De Guillermo Rodríguez Bernal

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Arucas, el Cenobio de Valerón, Guía, Galdar, una princesa y un rey guanche.

S Juan
San Juan Bautista en Arucas
Decididos a conocer Gran Canaria nos lanzamos a la parte más alejada de donde nos alojábamos. Había que cruzar toda la isla para llegar a la costa norte, cargada de unos atractivos turísticos que estábamos a punto de descubrir. Eran nuestras vacaciones de 2010 y nuestro coche de alquiler tenía gasolina para recorrerla en todos esos puntos que traíamos fijados desde casa. Fue Arucas la elegida para arrancar la ruta del día y no podíamos haber empezado mejor.

Cristo Yacente
Cristo Yacente en San Juan Bautista en Arucas
Buen aparcamiento el que nos recibía en el centro de la población a espaldas de nuestra primera visita. Impresiona ver la Iglesia de San Juan Bautista en aquel trocito de mundo. Del color de la piedra que nace de las entrañas de aquella isla, fue terminada en la década de los
Aherucas
Bodegas Aherucas
setenta. Frente a ella, dándole más majestuosidad si cabe, la plaza de San Juan que hace que veamos al edificio como si de catedral se tratara.

Después caminar por León y Castillo. Calle peatonal cargada de esos colores que dan tanta luz a las calles canarias y que nunca te cansas de verlas. Todo para llegar al parque municipal y terminar ese caminar entre dragos y esculturas de todo tipo. Pero Arucas tenía algo más que mostrarnos. Ciudad dedicada a lo largo de su historia a la caña de azúcar, aloja entre sus vecinos a las bodegas Arehucas. Buena la visita guiada que nos proporcionaron sobre la fabricación del ron-miel, licor canario por excelencia.

Cenobio de Valerón
Cenobio de Valerón
La GC-2 nos llevaba por toda la costa hasta un lugar muy particular. El Cenobio de Valerón. Se trata de más de 350 oquedades hechos en la roca para almacenar grano. De casi un siglo de antigüedad, los aborígenes lo crearon a base de pico de piedra. Curioso es que en tiempos se creía que eran habitáculos donde sacerdotisas velaban por las muchachas prometidas de la clase alta de por allí, de ahí el nombre de Cenobio. No fue hasta que en el siglo pasado se ve la semejanza con algunos graneros erigidos en el norte de África con las mismas características.

Sta M de Guía
Santa María de Guía
Apuntábamos al final de la ruta, pero antes paramos de camino en Guía para ver la iglesia de Santa María de Guía. Pequeña población y gran edificio el que alberga, con una acogedora plaza frente a ella. Poco más que ver de una población que se dedica más a la tierra y al ganado que al turismo, a pesar de contar su casco histórico con la denominación monumento histórico-artístico nacional. Para degustar sus papas y su típico queso de flor.

Gáldar
Santiago de los Caballeros en Gáldar
Nada más quedaba llegar a Gáldar, y nada menos. Nos adentrábamos en ella dejando a un lado la montaña de Guía, que alberga “La cueva de Sansón”, visita que dejaríamos para otra ocasión por falta de tiempo. Con el coche ya aparcado, sólo hubo que seguir flechas amarillas. Ellas nos llevaron, por calles populosas y con mucha vida, hasta su corazón en la iglesia de Santiago de los Caballeros. Es el fin de ese Camino de Santiago particular canario que nace en Maspalomas y que allí acaba. Ya me pasé en su momento por la oficina de turismo para informarme. Estaban pendiente de la publicación de una guía que me mandarían a casa pero que nunca llego. La primera visita fue su majestuosa iglesia. Al tratarse de año santo, estaba habilitada la entrada por la Puerta Santa. Impresiona por fuera y por dentro, con una imagen de un Santiago Matamoros sencillo que formaría parte del álbum del amigo Armand, peregrino y coleccionista de imágenes del apóstol.

Arminda y Thenesor
Arminda y Thenesor
Retomando la ciudad, quedaba por ver la Cueva Pintada, nuestro segundo hito aborigen importante de la isla visto en esta ruta. Yacimiento arqueológico de una residencia aborigen con unas pinturas, según los entendidos en la materia, realizadas con unas técnicas muy depuradas. Ya en la calle, encontrarnos con dos personajes que forman parte de aquella ciudad, una en formato de bronce y otro de piedra. De bronce Arminda, princesa del reino de Gáldar. Al morir su padre el reino es ocupado por su tío. De piedra Thenesor, rey de Gáldar y tío de Arminda. Cuenta la historia que, tras la conquista de los españoles de la isla, Arminda es entregada a Pedro de Vera que la bautiza con el nombre de Catalina. Thenesor pierde su reino en la conquista y ayuda a los españoles en la conquista del resto de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Fue bautizado tomando por nombre Fernando, por su padrino rey de parte de las Españas.

Puerto Agaete
Desde Puerto de Agaete dirección sur
Quedaba volver al sur y la elección era buscar Agaete y seguir por carretera por la cornisa oeste de la isla. Carretera que combina acantilados e interior con las vistas más bonitas de la costa de aquella isla canaria.



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