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Despertar en Alcaracejos |
Aquél día del mes de enero,
amanecía en Alcaracejos con el frío justo para protegernos manos, garganta y
cabeza con guantes, braga y gorro de lana. Lejos del ruidoso tráfico matutino,
aquel camino nos acercaba a un crucero de piedra, a la salida del pueblo, a
unas naves con vacas impacientes esperando a sus cuidadores para su desayuno y a
maquinaria agrícola con sus conductores para dar comienzo a la faena del día. Era
nuestra siguiente etapa en el Camino Mozárabe y el día amanecía con un cielo
totalmente despejado y un sol desperezándose que lució radiante a lo largo de toda
la jornada.
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Pozo de la Fuente Vieja en Villanueva del Duque |
Así dejamos aquel pueblo en el
que dormimos y nos encontramos con Villanueva del Duque, localidad que debe su
apellido al duque de Béjar. Justo a la entrada, la primera de las casas lucía
una especie de dibujo medieval pintado como en una lona con el camino que va de
Granada a Mérida. El resto de sus casas blancas, hacían de aquello un lugar
apacible para vivir y encantador para pasear. El pozo de la Fuente Vieja, la
iglesia de San Mateo y el ayuntamiento nos decían que ya estábamos en el centro
de aquella tan nombrada villa. Fue sellar y continuar nuestro camino hasta
buscar el lugar del desayuno. Fue a la salida de Villanueva el lugar elegido. Con
olor a anís y a coñac, el Rancho Grande nos proveyó de esa comida tan
importante en el día, dejando los licores para los que se acercaban por allí a
matar el frío mañanero, como siempre se hizo por estas tierras.
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Entre Villaueva del Duque y Fuente la Lancha |
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Plaza Andalucía en Fuente la Lancha |
Y entre granjas y fincas
continuamos nuestro caminar, sin grandes desniveles y guiado por las escasas
aguas del arroyo del Lanchar y las incontables piedras que dan nombre a la
comarca de Los Pedroches. En nada, nueva localidad. En Fuente la Lancha salía a
recibirnos su venerado olivo centenario y, bajo de él, letras en grande que dan
nombre al pueblo. Antes de llegar a la iglesia de Santa Catalina y su
ayuntamiento, parada en la pequeñita y decorada plaza de Andalucía. El tiempo
justo para estirar un poco y beber algo de agua para continuar con nuestra
marcha. Ya no habría más localidades de paso hasta llegar a nuestro destino de
ese día. A la salida de Fuente la Lancha la indicación de 916 kms a Santiago.
Todavía quedaba un poco.
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Entre fincas |
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Viejas encinas |
A partir de aquí, en esta segunda
parte de la etapa del día, volver a la rutina caminera de fincas con cercos de
piedra a nuestros lados. También vigilaban nuestros pasos encinas con unos
troncos tan grandes que pueden albergar personas dentro. Los prados llanos y
extensos. Se rompía esa monotonía tan placentera con la llegada del vado del
río Guadamatilla, primero, y la llegada a un área recreativa con la ermita de
Ntra Sra de Guía al final. Es a partir de aquí cuando el camino se torna feo al
rodear los típicos polígonos industriales que rodean a las grandes localidades.
Se hacía largo caminar entre naves y casas medio abandonadas, pero tienes la
recompensa de la meta de hoy en el pueblo de Hinojosa del Duque.
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Fuente del Pilar de los Caños en Hinojosa del Duque |
Localidad que debe su nombre a la
cantidad de hinojos que había por la zona. También el recuerdo a las
serranillas del Marqués de Santillana dedicadas a “la Vaquera de la Finojosa”. Allí
seguía la Fuente del Pilar de los Llanos a su entrada, aunque ya pocos se
acercaban a por el agua que ella servía. Y caminando entre sus casas, llegar al
corazón de Hinojosa y encontrarnos con la magnificencia de la iglesia de San
Juan, la llamada Catedral de la Sierra. Tocaba sellar y volver a casa. Ya habrá
más días para continuar ese camino empezado en Málaga y que muy poco a poco
vamos culminando.
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Catedral de la Sierra en Hinojosa del Duque |
Que gratos recuerdos estoy disfrutando con tu descripción y narración, mi última vez fue con problemas de salida, fue despues de 5 horas de coche y sin preparación para andar ya... frío atroz, cabeza agachada y hasta tapada toda la cabeza en resumen, gracias por tu descripción porque ahora si que veo y disfruto la etapa. Abrazos Willy.
ResponderEliminarYa sabes que no hay dos etapas iguales. Esta última vez te tocó padecer. Vendrán mejores seguro, Pedro.
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