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Capilla del Carmen en A Xesta |
La capela do Carmen de A Xesta se
despidió de nosotros pasados unos minutos de las siete de la mañana. Dejábamos
atrás aquella pequeña parroquia pontevedresa, que en su día fue reclamo de
repoblación por la cantidad de casas vacías que albergaba de los abuelos que se
fueron marchando y de esa juventud que se buscaba la vida por otros lares. Ya
desayunados, caminábamos entre parcelas de huertas con un cielo gris que no
amenazaba agua y un terreno encharcado por lo que llovió tanto la tarde-noche
del día anterior como durante toda la madrugada. Nos quedaban algo menos de 60
kilómetros a Santiago de Compostela, estábamos estupendos y las ilusiones de
caminar como las del primer día.
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Camino a Donsión |
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Entrada en Donsión |
Nuestras flechas nos llevaba por
una pista asfaltada que en otro momento nos haría acelerar la marcha, pero que
nosotros la pausábamos como no queriendo terminar pronto. Así quedaron atrás la
Estación de tren de Lalín y Botos. En nada, un bonito cruceiro y la iglesia de
Santa Baia, nos dice que llegamos a Donsión. Mientras Pedro se quitaba un chino
intruso de su bota, recapitulaba sobre lo caminado hasta ahora. Mezcla de zonas
arboladas, cruces de carretera y de autovía y zonas más despejadas que hacía
ver un paisaje con nubes bajas desperezándose y un rocío que se resistía a
desaparecer de la vegetación que nos rodeaba. A la salida de Donsión, una obra
en construcción y su cartel nos anunciaba la apertura de un “albergue turístico
y restaurante rústico”. Quizás para otra vez lo veamos terminado.
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Entre Donsión y el puente de Taboada |
Llegábamos a A Laxe y la
experiencia de mi compañero de caminos hizo que continuáramos por el arcén de
la carretera en lugar de entrar en la localidad. No merecía la pena dar el
rodeo para que nos devolviera al primer lugar de nuestro avituallamiento. La
hija de María José primero y ella después, nos daban un poco de charla en su
restaurante de cocina gallega, donde nos tomamos nuestros zumos
correspondientes. Buena conversación, buen descanso y a arrancar de nuevo.
Teníamos cumplidos nuestros primeros diez kilómetros.
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Entre Donsión y el puente de Taboada |
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Puente de Taboada |
Caminar raro a partir de entonces
donde salías de la carretera para evitarla y después volvías a ella. Zona para
recordar poco, hasta llegar el desvío a un camino de piedras que nos llevaba a
cruzar el río Deza ayudados de una construcción del siglo X que sigue todavía
como el primer día: El puente de Taboada. Pedro me señala una pequeña entrada
lateral antes del puente y por allí me meto para bajar a la orilla y admirar desde
su base la magnificencia de su construcción. Después de las fotos y videos
correspondientes, empezar a subir por ese estrecho camino de piedras, donde la
pequeña vegetación, que salía entre ellas, estaba vencida de la torrentera de
agua que tendría que haber caído por la lluvia del día anterior.
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Iglesia de Santiago en Taboada |
Salir a la carretera y cruzarla,
aunque las flechas nos llevaran por el arcén hacia la izquierda. Al otro lado
estaba la iglesia de Santiago de Taboada, con su cruceiro de presentación y
sarcófago de piedra a su lado. Según he leído por ahí, en uno de sus lados
aparece hecho un agujero, porque se entiende que fue utilizado como abrevadero.
Allí sigue lo que en el Medievo albergó a un difunto, después para dar de beber
al ganado y luego como distracción a turistas y peregrinos.
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38,432 Kilómetros a Santiago |
Después de eso, retomar esa
tierra, esos muretes y esa arboleda que llenan los pulmones de oxigeno y de relajación
al corazón y a la mente. A la salida de ese paraíso se
abrían las puertas de Silleda, donde tuvimos nuestro segundo avituallamiento
del día. Continuar entre sus calles para salir a la nacional hasta la enorme
fábrica de Nudesa, con numerosos tráilers que hacían cola para cargar piensos
para su transporte.
Poco más que contar del resto de
la jornada. Carretera y pistas se turnaban para llevarnos a Bandeira. A unos
dos kilómetros de nuestra meta, tenemos que tirar de capote. Mucho nos respetó
la lluvia en estos dos últimos días y el final de nuestra etapa sería pasada
por agua. La recompensa en el bar Atly con unas lentejas en su menú y una 1906 bien fría,
que nos recobró todas las fuerzas perdidas en el día. De postre un orujo de
caña tostada cumplió la función de dar por concluido ese día peregrino del 22
de junio de 2022 y que me supo a gloria.
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En algún lugar de la jornada caminera de hoy |
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