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Empezando a comer en Penny Lane |
En Penny Lane llegó la hora de la
comida. Creo que “The Wine Bar” era el único sitio que estaba abierto, pero fue
estupendo. Buen precio, mucha variedad de cosas para comer y un ambiente
Beatles único hasta entonces. Disfrutamos mucho de aquel lugar. Fotos por todos
lados, un cuadro con el registro de los nacimientos de los four fab y un bombo
en alto con las letras “The Beatles”, que a saber si realmente fueron de ellos
o no. Pegados al ventanal que daba a la calle, nos despachamos a gusto probando
de todo lo que por allí había y hablando de lo bien que estaba saliendo todo en
esa mañana. Llega un momento, no recuerdo si Daniel o Paco, que ven pasar un
autobús. Era el de los turistas que hacía un recorrido a precio de oro por los
lugares Beatles y sin enseñar ni una tercera parte de lo que estábamos viviendo
nosotros. Tenía por nombre el del autobús de la película “Magical Mystery Tour”.
Corriendo para buscar la cámara para hacerle alguna foto antes que se fuera,
mientras los del bus nos retrataban a nosotros. Se veían desde aquel bar las
carcajadas de lo que allí iban, viendo a cuatro tíos buscando cámaras
estrepitosamente, cuando los que estábamos en el lugar mítico éramos nosotros.
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Esperando la comida |
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Pues eso dirían, vamos a pintarlos que se los llevan |
Después de comer, nos recorrimos Penny
Lane de cabo a rabo. Al final de ella, sobre un muro de piedra, el ayuntamiento
tiene pintada la placa que da nombre a la calle porque se llevaban las que
habitualmente ponían. Allí nos hicimos nuestra foto, colocando el trípode en la
acera de enfrente. Al abandonar Penny Lane hacernos una foto en su paso de
peatones, emulando la portada de Abbey Road y creyéndonos en Londres. Tardaba
en saltar el automático de la cámara de Paco con el consiguiente enojo de los
coches que esperaban nuestra gansería. Salir de aquella mítica calle Beatles y
toparnos con la barbería Tony Slavin, aquella que Paul decía que allí “hay un
barbero enseñando las fotografías de todas las cabezas que ha tenido el gusto
de conocer”.
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Casa natal de Harrison en Arnold Grove |
Nuestro paso siguiente ella
llegar a Arnold Grove. En el número 12 estaba la casa natal de Harrison.
Ninguna señal, placa o algo parecido marcaba el lugar. Dato curioso es que del
número 10 un niño jugaba a la pelota con su padre con una camiseta del
Barcelona. El hombre señalaba la puerta, asentía con la cabeza y nos decía: “George,
George”, a la vez que sonreía. Así continuamos nuestro trayecto, esta vez buscando
el lugar de nacimiento de John en Oxford Street, relativamente cerca de allí.
Fue nuestro primer fracaso, había bastantes calles con ese nombre y esa que
teníamos marcada no era. El ánimo de todo lo visto hasta ahora no menoscabó esa
desilusión.
En principio la ruta estaba
prevista hasta ese punto, pero estábamos tan bien y era todavía tan temprano
que decidimos dar un salto importante, llegar de golpe bastante lejos, al club
Casbah. Ese club era propiedad en tiempos Beatles de Mona Best, madre del primer
batería beatle Pete Best y motivo por el que era precisamente batería de la
banda creada por John. Lennon decía que teniendo a Pete en plantilla no les
faltaría lugar para tocar y con lo guapote que era, chicas tampoco. Como ese
día el duende y la magia estaba con nosotros, al volver la esquina nos topamos
con una parada de autobús. Repasando el itinerario, llegaba a salir a Queens
Drive y nos dejaba a dos pasos (que luego fueron algunos más por equivocación)
de Hayman’s Green. Creo que no había nada que pudiera fallar ese día.
Montarnos en un bus abarrotado, mis amigos me ayudaban a orientarme diciéndome los
nombres de las calles que íbamos pasando y yo localizándolas en el mapa hasta
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Club Casbah |
llegar al punto exacto. Atravesamos en un momento media ciudad de Liverpool. Al
caminar esa envidia sana que siempre le nace a José Manuel por varios campos de
futbol con césped natural. “Quien lo hubiera cogido de niño”, se decía mientras
seguíamos caminando.
