Pasada A Venda da Teresa |
Buen sueño, el disfrutado en el albergue de A Gudiña. Nos
levantamos temprano y dimos cuenta del desayuno del que nos avituallamos el día
anterior Charo y yo. Cada uno a su aire. Al igual que la salida. El que fue
terminando fue saliendo, en una jornada de la que nos separaban unos 35
kilómetros de nuestra meta en Laza. Antes que partiéramos Helenio, Raúl y yo,
comprobé que todos estaban ya levantados y con ganas de empezar nuestra empresa
de hoy. El cielo oscuro, sin estrellas, era temprano y no había amanecido,
aunque el uso de linternas para no tropezar no duró mucho tiempo. Mi temor era,
la molestia del aductor con la que llegue el día anterior, y que desde primera
hora parecía indicarme que estaba ahí. Salimos los primeros y llegados a las
primeras calles de A Venda do Espiño empecé a despegarme de mis dos compañeros
de esa mañana. Me encontraba muy bien, el trazado era cómodo, la niebla espesa
y las ganas muchas.
A Venda da Capela |
Sólo, continué pasando por pueblos casi despoblados. De
todas formas, y a pesar de las lluvias de días anteriores, un suelo firme y con
total ausencia de barro. Perfecto para caminar y el aductor estaba respondiendo
muy bien. Con el paso tranquilo, pero constante, llegue a uno de los puntos
naturales más bellos de lo que llevábamos de Sanabrés y de toda la Vía de la Plata. Las vista desde
lo alto de la montaña del embalse de As Portas formado por el río Camba. Ahora
mismo, mi única pena es no poder ser un buen narrador para poder explicar el
colorido y la grandeza del verde de las montañas orensanas, el azul de las
aguas embalsadas y el blanco de la niebla todavía presente en este amanecer en
el Camino que nos llevaba a Santiago. Minutos en los que te sientes afortunado
de poder gozar de tanta grandiosidad a todo mi alrededor y pidiendo que el
Camino se alargue todo lo posible para no perder de vista esta increíble
hermosura disfrutada en soledad.
Embalse As Portas |
Fuente en Portocampa |
Cruz de Portocampa |
Camino a Laza |
Tarde armoniosa en el bar La
Picota , con nuestro nuevo amigo en el grupo, ya de forma
estable. Paul Venne, que se unía para continuar hasta el mismo Santiago. La
única contrariedad de no contar con Charo y Jorge que decidieron quedarse a
dormir en el albergue de Campobecerros. Todos felices y contentos a la espera
de la siguiente jornada de nuestro Camino.
En muchas ocasiones, para una conversación y una cerveza sólo hace falta un rincón como éste de La Picota |
Buenos recuerdos y lugares para retornar por ellos, por mi parte así lo espero este año.... Abrazos Willy
ResponderEliminarBuenos recuerdos y lugares para retornar por ellos, por mi parte así lo espero este año.... Abrazos Willy
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