Albergue de Calzadilla de Tera |
Hoy sólo unos 23 kilómetros unían las poblaciones de origen
y destino. Al igual que en el pueblo
anterior, el supermercado de Calzadilla nos avitualló para la cena y el
desayuno de arranque de esta nuestra tercera etapa del Camino Sanabrés. Salimos
a caminar a las siete menos cuarto, dejando a la pareja de holandeses con los
que compartíamos albergue, durmiendo en sus cómodas camas. Fresca mañana al
igual que las anteriores y el día anterior tuvimos la precaución de echar un
vistazo a la salida del pueblo, que tendría hoy nuestra jornada. A diferencia
de otras jornadas, ningún peregrino durante toda la etapa, tan sólo un grupo de
bicigrinos a la altura de Villar de Farfón.
Olleros de Tera |
Presa del embalse de Ntra Sra de Agavanzal |
Una piedra en el Camino |
Camino a Villar de Farfón junto al embalse |
Empezamos a dejar el embalse que forma el Tera en esa zona y
la armonía que produce tal cantidad de agua y tanto verde alrededor. Llegar a
Villar de Farfón y entrar en las denominadas “Tierras de Sanabria”. En nada de
tiempo entrábamos en Rionegro del Puente, cruzando el río que da nombre al
pueblo. Es cierto, tiene sus aguas negras, y si no
lo son lo aparentan. Pedro
sabía donde vivía el cura del pueblo y éste, con su pausado caminar, nos sello
nuestras credenciales. Después, el desayuno. Ha sido el primer bar de mis
caminos donde no tenían tostadora. Lo único que sugirió, el que atendía la
barra, era que probáramos las magdalenas del pueblo o unas barras de pan recién
sacadas del horno. Optamos por las dos opciones, por si acaso. No podéis
imaginar el trabajo que cuesta refregar el ajo sobre un pan sin tostar. Al
final, con un cuchillo picamos el ajo y lo polvoreamos por encima. No voy a
decir que es la peor tostada que he comido nunca, porque el pan no estaba
tostado, pero somos peregrinos y estamos hechos a todo.
Rionegro del Puente |
A partir de ahí, salir del pueblo y cruzar la autovía llamada de “Las
rías bajas”. A pesar del feo paisaje que da caminar a la par de a la A 52, nada mas por el nombre que
lleva la trazada, merecía la pena. Ya sentíamos Galicia. Pista amplia hasta
Mombuey con el único encuentro de un escorpión acostumbrado al paso de
peregrinos a Santiago. Llegada al pueblo, con la colocación del sello oportuno.
Mombuey |
vaya vaya que sorpresa de relato y recuerdos.... como me maravillaría yo.... Gracias Willy los hechos que vuelven son de lo mejor que se encuentra uno al paso del tiempo... Un fuerte abrazo amigo...
ResponderEliminarGracias Pedro
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