Temprano nos levantamos aquella agradable
y fresca mañana de mediados de octubre de 2009. Afrontaríamos unos 33
kilómetros que separaban Baños de Montemayor de Fuenterroble de Salvatierra en la Vía de la Plata. Sabíamos que la etapa
era dura y su comienzo nos pondría a prueba inmediatamente. Subíamos el puerto
de Béjar, dejando atrás Extremadura y comenzando el Camino por tierras
salmantinas. Helenio y yo, con caminar silencioso y cabeza baja, dejamos atrás
el primer tramo de calzada romana del siglo XX y bajo nuestros pies aparecía la
auténtica vía que los romanos utilizaban para unir Emerita Augusta con Asturicam
Augusta. Las luces de la autovía, bastante lejos a nuestra izquierda, nos
indicaba lo que tendríamos que subir para alcanzar el alto. Ese primer do de
pecho fue culminado mejor de lo que se esperaba, inmediatamente amaneció y ya
estábamos en la cumbre. Tiempo del primer trago de agua y de unas fotos. Caras
sonrientes las nuestras por ese buen comienzo, mientras una chica alemana,
callada y constante, nos daba los buenos días y continuaba con su caminar rápido
y marcial.