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Ruta de los Nacientes de Marcos y Cordero |
No creíamos que aquel taxi de
nueve plazas nos llevara sanos y salvos a nuestro destino. El taxista amenizaba
el recorrido de manera magistral, con un monologo que tocaba todos los palos y,
en cierto modo, evito los miedos de aquel largo y tortuoso camino que discurría
sin dar tregua entre estrecheces, desniveles, barro, piedras y grietas. Nunca
pegué más tumbos en un coche que en aquella ocasión. Todo lo tenía controlado
aquel mago del volante que metía aquel coche por donde parecía imposible,
mientras nos contaba lo poco que le duraban haciendo esos trayectos. Normal. Al
bajarnos, todo
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Lo complicado pasados los túneles |
daba vueltas todavía, teniendo ya los pies en el suelo. Nada
mejor que ponernos a caminar por una de las más famosas rutas de senderismo de
la isla de la Palma, la que nos llevaba de los nacientes de Marcos y Cordero al centro de visitantes de la Cascada de los Tilos.
Camino para recordar. Aquel lado
este de la isla era lo más selvático de toda ella. La altura hacía estancar las
nubes y que el agua no faltara nunca en aquella vertiente. De hecho, fue la
protagonista durante el tiempo que estuvimos caminando. Por un lado, atravesar
sus 13 túneles, aunque recuerdo que conté 14, que en su día fueron de servicio
y que siguen ayudando a la canalización de toda el agua recogida en aquella
ladera al servicio de la isla. Túneles
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Mirador del Espigón Atravesado |
que obligaban a llevar algo de
protección en la cabeza por las continuas “calabazadas” que nos dábamos sin
querer. Por el otro, el verdor que todo lo inundaba en aquellas zonas altas por
la que caminábamos. Solitario camino al principio hasta bastantes kilómetros
después en que llegábamos al mirador del Espigón Atravesado, donde empezábamos
a encontrarnos con los que subían provenientes del Centro de Visitantes. Una
vez abajo, acercarnos a una de las cascadas más altas y bellas de toda la isla
y probablemente del resto de las Canarias: La cascada de los Tilos. Todo un
vergel de una zona declarada Reserva Mundial de la Biosfera y Patrimonio de la
Unesco.
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Camino y Cascada de los Tilos en buena compañía |
A partir de ahí fue el descubrir
de esa única parte de la isla que nos quedaba pendiente. Para el nordeste de la
Palma contamos de nuevo con la compañía de nuestros amigos Ana y Norberto, que
nos guiaron buscando siempre la intención de no dejar escapar nada de su tierra
que pudiéramos dejar sin ver.
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Piscinas de La Fajana |
Arrancamos en el mirador del
Jardín de las Hesperides, con las magníficas vistas del barranco de la Galga, que
cuenta con una de las rutas de senderismo que quedaron pendiente para otra
ocasión. Representa el agradecimiento a los pueblos romano y cartaginés que
llamaron a la isla Junania, en honor a la diosa Juno, también conocida como
Hera.
Y continuamos hasta arriba del
todo, para darnos un buen baño en una de esas magnificas piscinas naturales que
tiene la isla. Las piscinas de la Fajana están en un precioso enclave entre
rocas. Todo un placer nadar junto al mar o simplemente tener los pies en agua
mientras los peces te los pellizcan continuamente.
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Desde el Parque Recreativo de la Laguna de Barlovento |
No dejamos de ver y de dar un
buen paseo por el Parque Recreativo de la Laguna de Barlovento. Pegado al
barranco de El Gato, zona de descanso del que gusta pasar un buen día de campo
o de estar unos días allí en su zona de acampada. A la salida, comer cerca en
el restaurante La Pradera, donde lo que más recuerdo es el postre. La primera
vez que probé “el príncipe Alberto”, como recomendación de mis cicerones
particulares y postre típico por excelencia de la isla.
Un poco más al este, a modo de
digestión después de la comida, pasear y conocer San Andrés. Para mí el pueblo
más bonito de toda la isla. Casas con fachadas de colores
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Casas de San Andrés |
poblándolo, grandes
adoquines para circular por sus calles y tanto la iglesia de San Andrés como la
plaza que la circunda del mismo nombre, en el centro de todo aquel monumento a
la tranquilidad y el buen vivir que tienen sus gentes. Sin que le falte a poca
distancia los baños en el Charco Azul, otra de esas piscinas naturales de la
isla y, a la postre, la que más fama cosecha, a pesar de gustarme a mí más
aquellas de La Fajana. Y por tenerlo todo, dentro de su término, el viaducto de
los Tilos. Es el puente más largo de España de un solo arco y que ayuda a
cruzar el barranco del Agua.
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