Como tenía por costumbre, Ella se
lavaba la cara y se medio acicalaba el pelo antes que amaneciera. El albergue
de A Gudiña parecía más sombrío que nunca, la noche era muy cerrada y, al
parecer, algún problema habría con aquella farola que siempre dejaba entrar algo
de luz a través de una de las ventanas y que esa noche no hizo. Con el móvil a
modo de candil, Ella empezó a bajar la escalera todavía soñolienta y tambaleante
y enfocaba a la puerta tratando de buscar la llave que alumbrara el comedor.
En la cocina, con su lámpara frontal sobre la mesa, Él terminaba de fregar la
taza de café que se acababa de tomar y observaba a la chica como se terminaba
de ajustar su mochila y buscaba su bordón para salir a caminar. Deseos de buen camino
de una sonriente Ella y de un aparente cabizbajo Él.
Aquellos recuerdos de lugares donde estuve, redactados con el deseo de algún día volver.
De Guillermo Rodríguez Bernal
jueves, 22 de septiembre de 2016
lunes, 5 de septiembre de 2016
Málaga.- Frigiliana, Nerja, Torrox, Competa, Velez-Málaga y un paseo pasado por agua.
Axarquía |
Verde montaña, azul mar y
pequeñas perlas blancas eran la luz que me alumbraba aquella mañana de ese mes
agosto que empezaba a apagarse. No creo recordar nada igual como despertar en este
trozo de mundo que es la Axarquía malagueña y con el Mediterráneo en la lejanía,
dando brillo a la Costa del Sol. Todo
preparado para comenzar mi ruta, desperezándome y con la intención de conocer
parte de esta comarca andaluza de la que tanto oí hablar y que sólo de paso
disfruté.
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