si hay algo en este paseo que te deja boquiabierto es el Modernismo. Derroche de imaginación en la construcción de edificios, donde Antoni Gaudí pasa a ser uno más entre los Josep Puig i Cadafalch, Lluís Domènech i Montaner, Enric Sagnier, Pere Falqués i Urpí. Un lujo para esta ciudad tener esta exposición permanente de fachadas donde la curva, la cerámica, los animales, las plantas, los balcones, las entradas de los edificios conforman un verdadero museo de arte al aire libre.
Casa Mila "La Pedrera" de Antoni Gaudí

Ya notando el peso del día y del caminar por aquella maravilla llego un momento muy esperado por nosotros. Aquella cena de sábado sería en un restaurante leridano con especialidad en caracoles. La Noguera nos atendió de maravilla, aunque no consiguieran que Armand comiera ni un solo “cornudo”, a pesar del excelente sabor de los que nos sirvieron a la brasa y, su especialidad, a La Noguera. Buen vino, buena conversación y buena compañía la que cerró aquel magnifico sábado. Por supuesto, antes de ir a dormir, la copa de rigor en un local, ya mas cerquita de casa con piano en directo. Todo un lujo de final de jornada.
No todo es lo que parece
Foto de Armand Arbos. Me cuenta que así suelen vender los caracoles de Lleida en Barcelona, como en la Sevilla de otros tiempos

Pincha aquí para "Barcelona. Gracia, Rivera y El Gótico."

Pincha aquí para "Barcelona. Parque Güell, La Barceloneta y el arroz negro."

3 comentarios:

  1. Revivo esta jornada de compañerismo y de satisfacción personal por tener amigos de la calidad humana e intelectual que desarrollas, Guillermo.
    Magnífica exposición del día, de los comentarios que acompañan cada momento y de las imagenes que hasta a mi me hacen ver la hermosura de esta ciudad, que es ya la vuestra.
    Un abrazo, a pesar de hacerme lo de los caracoles...

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  2. Gracias, Armand. Bueno no puedes negarme lo que nos reimos a costa de estos bichitos tan sabrosos. Y que esas risas hayan durado hasta ahora. Que caras pones, amigo.

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  3. Amigo Guillermo. Sabes mi opinión sobre estos "bichitos sabrosos", como dices tú, pero que no dejan de ser unos babosos que se arrastran y ademas , CORNUDOS...
    y LO QUE ME COSTO dejar hacerme la foto, fingiendo el placer de comerlos.....aunque las risas, duren, que asi espero que sea, Guillermo.

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