Ya en las cercanías un pub se
veía bastante animado, bendita equivocación que nos hizo pasar por su puerta. Estaba
en un cruce pero tenía un aparcamiento propio abarrotado de coches. Entramos a
tomarnos unas cervezas y por poco nos quedamos allí toda la noche. No he visto
un local más lleno de gente nunca. Televisores por todos lados retransmitían el
partido de futbol Turquía-Inglaterra, clasificatorio para la europoca de 2004.
Aunque quedara 0-0 y Beckham fallara un penalti pitado por Collina, el ambiente
era estupendo. Ingleses con sus bufandas y camisetas alentando a su selección y
viviendo el partido con
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Alguien se llevó una plaquita "Cuidado con la cabeza" |
una pasión enorme. Era como estar en el campo. Salimos
casi sordos del local pero con una vivencia única. Anochecía en Liverpool y nos
fuimos directos al Casbah.
En aquella sombría calle, la
cancela de entrada estaba abierta. Dudo que siguiera como local de conciertos,
porque se veía como vivienda principalmente. Una placa en la parte trasera
hacía mención a lo que fue y una cuba de poda tenía unos focos viejos allí
tirados. A saber lo que iluminaron años atrás. Estuvimos el tiempo justo, porque
lo veíamos como un allanamiento a una finca particular. Volviendo sobre
nuestros pasos, nos paramos en una parada de autobús cercana con itinerario al
centro de Liverpool. Era momento de volver, la noche se hacía más cerrada y
empezaba a lloviznar.
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Pasión de España, se leía en aquellos botellines de importación de la Cruzcampo. |
De vuelta al centro llama la
atención un lugar de comidas. “La Tasca” ofrecía comida y tapas españolas.
Desde ensaladilla rusa hasta botellines de la Cruzcampo de importación. Por
entonces la cerveza sevillana no estaba ni muy extendida por el resto de España
como ahora,
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Guitarrista en "The Grapes" |
imaginaros encontrárnosla allí. Curioso como la música que
ambientaba el local era mexicana. Bueno, se perdona, al menos el camarero era
de Valladolid. El resto de la noche no salimos de Mathew Street. Desde “The
Grapes”, aquel local donde los Beatles se tomaban las cervezas antes de cada
actuación, por ser el único autorizado por entonces para dispensar bebidas
alcoholicas, y donde un señor y su armónica hizo un repertorio concatenado de canciones
de los Beatles. Pasando por el pub Cavern, repleto de gente, con guitarras
donadas por Paul y contratos firmados por ellos a principios de los sesenta.
Sin dejar atrás el mítico Cavern Club, con cola en una puerta salvaguardada por
dos señores enormes, bajando todos sus escalones, con esos ladrillos rojos y
aquel escenario que tantas veces vimos en fotos. Y donde acabamos la jornada, en
el Flanagan’s Apple, con un sótano con una música en directo de rock actual,
fuerte y que te hacía pegar saltos a pesar de la jornada que llevábamos.
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De recogida por las calles de Liverpool |
No recuerdo que hora era, pero de
madrugada un señor del local se puso a vociferaba algo que entendíamos que nos
fuéramos que estaban cerrando. A pesar de eso nos sirvieron una última pinta. En
la puerta de cada sitio, un bobbie prohibía la entrada de nuevo al local. Los
taxis no paraban de recoger gente. El camino de vuelta al hotel fue un
recordatorio de todo lo disfrutado ese día. No pudo ser más intenso en todos
los sentidos e inimaginable al principio de aquella jornada del sábado 11 de
octubre. Daniel y yo, en la habitación para acostarnos miramos la hora, eran
las tres y media de la mañana. Estábamos reventados y dormimos en la gloria.
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Bajo autografiado por Paul en el Pub Cavern y bombo en el Wine Bar de Penny Lane |
Pincha aquí para "Liverpool.- El inicio de una aventura antes soñada."
Pincha aquí para "Liverpool.- Barrio de Woolton, Allerton, Penny Lane, el Club Casbah y algunas cervezas (1ª parte)."
Pincha aquí para "Liverpool. Albert Dock, The Beatles Story, el Jacaranda y Mattew Street (1ª Parte)."
Pincha aquí para "Liverpool. Albert Dock, The Beatles Story, el Jacaranda y Mattew Street (2ª Parte)."
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